Capítulo 7

67 6 0
                                    


-Voy al baño, ahora regreso- les informé a todos.

Me levanté y me encamine hacia el baño de mi habitación, cuando abrí la puerta para salir me tropecé con un pecho firme, mire hacia arriba y unos ojos grises me devolvieron la mirada.

-Michael- dije mirándolo, tenía una mirada salvaje. Nunca lo había visto así.

Retrocedi unos pasos y estuve con la espalda en la puerta del baño. El cerró la distancia que nos separaba y me arrinconó entre la puerta y su cuerpo.

-Dejaste que otros hombres te vieran con este pedazo de tela, dejaste que te tocará- me susurro- dejaste que tocará lo que es mío- me quedé sin aire al escucharlo decir esas palabras- y yo no comparto Zoe, nadie puede tocarte, ni hacerte reír- dijo mientras pasaba sus manos por mis brazos- nadie excepto yo- dijo con tono firme- ¿sabes por qué? Porque eres mía – respondió sin dejar que contestara.

Y estampo sus labios con los mío con fuerza, quitándome el aliento, sus labios eran carnosos y suaves como un algodón de azúcar, solté un gemido y el aprovecho para meterme la lengua, cuando hizo contacto con la mía pensé que estaba en otra dimensión. Sus manos me apretaron fuerte la cintura. Empezó a besarme las mejillas, cuando nos faltaba el aire, solté un gemido cuando me beso justo debajo de la oreja, envolví mis brazos en su cuello para no caerme.

-Michael- gemí

Siguió besando, chupando y mordiendo mi cuello y clavícula, pensaba que me desmallaría en cualquier momento por lo excitada que estaba.  
  
De pronto se fue separando lentamente y apoyo su frente con la mía, nos quedamos viendo unos minutos recuperando la respiración, hasta que hablo.

-Me gustas mucho pequeña - dijo mirándome a los ojos - pero no puedo hacerte esto - dijo con tristeza - no puedo hacernos esto - repitió negando y saliendo de la habitación.

Me quede jadeando contra la puerta, ¡será imbécil, el tío!

Me refresque un poco la cara, baje y vi que los chicos se estaban yendo.

-¿Ya se van? - les pregunte con pena.

-Si, ya es tarde y vivimos un poco lejos de aquí- dijo Raúl- pero podemos quedar otro día- me dijo con una sonrisa.

-Nos encantaría- dijo Hannah- los acompaño a la puerta-

Cuando regreso me pregunto qué haríamos para cenar, como no tenía ganas de hacer nada le dije que pidiéramos pizza

-Estupendo, vosotros llaméis, mientras nosotras nos duchamos- les Hannah mando a Liam y Michael.

No mire, ni lo iba a mirar, ¿quién se crees que es para decirme que le gusto pero que no puede hacernos esto? Que se vaya a la mierda el chico gringo con su cuerpo perfecto y sus besos que te roban el aliento.

Me di una ducha caliente y larga, me puse el albornoz y cepillé el pelo, luego fui hacia el almario escogí un pantalón suelto y una blusa a juego sencillos para estar cómoda.

Cuando baje, ya Hannah estaba en el salón.

-Dentro 20min llegan las pizzas- me informo- los chicos están duchando. Tengo que admitir que me muero por entrar en la habitación de Liam y ahorrar un poco de agua, pero me he aguanto las ganas.

-Eres imposible- negué con la cabeza riendo.

Llamaron a la puerta y Hannah fue a buscar las pizzas. Fui a la cocina a esperarla, cuando Hannah regreso se me hacia la boca agua, se veían bien y olían de muerte.

Las llevé a la mesa, y ya estaban Michael y Liam, estábamos cenando y los únicos que hablaban eran Liam y Hannah. Michael tenía buena cara de enfado, ¿cómo puede estar enfadado cuando la que tenía que estar enfadada tenía que ser yo?

Mi chico gringoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora