no eres mi destino...

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La cabeza le punzaba en una migraña fatídica, cómo recordándole las estupideces que había cometido la anoche pasada. En cuánto las imágenes difusas en su mente se fueron aclarando y uniendo no pudo hacer otra cosas más que echarse a llorar. Pero no eran simples lágrimas, se trataba de lamentos, gritos y sollozos fuertes que le desgarraban la garganta. El alcohol en sus venas disminuyendo la sensación del dolor pero catalizando su profunda tristeza.

Ni que decir de su lobito, este se  había esfumado al mismo instante en que el lazo se había roto. Y le quemaba, le dolía y lo mataba el frío abrasador que lo consumía desde el cuello dónde algún día relució una marca preciosa, un símbolo de ese amor tan extraordinario que tuvo la dicha de experimentar. De eso solo quedaba polvo, ni siquiera cenizas, era una arenilla de desechos, se sentía cómo la vil basura, sin valor.

Un omega con un lazo roto era lo mismo que la nada.

No podía quitarse de encima la suciedad invisible que creía tener después de las miradas de lástima, de burla, de tristeza cuándo eso sucedió.

Cerró sus lindos ojos y se permitió respirar profundamente, tratando de capturar un poco de aire, queriendo dismuir la sensación de ahogamiento que lo acechaba.

Dió un vistazo a su alrededor y pudo divisar a unos metros a su alma gemela, aquel alfa de sonrisa gentil y ojos pacíficos. Con una sonrisa rota se acercó gateando hasta el rubio, quién al sentir su olor de melancolía se despertó con pereza, invitándolo con un gesto para que se acostara junto a él.

— ¿Cariño? Ven acá — acto seguido Jimin abrazó con fuerza a Jungkook, susurrándole palabras de consuelo y acariciando su cabello, instintivamente dejo salir sus feromonas logrando así tranquilizar aunque sea un poco a su mejor amigo —

— Mimi, me duele tanto, enserio que lo extraño y me mata querer estar con él después de lo que me hizo, no quiero sentirme así — logró expresar entre lamentos el omega al alfa que lo escuchaba atentamente.

— Lo sé amor, está bien que llores y que te sientas así, sabes que estaré hasta que te sientas mejor, puedes sacarlo todo, no lo retengas — le animó el rubio.

Así que eso hizo el omega, lloró.

Hasta que le dolieron los ojos y se sintió mareado por deshidratación, para finalmente quedar dormido nuevamente en la sala del alfa.

Jimin lo vio caer dormido, y solo entonces se permitió llorar y sacar la angustia enorme que lo carcomía, su lobo estaba vuelto loco, arañando con sus filosas garras su corazón y mente con el propósito de tomar el control de su cuerpo. El color de sus ojos cambiaba del café al rojo y así sucesivamente, en una pelea por el mando. El lobo quería desesperadamente consolar a su omega, marcarlo e ir a asesinar al alfa causante de su dolor.

Pero no se lo iba a permitir, por más que doliera, él nunca tomaría a Jungkook a la fuerza, sin importar si la diosa Luna los había unido, el omega simplemente no lo veía de esa forma y él estaba de acuerdo con eso, claro que sí...

No iba a arruinar su amistad y la única oportunidad que tenía de permanecer cerca de él, así sufriera en cada celo y los días a su lado fueran jodidamente complicados, lo amaba demasiado cómo para alejarse.

Con un suspiro de resignación se acercó al precioso omega cuya nariz y ojos estaban hinchados y rojizos, lo levantó con cuidado y lo llevó hasta la habitación de invitados que prontamente sería su habitación, ya que el omega le había pedido irse a vivir con él.
Lo colocó en el colchón y peinó sus mechones con delicadeza, admirando el rostro tranquilo de su otra mitad.

Se levantó asegurándose de cubrir su cuerpo con una manta y salió para seguidamente encerrarse en su habitación a llorar, le pesaba el alma con cada paso que daba.


¡No eres mi destino! | KTH+JJK | OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora