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Mi mirada se mantiene al chico alto y delgado, tiene cabello castaño ondulado y ojos azules. Pero lo que llama mi atención es su sonrisa, una sonrisa zorruna, que alertaba tener cuidado.

Un sueño, sin duda aún no despertaba.

—Adelante, bebelo —habla primero ante el silencio formado.

Observó que lleva una remera naranja puesta y pantalones cortos, además de sostener una especie de armadura y una espada en la cintura.

«Es necesario que esté armado...»trago.

Aparto la cabeza no sabiendo que pensar. Acaso me haría daño si no obedecia.

—Oh, no temas —vuelve hablar—. Nadie aquí te hará daño —menciona con voz suave.

—Es verdad —pisadas, no, sonido de cascos atraen mi atención—. Aquí estás a salvó —comenta deteniendose la nueva figura a mi lado.

Lo primero que veo, cuatro pezuñas unidas a largas patas hasta perderse en la cintura del hombre adelante.

Es imposible que no retrocede estupefacta, el siguiente sonido es de algo chocando y líquido derramándose.

«Yo, centauro...»identifico lo escrito en su playera.

¿Que...?

Trago—Centauro...

—Asi es. Lo soy —sonrie.

Tras un silencio incómodo, el hombre, centauro o lo que fuera, se despidió para proceder en atender unos asuntos de vital importancia, algo así de despedir unos campistas, no lo entendí del todo, simplemente no podía hacerlo.

«No soy capaz de hablar o moverme»me sentía en modo automático.

Posteriormente el chico tras entregarme de nuevo otra vaso similar con la misma bebida explica la razón de portar armadura y espada, pues se encontraba entrenando cuando fue llamado por Quiron, como se llama el Centauro a una importante encomienda, la mía.

La naturalidad con lo que actuaba me dedicaba por completo.

—Cuando te sientas mejor, te daré un tour por el lugar. Aún no es tan tarde para hacerlo —comenta limpiando mi desastre.

—Y-Yo... Lo siento —murmuro apenada.

—Esta bien. Por lo pronto apresúrate a beber el nectar, te ayudara —asegura.

Asiento con la cabeza obedeciendo. Creía no tener otro opción, al menos no ahora ni por idear o pensar, solo dejarlo ser.

El sabor de chocolate caliente va de mi boca a la garganta, demasiado delicioso.
.
.
En un par de horas el chico se presento y me coloco un poco al corriente de lo que es un semidios, el propósito del lugar y trivialidades de lo que significaba ser hijo de Hermes en su caso.

En ese poco tiempo el chico se ganó mi simpátia, pero no mi confianza.

—Bueno, ¿Crees poder sentirte mejor?

Intento moverme, a la espera de dolor pero nada ocurre para mí sorpresa. A tal punto en que decido colocarme en pie.

¡Estaba bien!

—Te lo dije, ¿Entonces te parece que comencemos con el tour?

Vuelve la vista a Connor y tras ver una expresión de diversión y confianza acepto con un asentamiento de cabeza.

Avanzamos saliendo de la enfermeria.

—Como explique hay magia en el campamento, también actividades: tiro con arco, montar a caballo Pegaso, la pared de lava, la lucha contra monstruos... Oh, también están las cabañas dónde los campistas duermen, de acuerdo al hijo que pertenecen, están todas enumeradas y cuentan con un líder consejero enfrente que los represente. Por ejemplo —gira sobre si caminando de espaldas—. Yo soy co-capitan de la mía, junto con mi hermano —toca su mano extendida contra el pecho.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2022 ⏰

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