Mi Primera Esclava "capitulo 1"

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Era un día como cualquier otro, me levanté de la cama, me puse mis pantuflas y agarré la benda que dejé anoche en el cajón de mi ropero. Me dirijí al baño, ahí, agarré el alcohol del botiquín detrás del espejo y me levanté la manga, suspiré y me quité la venda, me alegré mucho al ver que las heridas que me hacía mi padre ya no estaban infectadas, lo cual significaba que mi curación estaba rindiendo frutos, tanto sufrimiento si valía la pena. Así que agarré el trapo limpio del lavadero y lo puse en mi boca para no despertar a mis padres con mis gritos, si los despertaba, mi padre me pegaría con el látigo de nuevo, comencé a servir el alcohol, lo servir directamente sobre las heridas aún abiertas, ¡ardía más que el infierno!, pero por suerte hoy si pude controlar mis quejidos. Cuando terminé, vendé mis brazo con la venda nueva y me puse mi uniforme para ir a la escuela, (aún me sorprende que mis padres la paguen), luego bajé las escaleras para desayunar, como siempre las sobras de ayer, mis padres odian que coma algo que no sean las sobras. Salí de casa y me fuí a la escuela. Al llegar me encontré con mis "amigos", todos unos hipócritas, no les importa lo que pase conmigo, solo les importa lo que puede pagar mi padre.
- Oye Nat ¿ Te enteraste de los nuevos esclavos del mercado?
(Me preguntó el más molesto de todos)
-¿Esclavos?
(Pregunté)
-  Si, me enteré que acaban de llegar de fuera, a mí ya me compraron el más grande y fuerte de todos.
(Dijo el más presumido y a la vez molesto)
-¡No me interesan!. No soy tan tonta como para querer dañar a otro ser humano solo para cumplir caprichos míos.
Les dije a todos esos cobardes que lastiman gente sin sentido y fui a clases.
Cuando volví a casa, mis padres me esperaban en la sala, tenían una sonrisa tétrica que jamás había visto.
Mi padre me agarró del brazo herido e hice lo que pude para no llorar, porque aún dolía, además, él jamás tenía cuidado.
Me llevó al granero "como siempre para golpearme" fue lo primero que pensé ¿¡Qué pasó!? ¿¡Qué hice mal!? ¡¿En que me equivoqué?! fueron las preguntas que pasaban por mi mente, ya que solo me llevaba ahí cuando de verdad lo hacía enojar, cuando empezaron a brotar las lágrimas de mis ojos y estaba apunto de arrodillarme para rogarle que no me lastimara y que no me golpeara abrió la puerta, y alcancé a ver a alguien pero. ¿Era una persona? Eso parecía, cuando mis ojos se adaptaron a la oscuridad vi a una mujer, tenía la marca de los esclavos, ¡Era una esclava!....Mi primera esclava

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