Jimin quería que se lo tragara la tierra.
¿Por qué tenía que tener tan mala suerte? Tanta como para quedarse encerrado junto al alfa que tenía enamorado a su omega y a él mismo.
¿Lo peor?
Que acababa de dejar una de sus notitas anónimas pegada al espejo donde sabría que él se vería a sí mismo mientras practicaba.
No tenían conexión específica, tampoco recordaba con exactitud en que momento había comenzado a escribirlas. Algunas eran simples pistas que lo señalaban a él como el autor y otras eran notas en las que lo halagaba hasta el cansancio. Por supuesto que tenía que ser una donde se declaraba como tonto enamorado.
Juraba estar sudando frío cuando lo vio despegarla del mismo con lo que parecía una sonrisa y la guardaba como un tesoro en su mochila. Agitó su cabeza despejando sus ilusiones, esas con las que soñaba por las noches.
Si tan solo no hubiese sido tan cursi en ella, no se estaría culpando de la manera en la que lo hacía.
Lo conoció cuando sus madres lo inscribieron en la academia de sus sueños, Meraki, y a diferencia de lo que muchos pensaban, no se había fijado en el alfa gracias a su destreza en el baile, ya que no era del todo bueno; tampoco era considerado el mejor en las clases vocales debido a su timidez, al menos con los demás, así que eso estaba descartado; y mucho menos era visto como uno de los alfas más populares, no, ese puesto lo tenían otros.
¿Entonces?
Es que era precisamente eso, que no fuera el típico alfa que encajaba en el estándar o que se dejaba guiar por ellos, que no buscará por todos los medios lograr sus objetivos destacando. Simplemente era él, un estudiante intentando llegar a la zona mínima y esforzándose lo máximo posible por ser medianamente bueno en clase.
Tampoco era como si Jimin no se hubiese animado a hablarle en lo que llevaban estudiando juntos. De hecho, el omega le ayudó varias veces a practicar diversas técnicas vocales, le apoyó en las prácticas con pasos complicados que se le dificultaban y con consejos sobre cómo mejorar con algún instrumento.
No se quejaba en absoluto.
Sobre todo porque, mientras el alfa se mantenía sumamente concentrado en la tarea, Jimin suspiraba como un bobo enamorado.
Su voz dulce y melódica era como medicina auditiva, una caricia para su alma y sin duda se consideraba el mayor admirador de ella.
También se sentía poderoso, había notado que el alfa era mucho más libre de hacer muchas cosas solo si se encontraban en el mismo lugar, no importaba si estaban solos o acompañados.
Con su baile era otro tema, a pesar de que era bueno en eso, no era el mejor. El omega podría jurar que había reído más de una vez de manera inocente antes de explicarle cómo hacerlo correctamente.
Y verlo tocar la guitarra o el piano, eso... lo dejaba fuera de juego.
Estaba perdido.
Entonces ideó un plan. Era más tonto que simplemente reunir fuerza de voluntad y la suficiente valentía, pero había funcionado bien hasta ahora. Oh, sí, porque Jimin seguía estando encerrado con él mientras el mundo seguía en lo suyo fuera de la sala de prácticas, incluso habían otros en la misma sala que ellos, totalmente indiferentes. Pero es que el omega sentía que, aún no estando juntos de ninguna manera, no podía siquiera respirar sin querer acercarse y volver el ambiente un poco más íntimo. Conocía al alfa y, aunque no se había visto metido en ningún lío que creará temas de los cuales hablar, seguro odiaba los rumores.
Porque el omega había dejado la nota después del receso pensando que tendría el tiempo suficiente de huir antes de que todos los alumnos llegarán, sin contar con que la puerta mágicamente tendría el seguro puesto estando abierta porque al profesor le gustaba dejarla de aquella manera, teniendo él la llave; y que el alfa entraría tranquilo y la cerraría sin pensarlo dos veces.
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Dream of you - |KookMin O.S.|
Fanfic¿Su mayor miedo? Que Jungkook lo descubriera. Y es que para Jimin no era nada fácil tener que ocultarse, tener que conquistarlo con pequeñas notas y halagos anónimos, y luego huir cohibido. Podía culpar a su timidez o a su cobardía; pero gracias a...