⚘│Prólogo

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【La privacidad de una conversación

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Una azotea.

Era este un curioso y tranquilo escenario en donde dos jóvenes, ambos de diecisiete años, se encontraban frente a frente.

—Habla ya —pronuncia el más alto, impaciente, viendo al moreno delante de él, quien no podía ocultar sus nervios.

El chico, para calmar su respiración, suspiró —. Sé que suena raro, pero te cité aquí porque a mí... Me gusta alguien y necesito de tu ayuda, Killua.

No lo entendía del todo, por eso, el albino alzó una ceja.

—¿Acaso soy yo? Mira, Zushi, lo siento, pero-

—¡No! ¡No eres tú! —interrumpió con desesperación, aclaró su garganta y trató de no titubear —. Soy muy cobarde, supongo que lo notaste. A mí... M-me gusta tu amigo y quería saber si tenía pareja o... no.

Los ojos azules se abrieron en grande, tratando de descifrar alguna pista en su compañero.

—¿Te gusta Gon? —preguntó, mientras fingía indiferencia. El antes nombrado, que se escondía, sintió un violento estremecimiento recorrer su columna vertebral.

Sin embargo, el Freecss no era el único escondido; junto a él, un joven pelirrojo escuchaba la conversación privada de los menores.

Ambos habían visto al Zoldyck subir a la terraza después del chico de cabello castaño, un ligero sentimiento de molestia y curiosidad se instaló en los dos, que decidieron espiarlos.

—¡No! —continuó negando, cada vez más inseguro de decirle al peliblanco sobre la persona que le atraía; pero no, no podía rendirse, sólo quería asegurarse de tener una mínima posibilidad con Ikalgo, Killua podía responderle.

Lo que no esperaba, era que el de piel nívea se enojara —. ¿¡Cómo que no te gusta Gon!? ¿¡Estás mal de la cabeza!?

—¿Qué? —cuestionó asombrado, un poco confundido.

—Dijiste que no te gusta Gon. —Le recuerda, levantando una ceja.

—Sí, lo dije, no me gusta Gon. —Le repite el de ojos mieles, imitando su acción.

Killua bufó —. ¿Cómo es posible? ¿A quién no le gusta Gon? ¿Es que no lo has visto? ¿Estás ciego? ¿Tienes fiebre? —Tocó la frente del más bajo y midió su temperatura, comprobando que no había nada malo con su amigo.

El menor se mostró ofendido —. ¡Yo no estoy enfermo, mucho menos ciego! ¡Simplemente tengo otros gustos! —Después de gritar, analizó lo que el más alto dijo, lo señaló —. ¡Tú eres el único aquí al que le gusta Gon!

Se quedó callado, sonrojado al ser descubierto, no pudo negarlo. El de ojos azules no tenía ni idea de que todo era escuchado por quien menos quería que lo supiera.

Gon, por su parte, sonrió de oreja a oreja, aguantando un chillido de victoria al saberse correspondido; Ikalgo lo notó, predijo que su amigo ya no sería soltero, suspiró. «Genial, ¿y ahora con quién veré María la del barrio?»

—¡Silencio, Zushi! ¡Esto no se trata de mí! —Lo amonestó el de mirada felina aún ruborizado —. ¡Y no sé porqué debo ser yo quien te ayude!

—¡Porque necesito saber si tengo aunque sea una oportunidad con él! ¡No quiero hacer el ridículo o echarlo todo a perder! —exclama apenado y, tratando de terminar con la situación, confesó —. Me gusta tu amigo de cabello rojo... ¿Entiendes? Me gusta Ikalgo.

El chico pelirrojo┃IkalshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora