✨One✨

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"Prométeme que siempre estaremos juntos, Kai..."

"Siempre, no importa el tiempo o los kilómetros entre nosotros, Ryu..."

Lágrimas surgían de un chico pelirrojo que yacía acostado en su cama. Su cuerpo estaba húmedo por el sudor y el cabello se pegaba a su frente.

Lentamente abría sus ojos, como no deseando despertar de ese sueño. Otro más.

Kagami Taiga no encontraba explicación alguna para los episodios que se reproducían en su mente mientras dormía.

La primera visión que tuvo fue a los 5 años. Recuerda vagamente lo que vio; sólo podía ver a un chico llorando tan triste frente a algo, que no logró distinguir en ese instante.

Durante los siguientes años, las escenas en sus sueños aparecían más cosas, no sólo el chico triste. Lugares que sentía que tenían mucho significado para él, personas que no reconoce pero que en su corazón eran importantes, etc.

Hasta que, a los 15 años, lo vio por primera vez en su mente. Esto sí lo tiene muy quemado en su cabeza.

Para sus inexpertos ojos adolescentes, era el chico más guapo que jamás haya visto y no es que sus pupilas se hubieran deleitado con tantos muchachos en Estados Unidos y tampoco creía que su imaginación conociera tales estándares de belleza masculina.

Pero el tipo era un adonis: de tez morena, alto para alguien que mide 1.89 m de altura como él, y de lo que nunca olvidaría eran sus ojos, de un azul muy profundo.

A partir de ese primer encuentro, ese muchacho sería uno de los protagonistas de sus sueños.

Pero su nombre, Kai, no le daba ninguna pista de quien podría ser. Las escenas que veía mientras dormía era de él junto a otro hombre, Ryu. Estos dos siempre aparecían, al principio unos pocos instantes, después era como si estuviera viendo sus vidas: lo que hacían juntos o cómo convivían con otras personas.

Sin embargo, los sueños con Kai y Ryu donde se mostraban felices, fueron cambiando a momentos de tristeza, ansiedad, de muchas preocupaciones.

Y últimamente, esas visiones se convirtieron en pesadillas. Y todas tienen el mismo final, un disparo y dos cuerpos tendidos sobre un pasto muy hermoso, rodeado de árboles, pareciera un bosque, a pesar de la oscuridad que daban por ser de noche.

Ya no sabía qué hacer, nadie sabía de esos episodios que ha tenido desde la infancia y, siendo sincero, no quería que alguien lo supiera. Lo tacharía de lunático.

Dio un respingo al escuchar el despertador. De nuevo perdió minutos de descanso.

Se levantó con un gruñido y entró a la ducha.

-Es mejor que vayas al doc, como te dijo tu madre, Taiga. -se decía asimismo bajo la cascada de agua que surgía de la regadera.

Su madre, Ari, se mostraba verdaderamente preocupada, desde hacía semanas, por el cambio de actitud de su hijo. Pensando que tuviera problemas por el repentino cambio en sus vidas, sugirió que fuera con un psicólogo.

Y, es que no era para menos lo que atravesaba Taiga. Hasta hace un par meses, su vida podría describirse normal. Con 18 años y a punto de ir a la universidad, Taiga disfrutaba los placeres que le otorgaba su juventud.

✨✨✨✨✨✨

Una tarde, al llegar a su casa de la escuela, encontró una escena que jamás imaginó. Kaito, su padre, estaba en la sala, besando a una mujer que no era su madre. Este, al darse cuenta de que estaba siendo observado, dirigió su vista hacia aquello que le miraba, y sus pupilas se dilataron al encontrarse con su hijo.

Timeless LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora