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Hanahaki.
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El pensamiento de que un día llegaría a casa y encontraría a mi madre rodeada de sangre con flores saliendo de su boca me había llenado de pesadillas desde que había escuchado de mi muy arrugado padre acerca de la enfermedad de Hanahaki.

Mi padre cansado de la situación nos había abandonado al día siguiente de que me contara por qué mi madre era así, él estaba destrozado de soportar la miseria de ser un reemplazo de un amor perdido. No lo culpaba, su abandono había sido hecho en pro a su felicidad y eso valía mucho para mí, él era valiente por alejarse de la mierda.

Vergonzoso, no había otra forma de describir el que todos supieran que mi madre padecía de Hanahaki, y que, contra todo pronóstico, había sobrevivido con él por años hasta poder engañarse así misma cansándose con un hombre que nunca amo y procreando un hijo.

Le debía dar puntos a esa mujer por el intento de continuar pero le restaba el doble al hacerlo de una manera tan estúpida.

A ella no le gustaba hablar mucho sobre su enfermedad, todos estábamos consciente de ella pero aun así ella se rehusaba a hacer algo al respecto, tenías que sacarle la verdad casi a punta de cuchillo y mi abuela, mi pobre abuela, intento ayudar pero al notar que eso no servía se alejó dejándome sin apoyo.

La peor parte me la llevaba yo, había nacido de una mujer con Hanahaki, las burlas y miradas raras de mis compañeros eran algo muy común, suponía que los rechazos en la familia Byun debían ser de herencia porque ningún compañero quiso acercarse más después de que soltara la lengua con un compañero y este fuera a avisarle a otros con cara de asco.

Nadie quería juntarse con una persona con Hanahaki, muchos creían que era contagiosa por tocar a la persona con la enfermedad, la ignorancia estaba al día y la información relacionada a ella igual lamentablemente, la muestra era mi madre y yo.

Ninguna mujer había podido vivir lo suficiente para tener un hijo, nadie sabía cómo había pasado ni las consecuencias que me traía a mí.

Aunque yo si tenía mis conocimientos, lo peor era tener la sensación de querer confesarme en todo momento. No lo entendía pero me di cuenta de que debía ser una consecuencia de la enfermedad de mi madre, constantemente la idea rodaba por mi cabeza confundiéndome ¿Me gustaba esa persona? ¿La conozco? ¿Si no la conozco porque quiero confesarme? Los momentos de confusión eran constantes y no pasaba ni un día donde no me confesara a alguien, era tan necesario para mi cuerpo como respirar y comer.

Pero no decía nada, servicios sociales me alejarían de mi madre y me llevarían a examinar, años y años sin ir al médico a reportar mis hallazgos solo me haría ver como un enemigo del progreso, me separarían de mi madre, yo me convertiría en un conejo de indias que explotar y mi madre obtendría una vida en algún centro psiquiátrico a esperar su muerte.

—Hoy lo recordé de nuevo BaekHyun ¿Crees que debería llamarlo?

—Uh, si, deberías —respondí ausente llevándome la cuchara a la boca.

La pobre mujer se volvía cada vez más loca. Había descubierto por mi abuela que el hombre que le causo la enfermedad se llamaba Seo DongChan, lo repetía a veces cuando dormía. Habían asistido a la misma escuela por seis años antes de que se separaran en la universidad, su amor no correspondido surgió en algún punto de ese tiempo y nunca había sido confesado de ninguna forma, mi madre había presentado los síntomas pero leves que al final fueron ignorados hasta el punto donde ya no los tenía.

La enfermedad no le hizo tanto daño físicamente pero mentalmente era otra cosa, decía locuras y se desorientaba fácilmente, no podía trabajar por lo que el gobierno nos ayudaba a veces por influencias de la abuela pero no ayudaba a por tratamiento psiquiátrico por lo que ella solo empeoraba cada día más pero no parecía que sucumbiría pronto.

I'm serious | Angstruary | ChanBaek, ChenMin y KrisTao | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora