EL PRINCIPITO.

Vuelos

  Al indagar en la biografía de Saint-Exupéry, se de-
velan poco a poco ciertos interrogantes acerca del camino recorrido en la creación de El Principito. La vida del autor estuvo atravesada no sólo por las desgracias y aventuras, sino también por el peso de sentirse un extranjero durante la mayor parte de su vida.

   Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exu-
péry nació en Francia, en 1900, en el seno de una familia aristocrática. Su ciudad natal, Lyon, fue una de las primeras en gozar de una línea férrea propia, tan sólo unas décadas antes de que Antoine naciera, algo que puede relacionarse con su avidez, siempre presente, de recorrer el mundo.

    Una de las primeras desgracias se presenta temprano, con la muerte de su hermano menor, relatada en algunas biografías de tal forma que es imposible no ligarla a la partida eterna de pequeño príncipe en el desierto.

    Poco más tarde, luego de coquetear con el arte y la arquitectura, se convierte en piloto de avión mientras cumple el servicio militar, pero abandona el Ejército luego de un grave accidente del que se recupera con dificultad.

  Con sólo 26 años de edad publica su primer novela: El aviador, y a la par de su incipiente producción literaria trabaja en la Compañía Aéropostale, encargada de las comunicaciones aéreas que se extendían hasta el extremo sur del planeta. Allí se dirige por trabajo y se instala como director de la sede Argentina de la empresa hasta
su quiebra, cuando retoma la aviación, no sin sufrir nuevos accidentes de los que también se recupera.

  Ya en 1930 habiendo publicado Correo del Sur  y
Vuelo Nocturno(por el cual es premiado con el Femina) regresa a vivir a París pero comienza a trabajar como corresponsal del periódico París-Soir  y no deja de viajar alrededor del mundo.

    Es entonces cuando se produce otro hecho revelador de la vida de Saint-Exupéry: al igual que el protagonista de El Principito, su avión se estrella en medio del desierto "a kilómetros del lugar habitado más próximo. Junto a su copiloto camina durante tres días sin provisiones ni agua, hasta ser rescatados por una caravana de beduinos. Al llegar a El Cairo, Antoine relata parte de la odisea y se entera de que los habían dado por muertos.

  A pesar de esa terrible experiencia (y otras siete fracturas de cráneo) no deja de volar, bien por su trabajo, bien por su espíritu aventurero, al tiempo que sigue escribiendo y publicando.

    Luego de Tierra de hombres y Piloto de Guerra llegara El Principito, apenas un año antes de su trágica muerte.

  El 31 de Julio de 1944, Antoine Saint-Exupéry despega en su Lightning P-38 para una misión sobre el Mediterráneo, de la que nunca regresó. No fue hasta 1998 que un pescador encontró en sus redes una pulsera grabada del escritor y hasta 2003 que se rescataron los restos del avión del fondo del mar.

  Como el pequeño príncipe de nuestra historia, antes de ese vuelo sin regreso Antoine deja una marca indeleble en todos aquellos que se acercan a su obra.