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un día naces, no eliges dónde, ni cómo.
no eliges tu familia, ni tus privilegios y mucho menos tus problemas.
hola, mi nombre es miranda montenegro, tengo 16 años. nací un día soleado del 28 de septiembre, y soy hija única. (disculpa por los datos innecesarios)
aveces siento que me pierdo entre lo que pienso y lo que está pasando, y que también me duele más lo que pienso que lo que me termina ocurriendo.
increíble presentación, ¿no?
desde que nací, he vivido en la misma casa, he dormido en el mismo cuarto cuyo color gris me representa. la casa tiene 5 cuartos, una sala inmensa, un comedor grande y una decoración parecida a la de una casa de campo italiana de los 90.
mis papás, donato y elena, un empresario de la industria eléctrica y una escritora cuya obsesión por la política y fenómenos sociales hizo que me terminaran colocando ese nombre. donato me tiene un apodo desde que tengo 6 años; mirada, porque decía, que para él, tenía la mirada más linda que haya podido ver... yo me parezco más a mi mamá físicamente, nuestro moreno color de piel y nuestra sonrisa era en lo que más nos parecíamos.
mi apariencia física estaba un poco menos desordenada que mis pensamientos, estos dos estaban en una lucha constante por quien ganaba.
pocos recuerdos felices tengo de mi infancia. estos, cada vez más se hacen más borrosos y un poco invisibles entre tanta mierda... no porque mis papás peleaban, fueran abusivos, me hicieran bullying en el colegio o lo que sea.
a veces, no hay motivos, las cosas solo pasan y ya.
también aveces, no paran, siguen pasando, y no cambian.
algo que recuerdo de niña es que las hijas de los amigos de mi padre siempre intentaban integrarme, pero mi ansiedad no me dejaba ni decirles hola.
hacer grandes cosas implica tener grandes responsabilidades, y mis papás tenían una pequeña obsesión con ellas. aún e no tolero una cámara, un micrófono, más de 50 personas con abrigos de piel cuyo precio es mayor a $1.000 en un mismo lugar con los ojos encima de mí.
pensé que eso era algo momentáneo y que iba a cambiar.
porque cuando creces, se supone que todos, como adolescentes, nos deberíamos sentir como si tuviéramos en la punta del monte everest, (sin morir en el intento de subir y aunque algunos se les hace más facil estarlo), que entre tanto alcohol, amigos, fiestas, serotonina, nos sintiéramos indestructibles.
pero yo no me siento así.
y un día, sin una guía, sin herramientas, tienes que tomar la decisión sobre quién eres y qué quieres.
y también, un día normal, empiezas a sentirte mal, sin ánimo.
te alejas, las personas cercanas se van yendo y poco a poco te quedas sin nadie.
mi mamá es una persona muy especial para mí a pesar de no ser cercanas, es una persona sumamente inteligente que supo en cada momento que me estaría pasando, en algún punto siento un poco de envidia porque yo también quiero saber qué pasa...
un día comúnmente anormal, nos sentamos a almorzar todos juntos; papá, mamá y yo...
¿como te va en la escuela? - pregunta mamá, -. yo levanto la cabeza y pude ver sus ojos color avellana, igual que los míos. con un poco de comida en la boca le digo - normal, como siempre -, ella sonríe nerviosa y empieza a comer.
yo tenía muy poca comunicación con ellos, y no me sentía muy bien estando allí.
por un momento sentí que la conversación incómoda no iba a suceder
pero, mamá, de nuevo, luego de un silencio de 5 minutos dijo - ¿estas segura que todo está bien? no te veo así, no te siento así, se nota en tu cara -. me quedé sin hablar, porque sinceramente no tenía nada que decir.
papá luego de estar callado habló y dijo - ¿no vas a decir nada? ¿por qué eres tan distante? ¿qué te cuesta decir algo? - me quedé sin decir nada porque aún mi cerebro no había creado las palabras para decirlas.
por otro lado, mamá dice - pensé qué te gustaría ir a un psicólogo, alguien con quien hablar de que sientes, que pasa, o lo que sea -. quedé en shock cuando me dijo eso sin previo aviso alguno, pero ella siguió hablando, - y si no quieres ir, puedes hablar con nosotros - dijo mi papá desde el otro lado de la mesa.
me sentía mareada, creo que era la primera vez en mucho tiempo que hablábamos tanto, pero, en el fondo, sabía que tenía que tomar una decisión.
cuándo tenía 12 años, luego de idas involuntarias al psicólogo, me diagnosticaron depresión y ansiedad. no sé de dónde salió, ni que la originó, pero allí está, y es algo que todavía sigue conmigo, cómo lo único estable en mi vida. aún recuerdo el 12 de marzo de ese año, cuando, mis papás me llevaron al mejor psicólogo de méxico (palabras dichas por ellos).
aún recuerdo en el momento en el que llegué a casa ese día, no tenía nada en mi cabeza, sólo quería acostarme y ya. pero, mis papas tenían una conversación pendiente para mí.
nos sentamos en el sofá de la sala, mi papá, Donato, dijo las primeras palabras clichés que sabría que iba a decir; esto es un tema serio, sabemos que no es fácil, pero tienes a un increíble profesional para ayudarte, y lo más importante, a nosotros.
yo claramente no tenía nada que decir, y me quedé callada.
dijeron otras cosas que no capté bien.
mi mamá tomó mi mano y pude ver su tristeza en su cara, así ella tratase de ocultarlo con su optimismo.
los dos me dieron un abrazo, de 20 segundos, pero que pareció eterno, y en ese momento sentí que era yo misma la que no me permitía estar feliz. probablemente tenía a dos papás increíbles pero igual no era suficiente, nunca lo era.
sabía que mis papás me amaban como a nada.
y yo también los amaba a ellos, aunque no supiera que era amar...
los años posteriores no fueron de mucho éxito, ni de mucho balance.
ni en el psicólogo, colegio, ni en amistades.
y no me pregunten en lo amoroso.
pronto hablaremos de ello.
y creo que, a diferencia de Bad Bunny, no estoy en mi peak... y el optimismo tampoco es una opción.
pero mentiría si no quisiera que fuese diferente.
ellos también quisieran que fuese así.
pero también mentiría si dijera que he tratado de cambiarlo.
y como no todo puede ser centrado en mí (la ansiedad me mataría) muy pronto conocerás a otras no tan increíbles personas que forman parte de todo el camino que es descubrirse en escenarios muy predecibles como el colegio, las fiestas, los eventos, etc...
acompáñame a conocerlas.
acompáñame a ver porque están en el monte everest.
y cómo se siente estar en el.
¿si sabes que es el mal de altura?
¿cierto?
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monte everest
Teen FictionNarrada, vivida y sentida desde la perspectiva de Miranda, una chica de clase alta en México, con problemas de depresión y ansiedad. Ella, junto a seis adolescentes, viven entre lujos, excesos y en la cima del monte everest. Pero también estan rotos...