Momoring~Sanashine

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Los apodos tiernos eran algo muy común entre las parejas que tienen un amor único

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Los apodos tiernos eran algo muy común entre las parejas que tienen un amor único. Momo y Sana no eran la excepción.

-Mapachito, quiero salir a dar un paseo.-Dijo la Omega haciendo un puchero

-Sanashine, no podemos salir, ¿Que tal si cuando salgas contraigas un resfriado?—Dijo la Alfa abrazando al Omega

-Voy a estar bien, soy una Omega demasiado fuerte.- Dijo Sana mientras de giraba y se cruzaba de brazos

-Mi amor, solo quiero que nada malo te pasé, ni a ti ni a mí cachorra.- Dijo Momo mientras volvía a abrazar a la Omega

—Ummmmm...—Sana hizo un sonidito para quejarse

Si algo a lo que Momo no podía negarse, era a los caprichos de la Omega. Siempre haría lo que fuera para hacer feliz a Sana.

-Está bien, salgamos un rato a tomar aire fresco.-Dijo Momo acariciando la cabellera de la Omega

Sana solamente sonrió y abrazo a la Alfa, amaba demasiado a Momo.

-Pero, ay ciertas condiciones que debes cumplir.-Momo hizo un puchero

-¿Ah?, ¿Condiciones?, Pero si solo vamos a ir a dar un paseo, eso es todo Melocotóncito.-Dijo Sana haciendo un puchero

—Si, pero yo también quiero poner mis condiciones. -Momo se volteo y se cruzó de brazos

-Está bien Momito, dime cuales son tus condiciones. -Dijo Sana acercándose para abrazar a la Alfa

Ambas amaban abrazarse, llenarse de besos y de mimos, cocinar y hablar juntas. Ambss amaban estar junto a la presencia del otra.

Por eso, Momo últimamente ha cancelado varias peleas y diversos contratos solo para cuidar de su Omega hinchadita.

A Momo le partía el corazón algunas veces tener que llegar y ver a su Omega preocupada por dónde estaría, incluso varias veces lo logro encontrar dentro de su armario o dentro de nidos que la Omega construía con la ropa de la Alfa.

Porque en su interior, sabía que su pequeña Omega se sentía sola y por eso buscaba de alguna forma tener el aroma de Momo cerca.

-Bien, tendrás que usar de mi ropa.-Dijo Momo haciendo un puchero mientras sus ceño se frunció levemente

-¿Solo eso?-Dijo la omega con una sonrisa

-También quiero mi dosis de mimos diaria.- Dijo la Alfa acercándose a la Omega

-Tú siempre vas a tener tú dosis de mimos diarios, cariño.-Sana se puso de puntitas y besó la mejilla de la Alfa

Momo se sonrojo y soltó una pequeña risita tímida, Sana era la única que hacía su pancita las mariposas fueran de lado a lado.

La Alfa estaba totalmente enamorada de esa Omega, y por eso ambas eran unas pequeñas bolitas de amor entre ellas.

Nadie imaginaria que aquella temida Alfa, era todo un amor con esa Omega. Después de todo era un amor tan puro y sincero.

Además de que en su interior crecía su pequeño cachorro, Momo se sentía feliz porque por fin tendría su propia familia. Iba a dar todo lo mejor de ella para criar a su cachorra y a su Omega.

Porque ambas se habían vuelto la prioridad de Momo, eran su todo, como Momo también era el todo de Sana.

Momo iba caminando por el gran parque de la ciudad junto a su Omega, quien con orgullo portaba una camisa y chaqueta de su Alfa.

Momo hacia principalmente eso por el dulce aroma de Sana, sabía lo que podía hacer ese aroma.

Era normal el instinto de un Alfa para proteger a su Omega en cinta, eso no era nada malo. Incluso a Sana le daba ternura ver a su querida Alfa ver fríamente a todo el que pasaba por en frente de ellas.

El aroma de un Omega en cinta puede ser demasiado atrayente para un Alfa, es por eso que Momo tuvo que poner sus ropas a la Omega.

Momo literalmente estaba a la defensiva, atento a que ningún Alfa descarado se le acercara con malas intenciones a la Omega.

Incluso en algo tan hermoso como el embarazo de un Omega, los Alfas aprovecharían está situación para aprovecharse de un Omega.

Momo era conciente de eso, por eso no se separaba de Sana, no quería que ningún Alfa asustara a su pequeña embarazada.

-momoring, ¿Me puedes comprar un helado?, Por favor, olvide mi billetera en casa, prometo devolverte el dinero cuando lleguemos.-Dijo Sana viendo el puesto de helados

-¿Que estás diciendo?, Mi amor, yo voy a gastar todo el dinero que tenga por ti. Porque debo cuidar de mi Omega y de mi cachorro.- Dijo Momo abrazando a la Omega.

-Pero Momoring, ya me siento todo una mantenida, parezco como si me aprovechará de tú fama y dinero.- Dijo la Omega cabizbaja

Momo sabía que era lo que tenía su Omega, más aparte de los antojos por el helado, sabía que estaba teniendo uno de sus cambios de humor.

Detecto eso por el aroma que desprendía su Omega, era algo triste, algunas veces Sana cambiaba de humor pero era levemente.

-Tú no eres ningúna mantenida ni ningúna aprovechada, eres mi Omega Minatozaki Sana. Yo, Hirai Momo, voy a cuidar y protegerte a ti a mi hijo. Dijo la Alfa dándole un corto beso en los labios a la Omega

La Omega se sonrojo e hizo un puchero, puchero el cual Momo beso.

---Ven mi amor, vamos a buscar el helado que desees.- Dijo Momo tomando la pequeña y suave mano de la Omega

Sana solo asintió y ambos caminaron hasta el puesto de helados.

Algunas personas veían atentas a aquella extraña pareja, una Alfa como Hirai Momo era de temer y respetar.

Una Omega como Minatozaki Sana era de mimar y dar muchos besitos.

Por eso era extraño ver a esa Alfa llena de tatuajes y músculos que resaltaban en sus prendas, caminar de la mano de aquella dulce y pequeña Omega de mejillas abultadas.

Pero no decían nada, algunos porque tenían miedo de recibir un golpe de la alfa. Otros porque les parecía tierno el hecho de que esa Alfa sea así de cariñosa con la Omega.

Ellas eran una pareja hermosa, y próximamente una familia llena de amor y felicidad.

Ellas eran una pareja hermosa, y próximamente una familia llena de amor y felicidad

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