『𝓹𝓪𝓲𝓷/𝓽/』【𝑸𝒖𝒂𝒄𝒌𝑯𝒂𝒍𝒐】

𝓨𝓸𝓾 𝓯𝓲𝓵𝓵 𝓶𝓮 𝓾𝓹 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾𝓻 𝓮𝓶𝓹𝓽𝓲𝓷𝓮𝓼𝓼

Así que cuando Bad te pidió que fueras su modelo no esperabas esto.

–¡Oh! quieres que sea una de tus chicas francesas –habías dicho, juguetonamente, para contrarrestar la inseguridad con la que te pregunto.

Habías visto el trabajo de Bad antes, una pequeña libreta con garabatos, son lindos, dibujos de sus amigos y uno que otro tuyo, no es su trabajo más elaborado y aún así se encargan de ser encantadores, no piensas mucho antes de aceptar con una amplia sonrisa.

Después de todo él quería pintarte, no solo con lápices de madera en una pequeña libreta, quería hacerlo en un gran lienzo con materiales sofisticados, bello y etéreo, quien eres para negarle el gusto.

Así que terminas en un cuarto de su mansión que usaba como estudio, amplia, con grandes ventanales que dejan entrar la luz natural, cálido y brillante, hay una gran cantidad de materiales y todo tipo de pintura esparcidos por el estudio. También hay un par de cuadros terminados y otros a medio hacer, reconoces a Skeppy en varios, uno, dos, tres, (no quieres seguir contando), los diamantes en su rostro parecían refractar la luz, rojo, amarillo, azul.

Hay otras personas en los cuadros, pero muchos están cubiertos por telas, uno a medio tapar llama tu atención, en él se puede ver unas alas sospechosamente similares a las tuyas, doradas y opacas, quieres levantar la tela y revisarlo tú mismo, pero hay algo en eso que parece demasiado cercano a cruzar una línea, demasiado íntimo, demasiado suyo, no tuyo, incluso con la alta posibilidad de que, de hecho, sea un retrato de tus alas, el pensamiento es cálido, tal vez un poco más de lo que debería.

No levantas la tela, en su lugar te sientas en el banco que Bad te indica, es pequeño y un poco incómodo, si ya es molesto no quieres imaginar cómo será después de pasar un rato allí haciendo poco más que nada, no se lo comentas.

Bad está justo enfrente tuyo detrás de un lienzo que se ve mucho más grande de lo necesario, es demasiado para solo un retrato, tal vez para un paisaje, un grupo de personas o simplemente alguien más. Alguien que en realidad brille. Después de observar sus trabajos más elaborados crees que su talento es demasiado para un retrato que sea simplemente tú, tampoco se lo dices.

Hay una mesa con sus materiales esenciales a lado de él, a lado tuyo una mesa más pequeña con un jarrón de flores, hortensias azules, son lindas, el pensamiento de que merecen estar en la pintura más que tu pasa por tu cabeza, tratas de ignorarlo.

–No tienes que estar nervioso, no es como que fuera a capturar tu alma en la pintura.

–¿Puedes hacer eso?

No contesta tu pregunta, lo cual es un poco preocupante, solo se ríe como si tu duda no fuera legítima, se acerca a ti, todavía sonriendo, arregla el ramo de flores, toma delicadamente cada flor y las acomoda de tal manera que parecen más hermosas de lo que eran antes, más de lo que son.

–Puedes relajarte, ser modelo no es fácil pero tampoco debería ser un tormento –su tono es fácil y reconfortante.

–¿No debo quedarme muy quieto y eso? –tienes la sospecha de que puedes ser un poco demasiado inquieto para seguir esa simple indicación.

–No necesariamente, puedes hablar conmigo, cuéntame de tu día, solo trata de quedarte en tu lugar.

Acomoda un mechón de tu cabello que sobresale de tu gorro tan delicadamente como con las flores, suave y aterciopelado, sientes una pizca de rubor en tu rostro, empiezas a parlotear acerca de tu día, Bad escucha y hace sonidos de acuerdo mientras se pone a trabajar, cada tanto hace un comentario o agrega algo a la conversación, más concentrado en la pintura que en lo que dices.