Capítulo 1.

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Las gotas de lluvia golpeaban furiosas el suelo, empapando todo a su paso inclusive su abundante pelaje negro. Podía sentir sus ojos cerrarse involuntariamente debido al cansancio físico que su transformación conllevaba, sumado a ello los minutos que llevaba corriendo por el bosque sin descanso. Gruñó por ello, asustando al cachorro que llevaba fuertemente apretado entre sus afilados colmillos.

"Un poco más, tan sólo un poco  mas..." pensó.

El lodo que se había formado en consecuencia a la inesperada tormenta dificultaba su correr, haciendo que sus grandes patas delanteras patinen de vez en cuando, lo que ocasionaba chillidos asustados en su cachorro de apenas un año.

Saltó el valle que dividía su manada de la vecína con las pocas fuerzas que le quedaban y, cuando finalmente estuvo del otro lado del charco, se permitió mirar hacia atrás.

Incluso en la distancia, podía visualizar con sus oscuros orbes la enorme llama que se encargó de destruir todo a su paso, así mismo a parte de su manada.

Su pecho dolía, se sentía inútil como Alfa líder por no poder proteger de los suyos.

Descubriría quién ocasionó tal pérdida, pero eso sería hasta más tarde pues ahora no tenía cabeza para otra cosa que no sea su Omega y sus dos cachorros restantes, a quienes había refugiado en una cueva a unos cuantos metros.

Con cuidado, soltó al tembloroso cachorro, quién no tardó en esconderse entre sus piernas mientras chillaba por sus madre. Bañó con sus lengua al peludo retoño, asegurándose también de que no tuviese ni un solo rasguño y volvió a tomarlo en sus boca.
-"Lo sé cariño, vamos con mamá."

Los rayos solares fueron causantes del despertar del Alfa, una de sus manos viajó a sus ojos aún cerrados mientras que la otra se movió instintivamente a su lado, donde palmeó en busca de su acompañante.

Sus ojos se abrieron finalmente al no encontrarla para darse con la sorpresa de que, efectivamente, su prometida no se encontraba a su lado. Miró la hora en el reloj que se encontraba en la mesita de noche, 6 am.

Con un suspiro cansado se colocó sus pantuflas y bajó las escaleras hasta la cocina, donde provenía el cuchicheo que había estado picando en sus oídos desde que había pisado el tercer escalón.

Atravesó la cocina y no pudo evitar sonreír al ver a su cachorra con sus pequeñas manitos y parte de su cabello con Harina, ésta se veía concentrada en mezclar una sustancia pegajosa dentro de un bowl.

A su lado se encontraba su casi esposa, Eunji, sirviendo café mientras parecía darle indicaciones a su hija. Ambas aún estaban en pijamas y sus cabellos enredados. Una gran sonrisa surcó en sus labios al ver a sus dos mujeres juntas.

-Buenos días.

Habló en voz alta, ambas voltearon al mismo tiempo y le miraron felices. La pequeña corrió hacia él mientras que la Omega le regaló una bonita sonrisa.

-¡Papi!¡Papi!.-Repitió la niña mientras estiraba sus bracitos. Min no objetó y la tomó.-Estamos preparando tu desayuno sorpresa.-Susurró.

-¿Es así?.-Preguntó de igual modo. La niña asintió y tapó sus labios finos con su mano.

-Pero no le digas a mami que te dije.

-¿De que tanto hablan?.-Preguntó la mujer acercándose a ambos. Estos compartieron una sonrisa cómplice y negaron. -Bien, de igual modo nosotras ya desayunamos. ¿Quieres hacerlo tú mientras nos bañamos?

-Adelante. -Respondió bajando a la pequeña de sus brazos. La niña no tardó en correr escaleras arriba y Min no desaprovechó la oportunidad para tomar con suavidad la cintura de su amada y robarle un beso.-Buenos días.

-Buenos días. -Respondió ella, devolviendole el dulce beso que terminó con un suspiro de ambos.-¿De verdad debes irte?.-Y aunque la mujer intento, su voz no pudo evitar salir estrangulada. Yoongi juntó sus frentes y cerró sus ojos, aspirando el dulce aroma de su amada que, aunque a su lobo no terminaba de gustarle, a él le fascinaba.

-Verás que tres años pasan volando. Solo esperen por mí, ¿sí?

El resto de la mañana pasó entre una triste nube melancólica que ambos mayores trataban de evitar con chistes y pequeñas bromas para evitar alterar el humor de su pequeña cachorra. Después de bañarse Yoongi montó su equipaje en la cajuela de su coche y los tres se pusieron en marcha a la estación de trenes.

Al llegar, esperaron pacientes la llegada del tren. La pareja, tomados de la mano, observaba a su única hija corretear aves feliz, totalmente ajena al dolor en el pecho de sus padres.

-Cuando vuelva -comenzó Yoongi.- Me aseguraré de adelantar lo que falte para nuestra boda, quiero casarme por fin.

La Omega sonrió y acariciando la tersa piel en la mejilla de su Alfa, le respondió:

-Hasta entonces cuidaré de nuestra niña y de mí, si quiera te fuiste y ya estoy deseando tu regreso.

"El tren con destino a Seul abordará la estación en tres minutos. Se ruega a los pasajeros tomar sus pertenecías y acercarse a las vías, así como cuidar de sus propias pertenecías. Buen viaje y Muchas gracias."

Ambos adultos suspiraron y se levantaron del banco en el que se encontraban. La niña no tardó en acercarse a ellos de igual forma y tomar la mano de su madre.

Yoongi volvió a sonreír al ver los ojos marrones de su prometida aguarse, se acercó a ella y tomándole del cuello dejó un lento beso en sus labios.

-Se que no te gustan las despedidas, vayan a casa.

Y no era mentira. Su Omega era una mujer demasiado sensible, le había visto muchas veces llorar fuerte a causa de despedidas sin embargo, siempre estaba él para consolarle.

La Omega castaña asintió y secó la solitaria lágrima rebelde que se había escapado de sus ojos y se agachó a la altura de su hija.

-Hannie, papá debe viajar por un tiempo, ¿puedes despedirte de él?

En su inocencia, la pequeña de cuatro años asintió y soltó la mano que sostenía para colgarse del cuello del hombre.

-Tengo un buen viaje, Papi.

-Lo tendré amor.

El Alfa dejó un último beso en la frente de ambas mujeres antes de verlas partir. Cuando las perdió de vista, el tren abordó la estación.

Tomó su única maleta y se acercó a la puerta de entrada, subió su bufanda hasta cubrir sus labios cuando sintió el frío de la mañana secarle los mismos y puso un pie en el vagón sin embargo, sintió un mareo nublarle la vista al momento que un sutil aroma llegó a su nariz.

Licor de chocolate, fresa y nuez.

Una extraña mezcla, dulce y ácida como el mismo licor. Su lobo gruñó en respuesta, exigiéndole buscar más rastro de aquella insignificante pisca de aroma y así lo hizo.

Olfateo en el aire pero fue demasiado tarde, ya no había rastro alguno de aquél olor. su cejo se frunció y terminó de adentrarse al vagón.

En su cabeza había Muchas preguntas pero la que mas le calaba,,

¿Por qué se sentía tan curioso por el claro aroma de un Alfa?

STIGMA; YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora