Lluvia

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Las temporadas de lluvia ya habían comenzado, algunas casas alrededor de tu hogar eran afectadas por las torrenciales lluvias. Durante todo el día el cielo estuvo completamente nublado, las nubes cubrieron todo rastro de luz solar. El viento resoplaba con fuerza moviendo las ramas de los árboles haciéndolos golpear contra las ventanas de tu aula, llevaba las hojas por el aire sin patrón alguno. Las clases estaban por terminar, en tan solo cinco minutos la campana sonaría dejándote libre. Minutos antes de salir Raichi ya se encontraba fuera de tu salón esperando a que salieras.

Ser paciente no era una de sus virtudes. Movía su pie con impaciencia con sus brazos cruzados a la altura de su pecho recargando su peso en la pared detrás suya, esperando por ti. La campana cumplió su trabajo y sonó inundando toda la escuela indicando por fin el término del día. Los pasillos se aglomeraron de los cientos de alumnos saliendo. Guardaste tus cosas con rapidez para después acercarte a él.

- Hola Jing-. - Interrumpió arrebatando con brusquedad tu mochila para después colgársela él en su hombro libre depositando como compensación por el movimiento fuerte un beso en tu mejilla.

- Hola (N), andando; vi el noticiero esta mañana y dijeron que había mucha probabilidad de lluvia. Avanza rápido o te dejare atrás. - se detuvo dirigiendo su mirada a ti esperando a que acataras su orden. Seguiste su paso en cuanto se detuvo y lo retomaron juntos.

- ¿Qué tal tus clases?

- De la mierda, - demasiado directo. - el estúpido de Kuon de nuevo me copio en el examen de hoy, ese idiota me va a escuchar mañana. - arrugaba su entrecejo dejando en claro su frustración y enojo.

- Se lo hubieras dicho a tu profesor.

- No puedo, yo le copie a él la semana anterior, me delataría como el soplón que es. - fulminabas al peliblanco con la mirada por el hecho de hacer trampa en un examen. - Ey, no me mires así, debía aprobarlo o no podríamos salir este fin de semana. Valió la pena. Además, ese imbécil me quito mi lápiz.

- Pero escribiste tu nombre en el ¿verdad? ¿Y quién se cree el para hacerlo?

- Puse mío y con eso debió ser suficiente. Además, hice algo que hará que ese inútil me respete. - una gran sonrisa de abría paso por su rostro mientras miraba con determinación sin un punto fijo.

- Ya hablamos sobre esto Jin.

Las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer evitando tu regaño. No estaban ni a mitad del camino.

- Te lo dije, llovería esta tarde. Camina más rápido.

- Si no llegamos antes de que anochezca, mis padres te matan. Mi regaño para ti sigue pendiente.

- Debiste de haberlo pensado mejor si hubieras salido antes.

- La campana aun no sonaba, tonto. ¿No fue mi culpa que ese pedazo de metal tocara qué? ¿La hora exacta?

Entre dientes habló - estúpida campana. -

La lluvia cayó más rápido sobre ustedes, lo primordial era ahora buscar refugio y como cubrirse del agua. Ambos se quedaron debajo de unos cuantos árboles cerca del parque con hojas tan abundantes que lograban impedir un poco el paso de la lluvia a través de ellos.

Empapados y con el viento azotando contra ustedes comenzaste a tiritar del frío. Raichi notó esto. Bajo ambas mochilas de sus hombros y se quitó su sudadera para después dártela.

- Póntela. -el sonrojo en su rostro era más que evidente.

- ¿Qué hay de ti?

- Yo estaré bien, póntela no tengo frío.

Hiciste caso a su petición y te pusiste su sudadera. Su olor impregnado en la prenda hacia que inhalaras en repetidas ocasiones solo para poder sentir su fragancia rodeándote por completo era un deleite.

Cuando la lluvia había cesado ya un poco, retomaron su camino. Las gotas que caían eran demasiado gruesas, se sentía al escucharlas con claridad cuando impactaban contra el concreto. Solo ustedes dos caminando por las desoladas calles, además de la precipitación, sus pasos era lo único que podía escucharse. Los silencios con Raichi eran por lejos incómodos, podían desprender tranquilidad. El ver a Rachi sereno era un espectáculo visual.

El sol comenzaba ocultarse abriendo paso en el cielo una mezcla de colores desbordando alrededor y la fría noche. La paleta de colores llena de tonos cálidos con un clima torrencial como este eran tan desigual.

Deteniéndose ambos en un cruce peatonal, sus cuerpos empapados se hacían más notorios. La camisa blanca de Jingo comenzaba a pegarse a su físico. Una vez la luz dio paso al verde, tomó tu mano y las unió en un fuerte agarre para poder cruzar como si de una pequeña te trataras. Ninguno de los dos mencionó algo. Los detalles que llegaba a tener eran casi nulos y estropearlo diciendo algo no era opción.

- Te devolveré tu sudadera, no quiero que te resfríes.

- No tonta, quédatela y me la das mañana. No lo voy a volver a repetir. Ya casi llegamos.

Tu hogar ya podía verse, a pesar del clima, Raichi te acompaño hasta a puerta de tu casa. Estando frente a tu reja, bajo de su hombro tu mochila y te la entrego.

- Gracias Jin. - Lo tomaste del cuello de su camisa y depositaste un beso corto en sus labios. Los colores subieron de golpe desapareciendo la tez blanca remplazándola por un color bermellón por todo su rostro. Sin esperar una respuesta de su parte diste media vuelta para entrar, pero una fría mano te tomó por tu hombro y te giró con rapidez de vuelta a él. Sin posibilidad de procesar, estrello sus labios contra los tuyos convirtiéndolo en un beso desesperado, tierno y un poco posesivo. Mordió tu labio para abrir paso con su lengua a tu boca mientras que, con su diestra se enterraba en tus cabellos sin ser brusco, acercándote a el por el cuello para profundizarlo más. Todo mientras eran roseados por las gotas de lluvia que comenzaban a hacerse presentes de nuevo. Tu sonrojo estaba a flor de piel.

Al separarse, un largo hilo de saliva los unía.

- Nos vemos mañana, nena. Y no salgas tarde esta vez o te mato. - Antes de separarse, lamio la comisura de tus labios como último intento pícaro. Sin más, se fue dejándote fuera de tu casa con un torrencial de emociones aproximándose a ti.

Bonus

Ey (N), ¿sabes dónde está Raichi? -preguntaba un chico de gran estatura de mechas rubias. - Hoy tenemos un partido para el receso y no estaba en su salón.

- Hola Gagamaru, Jin se resfrió y no pudo venir.

- Que débil. - Kuon apareció detrás de Ginebra, al parecer estando al tanto de la situación.

- Kuon, que bueno que te veo. Raichi me pidió entregarte esto. - sacaste de una de tus bolsas lo que parecía ser una carta. - ¿Puedo leerla? Jin me dijo que no lo hiciera y la curiosidad me mata.

Cuando te vea voy a romperte las piernas. Dime Kuon ¿Qué tal tu viaje de regreso a casa? ¿arreglaste las llantas de tu bicicleta? Adivina con que las ponché, con el que era mí lápiz.

Cuídate, fue amenaza.

- Y bien ¿Qué dice? - Gagamaru agachó un poco su cabeza para tratar de leer el pedazo de papel. Expectantes solo notaron como Kuon se daba la vuelta y sin más, el castaño se fue arrugando la hoja en manos y maldiciendo a todo el que se cruzara en su camino dejando a Gagamaru y a ti con cierto desconcierto.

• Escenarios Jingo Raichi |Blue Lock|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora