El viaje duró como mucho tres horas, la mitad de el estuvo pensando en aquél aroma que causó estragos en su lobo en menos de un minuto,mientras que la otra se permitió cerrar los ojos para dejar de divagar. Tiempo después el timbre del tren sonó, avisando a los pasajeros que la próxima estación sería la final. Por lo que el pelinegro no tardó en levantarse y tomar su maleta de los estantes.
Al bajar del tren, y por mas que quisiese negarlo, su olfato se agudizó con ayuda de su animal interno en busca de tan sólo un poco mas de aquél extraño aroma. Más un suspiro pesado se escapó del ocico del lobo y, para su sorpresa, de sus rosados labios al no encontrar ningún rastro de lo que había sido aquel fugaz aroma.
Caminó hasta salir de la estación, encontrando tal y como le había sido indicado un bus con algunos hombres dentro y dos uniformados fuera. Tragó pesado y se acercó.
-Buenos días.-saludó a uno de los dos hombres, un Alfa de aroma amargo, piel perlada, ojos claros y cabello canoso.
-¿Nombre?.-Dejando de lado la irrespetuosa respuesta, el pelinegro contestó
-Min Yoongi.
El hombre pareció buscar entre las planillas que tenía en su mano su nombre detenidamente y, al hacerlo, lo tachó con el lapicero que sostenía en su mano libre.
-Adelante.-Dijo haciéndose a un lado y permitiendole adentrarse al bus.
Para Yoongi no pasó desapercibido la dura mirada del viejo Alfa por lo que le miró de igual modo antes de adentrarse, definitivamente no iba a dejarse intimidar por un anciano.
Subió los dos escalones correspondientes y miró el interior del bus; tan solo cinco personas se encontraban allí, tres de ellos dormidos y los otros dos sumergidos en sus pensamientos, tanto así que si quiera notaron su presencia.
Acomodó su bolso en su hombro antes de comenzar a caminar hacia los asientos del fondo, al llegar se sentó sin más, arrojando su bolso al asiento a su lado y acomodando su valija allí también.
Apoyó su cabeza en el vidrio y suspiró, aún sentado allí su cabeza estaba en sentó su hogar, al lado de su Omega y su pequeña, sonrió pensando en ellas, ¿Qué estarán haciendo ahora mismo?
Entre sus pertenencias buscó su móvil y al tenerlo, no tardó en desbloquearlo para así enviarles un mensaje.
-Te recomiendo enviar los textos que quieras ahora, al llegar a la base nos quitarán los celulares.-Té verde y Aniz. Yoongi volteó en busca de aquella voz y aroma, encontrando así a un Alfa corpulento y castaño, con labios gruesos y hoyuelos en las mejillas.-Kim Namjoon.-Estiró su brazo amigable.
-Min Yoongi.-Respondió en el mismo tono.-¿Acabas de llegar?No recuerdo haberte visto.
-Oh sí, subí segundos después que ti.
-Ya veo.-Respondió sin más. El silencio los acompañó, silencio con el cual Min aprovechó a darle un último vistazo a la cantidad de personas dentro del camión. - Esperé más Alfas, sinceramente.
-El prime bus salió hace unas horas y el segundo hace unos cuantos minutos.
En el trayecto ambos Alfas mantuvieron una serena charla, la confianza que el Animal contrario mostraba causaba el mismo efecto en Min, creciendo en ambos un lazo que, aunque ellos no lo sientan, estaba destinado a ser.
El bus había terminado por llenarse, la mezcla de aromas le mareaba y su lobo se sentía inquieto y atento a cualquier movimiento.
Namjoon se encontraba bien acomodado sobre su asiento, con sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada fija en el bonito paisaje: un campo lleno de flores de diferentes tonos, desde amarillas hasta violetas.
El Alfa pálido había cerrado sus ojos en medio de su charla, lo peor fue que le dejó hablando solo quizá hasta una hora, donde pudo escuchar claramente un ronquido y al mirarle, estaba noqueado.
Kim simplemente había sonreído y se había acomodado mejor, comprendía que tal vez como él, el hombre no había podido dormir de los nervios.
Aburrido de solo ver, abrió con un poco de fuerza pero sin dejar de ser cuidadoso la ventana del bus, permitiendo que la brisa mañanera entre por ella y de directo a su rostro al igual que la suave mezcla de aroma floral. Sus gruesos belfos se estiraron en una sonrisa melancólica cuando, por fin, había podido sentir mejor aquellos olores tan conocidos.
Su mano izquierda fue a parar al bolsillo delantero de su pantalón de joggin, tanteando hasta encontrar su objetivo; una foto en formato polaroid en la que se podía ver un chico de finos labios y ojitos de bambi sonreír.
-Mi pequeño...
Yoongi desconoce el momento exacto en el que sus ojos se cerraron hasta sumirse en un sueño profundo, pero cuando su cuerpo fue zarandeado con levedad, saltó como resorte de su asiento.
-Viejo, ¿Estás bien?.
Preguntó Namjoon con una sonrisa divertida, el Alfa suspiro y asintió.
-¿Qué hora es?.-preguntó pasando sus manos sobre su rostro.
-Cerca de las once de la mañana, te estaba hablando de mí empleo y te dormiste, ¿Así de aburrida es mi vida?.
-Lo siento, ayer casi no dormí.-Justificó, el alto hizo un ademán con su mano restandole importancia y siguió.
-No te preocupes, sólo toma tu equipaje y bajemos de una vez, el viejo de pelo blanco no deja de vernos y nos dudará en patearnos el trasero si seguimos hablando.
Dicho y hecho, Yoongi tomó su bolso y la pequeña maleta seguido del castaño hasta bajar del bus.
Al hacerlo, dos betas se acercaron a ellos, indicándoles que debían formar junto a los demás para que les revisen y requisen sus pertenencias. La fila era extensa y se dividía en casi ocho partes, Yoongi bufaría de no ser porque esta se movía bastante rápido.
Mientras más se acercaban, más curiosidad sentía. Se encontraban en lo que parecía ser la entrada; una alta pared con pequeñas divisiones por donde entraban las personas que ya habían sido revisadas, en cada una habían tres personas, dos que revisaban y una que parecía anotar quién sabe que cosa.
Cada puerta tenía arriba un numero, y así descubrió que tal como lo pensó, habían un total de ocho filas por ende, ocho divisiones. Se felicitó mentalmente.
Quedaban tan solo cinco personas delante suyo, sus ojos decidieron recorrer el lugar otra vez. Y allí le vio.
Un muchachito de su estatura, pero visiblemente más joven. Piel levemente perlada, cabello largo y rubio y precioso faroles azules por ojos. En el momento exacto que el joven bajó su mascarilla dejando ver unos gruesos labios rosados Yoongi sintió morir.
El chico era la maldita reencarnación de afrodita.
Le siguió con la mirada hasta que éste cruzó la puerta, caminando con un suave contorneo de caderas que, sin duda, no pasó desapercibido por sus hambrientos ojos.
-Siguiente.
No pudo apartar sus ojos de él en ningún momento, aún cuando tan solo había una persona delante suya, ni cuando sintió su celular vibrar.
Unos cuantos pasos más y el chico había desaparecido entre la multitud, dejando así a un Yoongi shookeado con un lobo saltando y rugiendo de felicidad.
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STIGMA; Yoonmin
Hayran KurguTras aplazar su servicio militar por diez años, Yoongi decide decirle adiós a su futura esposa e hija para finalmente cumplir con su deber. Más no tenía en cuenta encontrarse con un jovencito de baja estatura y mejillas regordetas que hace a su lo...