Spinel está teniendo serios problemas de depresión post-guerra. Un simpático cuarteto de espinelas llegarán para alegrar su vida. ¿Realmente su depresión es por la guerra, o quizá es por una decepción amorosa? ¿Resultará en un triángulo amoroso?
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S...
Son mediados de la primera era. Diamante Rosa estaba junto a Perla Rosa, caminando por uno de los pasillos que dan hacia el salón principal de las Diamantes. Diamante Rosa rebosaba de su hermosura y gracia al caminar, mientras que Perla Rosa caminaba detrás de ella con elegancia y en silencio. Ambas llegaron al gran salón donde las esperaban las Diamantes restantes. Se reunieron frente a ellas e hicieron una reverencia.
— Ya estoy aquí ¿Para qué me necesitaban? —
Preguntó Diamante Rosa con un tono algo engreído y arrogante frente a las diamantes.
— Hola Rosa — Dijo Diamante Amarillo con una voz seria y continuó
— Últimamente haz estado muy insistente sobre tener tu propia colonia, y nosotras de...—
— ¡¿FINALMENTE ME DARÁN LA QUE QUIERO?! ¡AL FIN! —
Gritó Rosa, interrumpiendo bruscamente a Amarillo. Amarillo se molestó un poco y antes de continuar, Azul continuó su comentario
— Eh, no es eso por lo que te hablamos Rosa, lo que Amarillo intenta decir es que las tres llegamos a una buena solución, una prueba —
A Rosa se le bajó en ánimo y volvió a poner una actitud indiferente mientras escuchaba. Amarillo continuó
— Así es, una prueba, como dijo Azul. Las tres creemos que, si te dejamos a cargo de algo más pequeño que una colonia, y pruebas que puedes cuidarlo por un tiempo, accederemos a darte tu propia colonia —
Rosa se molestó y respondió algo engreída
— ¿De qué sirve? He estado centenares de años cuidando de Perla, ¿Esa no es prueba suficiente? —
Dicho comentario hizo que Perla Rosa, junto a su Diamante, abriera los ojos y la volteara a mirar algo insegura. Amarillo y Azul quisieron contestar a la insolencia de Rosa, pero Diamante Blanco las tomó de los hombros y comenzó a hablar.
— *Risas ligeras* Rosa, bien sabemos tú y yo que la que ha estado cuidando de ti estos centenares de años ha sido tu Perla, no tú a ella —
El comentario hizo avergonzar a Rosa. Blanco continuó.
— No te estamos pidiendo permiso, es nuestra decisión. Te pondremos a cargo de una gema por un tiempo. La hicimos perfecta para ti, para que te mantenga siempre ocupada y sepas lo que es estar a cargo de algo —
Entonces Blanco se levantó y sacó algo de su túnica, y con ambas manos lo bajó hacia Rosa, quien alzó las manos algo insegura y curiosa de lo que le daría Blanco. Las manos de Blanco alcanzaron las de Rosa y permitieron ver a una nueva gema rosada, entusiasta y lista para su trabajo.
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— ¡Estoy tan feliz de conocerte! ¡JA, JA! — Gritó alegre la pequeña gema, y luego se estiró para llegar a las manos de Rosa y columpiarse en sus brazos mientras reía, haciendo que Rosa resaltara un poco de la impresión, pero después sonriera ante la nueva gema.
