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Capítulo XLV

En la víspera de Año Nuevo, se encienden dos velas en el suelo frente a la casa. Es una costumbre.

La tenue luz de las velas ilumina débilmente el mundo envuelto en tinieblas.

Debido a que no hay luces de la calle, el área circundante es muy tenue, la luz de la luna a veces desaparece y, a menudo, está cubierta por nubes.

Con una gruesa chaqueta acolchada de algodón de flores grandes, Lin Xiaoyue todavía temblaba en el frío invierno.

Mis dedos están rígidos ...

Pero no se preocupaba por Yan Yang, no podía ir sola a la pequeña casa lateral y quería esperar.

No sé cuánto tiempo esperé. Finalmente, Lin Xiaoyue vio una figura alta caminando lentamente desde la oscuridad.

Ella miró fijamente a la difusa sombra negra, observando más y más de cerca, más y más de cerca ...

Finalmente, vi a la persona que vino.

"¡Yan Yang!"

Lin Xiaoyue lo llamó y corrió hacia él en dos trotes, respirando rápido. Debido al frío, el humo blanco de su boca se disipó gradualmente en el aire.

"¿Quién te llevó? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿No estás herido?"

Lin Xiaoyue lo agarró del brazo y lo miró con dolor en sus ojos. En las pupilas negras, el agua reluciente parpadeaba.

Con una mano, Yan Yang la abrazó.

Yan Yang abrazó con fuerza el pequeño cuerpo que fue llevado al frío por el viento frío, como para aplastarla en pedazos.

Lin Xiaoyue no preguntó nada, su pequeña mano lo abrazó lentamente.

Después de mucho tiempo, los dos hombres regresaron a la pequeña casa lateral.

Lin Xiaoyue tenía tanto frío, le bombeaba la nariz y se frotaba contra la colcha mientras usaba una gran chaqueta acolchada de algodón.

Cuando se encendió la lámpara de queroseno, Yan Yang se dio cuenta de que sus mejillas en ambos lados estaban rojas de frío. Después de esconderse en la cama, tembló y dijo: "Me duele ... me quedé congelada ..."

Yan Yang puso su miserable situación en sus ojos, se dio la vuelta sin decir una palabra, y cuando estaba a punto de salir, Lin Xiaoyue lo llamó: "¿A dónde vas? No salgas, hace frío afuera".

"Una olla de agua caliente".

Cuando los cuatro personajes cayeron, Yan Yang salió de la pequeña casa lateral, pero Lin Xiaoyue ya no lo detuvo.

Estaba casi congelada.

Hay algunos bebés calientes en mi cuerpo, pero uno es un poco útil, mis manos y pies están inconscientes y mis oídos se sienten como crujidos.

Lin Xiaoyue olfateó su nariz, sintiendo el moco nasal lleno de agua.

Se acabó, se acabó, voy a ...

Después de un tiempo, Yan Yang entró por la puerta con una olla de agua caliente.

Poniendo agua caliente sobre la mesa, se dio la vuelta y salió para cerrar la puerta.Cuando se dio la vuelta, Lin Xiaoyue ya había extendido la mano y retorcido la toalla espontáneamente.

Aunque tiene frío, la temperatura del agua es muy alta y las toallas muy calientes.

Lin Xiaoyue sacó la toalla caliente del agua, retorció un puñado y la dejó ir. Le tomó un tiempo retorcerla de nuevo. Estaba tan caliente.