cap 2

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-Me cago en mi puta madre- dice mientras coge su móvil de mala gana para mirar la hora. 5:44 marcaba, Harry nunca ponía las alarmas en para que terminen en 5 o 0, sabía que a la gente le daba coraje, pero a él le gustaba ese desorden. Cuando mira la hora se replantea volver a dormirse, total no tiene nada que hacer hoy y estaba teniendo un sueño agradable. No se acordaba muy bien del sueño, pero sabía que era agradable. Sobre una playa con olas, una arena fina, la risa de un hombre, el sol en su cara...

-JODER- gruñe cuando vuelve a sonar su móvil. Otra alarma, esta vez a las 5:52 y se oye a la voz de Siri decir -alarma de "TIENES QUE TRABAJAR VAGO DE MIERDA- Y de repente Harry se acuerda, abre los ojos de golpe y apaga el molesto sonido del IPhone. Se da las gracias por poner dos alarmas, se conocía bien y con una sola no se iba a despertar nunca. Hoy era su primer día de trabajo en el pueblo y tenía que arreglarse bien.

Ayer deshizo sus maletas y eligió que iba a ponerse, algo no muy formal pero que diese una buena impresión, sin dejar de lado su estilo. No sabía que ponerse, así que optó por unos pantalones pitillos, una camisa blanca con pequeños lunares negros y sus chelsea boots, que siempre usaba.

Miró el calendario de su móvil. El día del jueves tenía marcado un "llamar a Gemmita" así que eso le hizo animarse un poco y seguir con su preparación. Se colocó bien sus pulseras hechas a mano, que su hermana le enviaba desde donde estaba a su antigua casa de Holmes Chapel. Cómo la echaba de menos, a su familia entera, su hogar, el olor a casa, los besos de su madre. Se peinó un poco los rizos mientras se hacía su café y cuando se lo terminó, salió de su casa. "Hoy va a ser un buen día" pensó mientras cerraba la puerta de su casa y se metía las llaves en el bolsillo.

La pantalla de su móvil se encendió en una notificación de que le quedaba poca batería. Harry se asustó, no porque le escribiese alguien sino porque no quería perderse por el pueblo porque aunque era pequeño, el rizado tenía una muy mala orientación.

Al girar la esquina se fijó en esa casa, el tercero, que seguía teniendo las luces encendidas aunque ya había amanecido. Era raro, a lo mejor no vivía nadie allí, pensó, pero se sorprendió aún más al ver una silueta en la ventana de lo que parecía un dormitorio. Un pelo desordenado y la figura no muy alta de un hombre.

Entonces una chica rubia pasó por su lado rápidamente y se chocó con él murmurando un suave perdón. Se paró en el portal y llamó al telefonillo. Harry al darse cuenta de lo acosador que parecía mirando la escena empezó a andar con el google maps abierto hacia la panadería.

Llegó unos 5 minutos antes de y media y como no había nadie se sentó en el bordillo a esperar. No tuvo que hacerlo mucho cuando vio a Rose andando hacia él con una sonrisa. A Harry siempre le habían agradado mucho las personas mayores, y ella no era la excepción.

Le parecía admirable que después de tantas experiencias y años de vida todavía tenían para ofrecerte una sonrisa cariñosa por las mañanas, o estar dispuestas a hacerte unas croquetas que saben a gloria. Hablando de croquetas, Rose tenía un taper lleno de croquetas en la mano.

-Mira niño, ayer hice croquetas para mis nietos, y como dijiste que te habías mudado hace poco pensé que esto te haría falta- Dijo Rose entregándole el recipiente al ojiverde. Éste se quedó en su sitio y abrazó a la señora en frente suya.

-Muchas gracias Rose, es usted la mejor- Le agradeció Harry.

-Anda ya, si no es nada. Ahora basta de ñoñerías y ayúdame a levantar la persiana de la tienda.

Entre los dos la subieron y abrieron la tienda. Rose le explicó que ella estaría de dependienta y que él le ayudaría a reponer la vitrina y a mover las cosas pesadas. Y que si necesitaba cualquier cosa que lo avisaría. Un par de instrucciones después y Harry se puso el delantal que Rose le entregó listo para empezar a trabajar.

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2022 ⏰

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