01: Una segunda oportunidad.

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⚠️Mención de violencia/ mutilación/ trauma

Observó aquella espada hecha pedazos que yacía frente de él, al menos con el único ojo que le quedaba, sin ninguna emoción que podía expresar en ese momento. Es como si todas las emociones negativas se arremolinan dentro de su pecho que era imposible expresalas todas al mismo tiempo. Lo que quedaba de su cuerpo se arrastró con dificultad sin siquiera tomarle importancia al dolor que podía experimentar, ese dolor ya no podía ser percibido como si padeciera de CIPA*.

No tenía lengua así que su voz no salía como quería, solo pequeños quejidos que lograban expresar desesperación, enojo, frustración, y sobre todo decepción. Ese maldito de Yue QingYuan decidió ir por él a pesar de decirle que no se presentara ante sus ojos, sin embargo, no lo hizo, pero de todas maneras había decidido ir por él por esa carta escrita con dolor y con aquel presente por parte de la bestia.

Sus piernas.

Quiso gritar y maldecir al mundo, pero ya no tenía fuerzas para hacerlo, esa espada era la única manera de hacerle descansar, de hacerle morir por fin. Quería morir, realmente deseaba ya no experimentar otra tortura, saber que Yue QingYuan murió por él, le hizo recordar el pasado...

¿Por qué ahora si quería salvarlo? Y no pudo ir cuando lo necesitó, pudiendo evitar la persona que se convirtió y lo llevó a este horrible final. Sabía que era su culpa terminar de esta manera, también sabía que esto pasaría de alguna manera.

Él tenía mucho odio y resentimiento acumulado y su orgullo, no podía dejarlo porque había sido ese odio el que lo sacó del infierno en la mansión de los Qiu. El resentimiento y su orgullo el que le hizo convertirse en un erudito, el Señor del Pico Qing Jing, el segundo más poderoso de la Secta Cang Qiong, a pesar de no haber iniciado a la etapa correspondiente... Pero eso ya no importaba ahora, solo quedaba un cuerpo sin miembros, sin reputación, sin nada.

Algunos pedazos de espada eran tan diminutos que podían entrar por sus labios y pasarlos por la garganta, rasgando su faringe conforme viajaba a su estómago. Así que esa sería la única oportunidad que tenía de morir.

Levantó su rostro un poco con el cabello disparejo, sucio y con sangre, cayendo al suelo, acercó su boca a esos pedazos dispuesto a tragarlos. Ni siquiera iba a dudar, el dolor que podía experimentar ya ni siquiera era tanto después de experimentar una y mil torturas por aquel mestizo y sus estúpidas esposas.

Tomo aquellos filosos restos de espada tan rápido como podía, antes de que llegara el demonio a torturarlo de nuevo. Porque él sabía que no lo dejaría morir.

Los tomó y tragó con demasiada dificultad al sentir aquel dolor que rasgaba su garganta, siguió comiendo de aquella arma espiritual, o bueno lo que quedaba de ella. Cuando creyó que sería suficiente hacerle para morir se dejó caer, lo que quedaba de su cuerpo yacía a un lado de los pedazos más grandes de la espada que no pudo ser ingerida.

Y por primera vez en su vida pidió perdón...

Su cuerpo comenzó a tiritar, como si tuviera frío, o tal vez lo era, después de todo la energía espiritual que llegó a tener en algún momento de su vida dejó de servirle... su cuerpo y cultivación se dañaron así que no quedaba nada y por ende ya no era inmune a cualquier temperatura.

"Pido perdón a cualquier persona que dañe, no es propio de mí hacer esto... pero realmente si tuviera la oportunidad de cambiar mi destino, quisiera intentar de nuevo vivir... esta vez sin odio, sin envidia, sin rencor..."

Era imposible y lo sabía, enserio, pero ya no había nada qué hacer. Toda su vida fue una mierda, tratando de escapar siempre de la muerte, pero así convirtiéndose en el villano escoria que todos odiaban y a su vez una persona que merecía algo mejor en toda su vida. Podía maldecirla, y lo haría, porque nunca tuvo realmente una vida feliz, tampoco un hogar. Ni siquiera se atrevería a decir que el tiempo que paso al lado de Yue QingYuan cuando aún eran esclavos era lo más hermoso, porque realmente no lo fue. Siempre tratando de vivir día a día, sin tener que comer casi siempre y encontrando lo que sea que fuera comestible hasta en la basura antes de morir de hambre, tuvo una vida horrible. Así que sí, iba a maldecir su vida.

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