Cap 1

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La primera vez que supe sobre el lesbianismo fué a mis cortos seis años, pues, una vez íbamos caminando en la calle y ví a dos chicas besándose en la boca, en ese entonces me sentía incómoda, y me sentí aún más incómoda con el hecho de que mi padre las empezó a insultar y luego me decía que lo peor que le podría pasar era que fuera a ser lesbiana o que me gustara alguien de mi mismo género. Yo confundida simplemente le dí la razón, pues, si el decía que estaba mal así debía ser.

En este momento me estaba arreglando frente al espejo, arrugué suavemente mi nariz al darme cuenta de lo grande que mi cintura se veía con mi típica falda hasta las rodillas.
Se escuchó un suave toque en la puerta de mi habitación, suspiré suavemente antes de decir un bajo " pase ". Mi madre entró con una pequeña sonrisa en su rostro, yo la miré de vuelta.

- Sofi, Te estamos esperando para salir. Vamos retrasados

La miré rápidamente para luego asentir de manera rápida. Arreglé una vez más el lazo dorado que estaba atado a mi pelo. Luego apreté mis manos haciéndolas puños, en verdad me ponía nerviosa iniciar un nuevo año, es, tanta gente reunida en un solo lugar.

Salí con prisa a mi cuarto, directo a la cocina para comer así sea algo, pero mis ojos se abrieron al ver a mi papá ahí, tragué la poca saliva que se había acumulado en ese poco tiempo en mi boca. Caminé con cautela hacia el pan tostado, cuando estuve a punto de coger uno la voz de mi progenitor me hizo dar un pequeño salto en mi lugar.

- No puedes comer nada hoy, Sofía. - dijo de forma dura, yo solo temblé suavemente en mi lugar mientras le miraba - ¿Acaso seguirás tragando de esa manera aún cuando te subiste dos kilos? En verdad estás obesa, así nadie te amará - suspiré suavemente, cuando el me dejó de ver me fuí directo al baño para lavarme los dientes.

Mis ojos picaban, quería llorar, pero el decía la verdad, debía adelgazar, si no, jamás podría poder ser alguien o, conseguir algo a futuro.

Después de haber lavado mis dientes, corrí hacia mi cuarto y cogí mi celular lo guardé y me fuí. El camino hacia el colegio fué silencioso y algo incómodo pero era lo normal, después de todo todos estábamos algo ansiosos, nadie quería que se repitiera lo del año pasado…

Después de unos largos minutos de viaje en carro llegamos a un colegio bastante grande y muy bien conocido para mí, pues, ahí estudiaba desde hace ya varios años, sin embargo, eso no evitaba el sentimiento de incomodidad que me invadía cada vez que ponía un pie en aquel lugar.
Volteé a ver a mi mamá una última vez, su hermoso pelo negro estaba amarrado en una trenza que llegaba hasta su cintura, estaba murmurando la letra de la canción que sonaba en la radio.

- Adiós ma - Me despedí de ella dejando un sonoro beso en su mejilla, ella me dio una cálida sonrisa y me abrazó.

- Mucha suerte mi cielo, ten un buen día.

Le sonreí una última vez y salí del auto, y acomode mi maleta que tenia la forma de hello kitty, aquella gata que de chica decían que era del demonio. Me reí bajamente, no es posible que de verdad me haya creído esa estupidez.
Cada vez me adentraba más en el edificio de la institución y todo iba relativamente bien, digo relativamente, porque soy totalmente invisible para todo el mundo allí, bueno, menos para una persona.

- ¿De qué te ríes, estúpida? - dijo aquella persona que odiaba más que a nadie en el mundo, Alexandra, o como todo el mundo la llamaba Alex - Parece como si tuvieras algún trastorno mental - dijo acercándose a mi con su falta excesivamente corta, suspiré, ya se me estaba haciendo raro que no me hubiera dicho nada-

Yo solo la miré en silencio y suspiré, era la jodida rutina de siempre, ella me molestaba y si estaba de buen humor no hacía nada más, pero cuando ha tenido un mal día, la historia es totalmente distinta.

- ¿Y si estoy loca a ti que te incumbe? - dije con mis brazos cruzados sobre mi pecho, ella siempre me molestaba a pesar de que le respondiera-

Alexandra me miró sobre el hombro mordiéndose el labio inferior. Ella tenía el pelo rojo hasta la cintura, un piercing en su nariz y era más alta que yo, pero solo por unos centímetros. Sería la mujer más hermosa que haya visto si no fuera una completa perra.

Se acercó lentamente a mi y me miró de arriba para abajo, estaba muy cerca, nuestros pecho estaban rozando, me alejé un poco, sintiéndome incómoda. Ella se dio cuenta de mi acción, tomó una profunda respiración y se fué, yo solo respire profundo, no puedo creer que no me haya dicho nada, sin duda alguna fue extraño. Ignoré lo que había pasado y caminé al salón de mi primera clase, a penas me senté suspiré, quería un poco de silencio, pero todo acabó cuando sentí un pequeño toque en mi hombro, volteé a ver y era mi mejor amiga Olivia, a penas la vi me sonrió.

- ¿que pasó, mi niña? - me dijo tocando uno de mis largos crespos yo suspiré.

- Lo mismo de siempre,  ya sabes, mi papá es un idiota total - suspiré agotada, mi papá había llegado borracho la noche anterior, y lastimosamente yo estaba despierta para esas horas, entonces se desquitó conmigo, me dejó grandes morados en los muslos, pero el no quería, yo estoy segura, fué el alcohol, o bueno, es lo que me gusta creer.

Ella me miró con una cara que conocía bien, sentía lastima por mí, odiaba ese sentimiento, había gente que pasaba por cosas peores, yo solo estaba en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

- ¿Sabes que no es tu culpa, verdad? - me dijo acariciando mi pelo, yo suspiré y asentí suavemente.

Ella se sentó en su asiento porque el profesor de la primera clase ya había llegado, suspiré y saqué mi cuaderno, teníamos química, mi clase favorita, a pesar de no entender nada.




Finalmente el día se había acabado, después de ocho largas horas en las que me dolía la cabeza por no poder entender nada, caminé hasta la estación del bus, me dolían mucho los muslos, sentía que me temblaban las piernas, suspiré y seguí caminando, hasta que escuché una risa conocida, giré disimuladamente y vi una cabellera pelirroja, jueputa, insulté mentalmente, y tapé mi cara con mis rizos negros, no quería tener que lidiar con ella justo ahora, ya era suficiente con las ocho horas en las que tenía que convivir forzosamente con ella. La vi seguir de lado en la mitad de dos muchachos bastante apuestos, estaban hablando de algún tema que supongo era entretenido pues iban riéndose mucho, eso fue hasta que uno de los muchachos la agarró por la cintura, yo solo suspiré, Alexandra era el tipo de persona que podía hacer caer a sus pies a cualquiera, era el tipo de persona que hacía que las cabezas giraran en la calle, me gustaría ser así algún día, solo para saber cómo se siente, pero supongo que no pasará, a las que no nacimos con ese tipo de belleza nos toca quedar viendo de lejos.
Con un peso más en mis hombros caminé lentamente a mi casa, rezando que mi papá no estuviera en casa.






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Holaa, aquí la autora, tenía esta historia escrita hace bastante tiempo, pero nunca la publiqué. Entonces decidí re escribirla y finalmente publicarla, se que no habrá mucha gente que la lea, pero si lo haces porfa deja una estrellita y un comentario.

Eternamente suya,
S.I





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⏰ Última actualización: May 13 ⏰

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