"No me gusta el espejo del baño, nos insulta", dice ella. Inútil. Gorda. Fea. Mi cabeza termina creyéndoselo, tanto que nos acerca al vater y lentamente nos arrodillamos. No quiere hacerlo y lo sabe, pero entierra ese pensamiento. Estamos indecisas, intentamos distraernos. Cantamos. Bailamos. Pero no es suficiente, volvemos a hacerlo. Inconscientemente nuestras manos (se han convertido en nuestras) levantan la camiseta y bajan un poco el pantalón, nos giramos hacia la derecha, luego a la izquierda, y ahí está otra vez. Nos vuelve a insultar. Ballena. Foca. Dice que nadie va a querer a la persona que está frente al espejo. Esa soy yo.
Se repite la misma acción, pero esta vez estamos decididas. Nuestros dedos acarician la garganta, seguimos inseguras, pero ya está. Y como si no fuese gran cosa, todo sale de nuestro cuerpo. La culpa, la vergüenza, la tristeza, el nunca te querrá, la soledad, el se fue de tu lado, la felicidad. No. La felicidad salió hace tiempo. No salió de esa manera, por aquel entonces no la conocía a ella.
Ella se me presentó una tarde de verano, creo recordar. Me dijo que con ella sería imparable, iba a conseguir lo hace tiempo deseaba. Estar delgada.
Estar delgada se convirtió en una prioridad para ella, y poco a poco ella se convirtió en una prioridad para mí. La quería tanto (y hay veces que la sigo queriendo) que me olvidé de quererme a mi. Éramos inseparables. Me olvidé de quererme y me olvidé de que realmente no es el espejo el que me insulta. Es ella. Es tan posesiva y le da tanto miedo estar sola que hace cualquier cosa para que no la suelte.
El problema es que yo si que quiero soltarla. Pero me da miedo. Por lo menos ya no me hace daño. Antes me pegaba, bueno lo tenía que hacer yo. Un corte. Dos cortes. Tres cortes. Así toda la noche. Me quemaban los brazos en la ducha y me escocían las piernas al ponerme el pantalón. Ahora ya no es así, en eso he conseguido tener yo el control. 90 días. Quiero que se vaya pero siempre que intento echarla lo impide. Sin mi no eres nada. Pero yo ya no te quiero. Yo he hecho que consigas este cuerpo. Pero me has jodido la vida. Gracias a mi tienes a todo el mundo pendiente de ti, como querías. Pero tienen miedo de que me pase algo.
Lloro. Grito. Pero no reacciona. Ni se inmuta. Te acompañaré en todos los momentos de tu vida. La graduación. Mallorca. Estaré a tu lado como nunca nadie lo ha estado, me dice cada día que pasa.
Ya que no se como hacer que se vaya debería ponerla nombre...... Anorexia.
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No pienses tanto
Short StoryVale antes de nada decir que se van a mencionar trastorn0s alimentici0s, suicidi0, ansied4d, aut0lesiones,... Básicamente temas que a algunas personas les pueden resultar incómodos o simplemente les hace revivir momentos del pasado que no quieren re...