Nuevamente, el experimento había resultado fallido. El hombre que lo controlaba, ya entrado en años, desconectó la máquina que había mantenido a aquel pobre engendro con vida, sin sentir conmiseración alguna por el rostro que, apenas, aún conservaba restos de una mirada plagada de dolor y de desesperación humanos.
Se limitó a limpiar con desdén, en su bata de investigador, los restos de aquel fluido viscoso que tenía la mala costumbre, últimamente, de salir disparado de la masa informe en la que todos sus experimentos acababan convertidos una vez la máquina que los mantenía con vida era desconectada. Definitivamente, habría que variar la fórmula, tomó nota mental, con fastidio.
—¿Nada? —escuchó una voz femenina frustrada, a su espalda.
—Nada —respondió, con voz neutra-. Como siempre, hay algo que se nos escapa. Un mínimo detalle, una nimiedad, que impide que las propiedades que posee la sangre de Redfield sea replicada.
—¿Y la de Kennedy? —la mujer insistió, esperanzada.
—Con la de Kennedy sucede exactamente lo mismo. Y es imposible mezclar la sangre de Redfield y la de Kennedy sin lograr resultados catastróficos —el investigador le aseguró, apesadumbrado—. No soy capaz de imaginar cómo él ha podido tener hijos con ella, siquiera. Eso va contra natura.
—¿Qué 'natura'? —ella objetó, mirándolo con sarcasmo, ciertamente divertida.
Aquel hombre, a quien ella tanto despreciaba, se encogió de hombros, con sencillez.
—Ya sabes a lo que me refiero.
La mujer lo miró fijamente, a través de las rendijas en que se habían convertido sus ojos de rasgos asiáticos.
—Consigue resultados, Albert. O contrataré a otro investigador jefe que sea capaz de darme lo que quiero usando tu cuerpo como sujeto de pruebas —lo amenazó, con voz fría.
Satisfecha con el hondo temor que había alimentado, una vez más, en la mente de aquel hombre desgraciado, Ada Wong le dio la espalda y caminó fuera del laboratorio con pasos estudiadamente lentos y serenos. Es cierto que debía resultados a quienes le pagaban, y pronto, se recordó, pensativa. Pero desde que Kennedy le disparó hace nueve años, aquello se había convertido en un asunto más que personal.
«Yo tampoco soy capaz de explicarme cómo él fue capaz de traicionarme de esa manera. Él es mío, mi posesión, mi sirviente. Y esos hijos deberían haber sido míos... si yo los hubiera querido».
—No debiste haberla metido a ella en esto -dijo entre dientes, como si el hombre objeto de su ira estuviese a su lado y fuese capaz de escucharla—. Si de verdad la quieres, no debiste haberla mezclado. Porque, sin saberlo, tú has sido quien has firmado su sentencia de muerte. Y la de esos malditos bastardos.
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—¡Auch! —Leon gritó, sintiendo cómo sus pulmones se quedaban sin aire, de pronto, debido al fuerte golpe que acaba de recibir en el estómago.
Sin embargo, cuando abrió los ojos dedicó una mirada divertida a la niña y al niño que acababan de usarlo como un colchón donde saltar.
—¡Feliz aniversario, papi! —la niña gritó, lanzándose a su cuello para apresarlo en un enorme abrazo.
—¡Feliz aniversario, tío! —el niño dijo inmediatamente después, imitando a su prima.
—Gracias, pareja de vándalos —respondió, con voz suave—. Por favor, dejadme que me vista y saldré a desayunar con vosotros. No despertéis a mamá —pidió a su hija, cariñoso—. Ella no ha pasado una buena noche.
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☆꧁༒☬RESIDENT EVIL - PURIFICACIÓN☬༒꧂☆
FanfictionATENCIÓN A LA NUEVA PORTADA: Me la ha regalado la única, la inigualable, KheyRedfield. ¡Gracias, querida amiga! Yo te haría una a ti, pero además de que las de tus fanfics son buenas ya de por sí, yo soy un trasto haciendo portadas. Así que, tan sól...