XI.

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Luego de aquella experiencia, nos quedamos dormidos todos.

A la mañana siguiente.

Desperté lo más temprano que pude y fui a observar a los heridos.

—¿Cómo están? —Le pregunté a los heridos.

—Estamos mejor, gracias a todos ustedes. —Me agradeció el hermano herido.

—Es bueno saberlo, ahora necesito su ayuda con respecto a la mujer vampira que los atacó.

Le interrogué.

—Se muy bien a donde se dirigen. —Respondió con seguridad.

—¿A dónde? —Le pregunté con curiosidad.

—Antes de que todos ellos se fueran, mencionaron a Inglaterra y Arcadia después. —Mencionó mientras llevaba mis manos a la barbilla.

—¿Qué tiene de especial Inglaterra y Arcadia, además de estar en el otro lado del continente? —Curioseé.

—No es lo que piensas, ese lugar está lleno de una magia antigua muy poderosa, varias familias han sufrido por su culpa y dicen que uno de los vástagos de Lunden está en México... —Mencionó.

—¿Quién es su heredero más cercano? —Aquella afirmación comenzó a intrigarme.

—Cuando vino al continente se hacía llamar Fred Parker...

Aquellas palabras me vinieron como un balde de agua fría, estaba en shock...

—¿Estás seguro? —Mis ojos lo miraban con severidad.

Asintió.

—Lo juro por lo más sagrado que tengo... —En nuestros rostros se dibujó una expresión de miedo.

—No hace falta, disculpa por lo de hace un momento, y gracias por la ayuda...—Esbocé una pequeña sonrisa nerviosa.

Salí del cuarto sin mencionar una palabra.

Me reuní con Jessica en el balcón.

—¿Estás bien, lobito? —Preguntó dulcemente.

—Nunca te dije mi nombre, yo soy Brian Taylor Parker, y el hombre que mencionó es mi padre...—Murmuré.

Su rostro cambió por completo, estaba sorprendida.

—¿Qué es lo que vamos a hacer? —Me preguntó mientras tomaba mi brazo dulcemente.

—Tengo que ir a Londres, y no quiero arriesgarte, pero al mismo tiempo, debo protegerte. —Respondí con preocupación.

—Es parte del ciclo de la vida, ni tu ni yo podremos escapar de nuestra muerte cuando suceda. —Me tomó de la mano.

Le sonreí.

—No sé si estaré listo cuando debas irte...—Nos fundimos en un tierno abrazo.

—Te amo, Brian...—Susurró a mi oído.

Aquellas palabras hicieron que mis ojos se abrieran de par en par.

—Yo... ¿Cómo es que te enamoraste de mí? —Le pregunté.

—Porque tú me enseñaste una gran lección sobre cómo cuidar a la gente que quieres y proteges, y yo...quiero entregarte mi corazón...—Su dulce voz retumbaba en mi cabeza.

Estallé en llanto.

Era la primera vez que no sabía que contestar.

"¿Y si la lastimo?, y si le digo que no, ¿habrá consecuencias?" Pensaba.

Una gran historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora