Jimin creía que lo peor de una ciudad fantasma era el silencio. Que no se malentienda, él adoraba la tranquilidad y la paz de su hogar, pero el silencio fuera de casa era otra cosa, era inquietante , era el puro conocimiento de que debía estar atento a cualquier diminuto sonido y movimiento para salvar su vida.
Bam ayudaba mucho con eso, levantaba sus hermosas orejitas marrones al instante y corría a su lado, haciéndole saber que debía tomar un arma.
Se había adaptado a su entorno rápidamente, como si ya hubiese nacido con ese nuevo instinto de supervivencia que todo ser vivo no racional parecía tener.
El día en que finalmente debió resignarse a pasar una noche fuera de casa fue más complicado de lo que creyó. No importaba cuantas veces hubiera revisado el mapa y cuántos sitios hubiese marcado como zonas posiblemente seguras para acampar, la sangre aún se le helaba al recordar que no tendría a sus altos muros de acero y hormigón cuidándolo o la seguridad de estar lejos de lo que solía ser una ciudad civilizada.
Sim embargo el día había transcurrido bien, sin muchos infectados que se cruzaran en su camino y con una importante recolección de provisiones , las suficientes como para que no tuviese que salir en meses si tenía cuidado con las raciones y conseguía administrarlas bien en conjunto con las cosas que producía en su casa.
Al caer la noche condujo hasta encontrar uno de los tantos lugares que había marcado en el mapa y aparcó el auto, trabó todas sus puertas, se aseguró de que las rejillas que cubrían los vidrios estuvieran arriba y le dio de comer y beber a Bam, que luego de estar satisfecho procedió a acostarse en uno de los asientos traseros.
Las manos le temblaban y sentía algo de frío, más poco a poco logró quedarse dormido. Despertó quizá horas más tarde, pues sus ojos atisbaron claridad de inmediato.
Su cerebro demoró unos instantes en reconocer lo que estaba sucediendo a su alrededor, Bam ladraba furiosamente hacia las ventanas y los golpes secos de manos contras las rejillas que protegían los vidrios hicieron eco en sus oídos.
Estaba rodeado.
Probablemente captaron su olor y fueron acumulándose cerca de la camioneta, hasta darse cuenta de que la sangre por la que bramaban estaba en el interior de ella. Jimin jadeó horrorizado ante la vista de los rostros putrefactos, ya había estado en una situación similar una vez y había perdido a su hermanita.
Respiró con dificultad y comenzó a elucubrar un plan. No podía bajar las rejillas, el vidrio y dispararles, eran demasiados y solo lograría darle a uno o dos antes de que esos apestosos brazos entraran al auto por él.
Siempre podía intentar arrollarlos, aunque parecían una fuerza inamovible en conjunto.
El pequeño Bam seguía ladrando, pero un ligero lloriqueo se entremezclaba con sus graznidos.
— Tranquilo bebé, nos sacare de aquí — musitó decidido, no sabía si lo decía para calmar al pequeñito o a sí mismo.
Movió la llave y encendió el motor, haciendo que el jeep vibrara. Pisó el acelerador, avanzando solo unos centímetros antes de estancarse por culpa de cúmulo de infectados que se cernían frente a su auto.
¿Qué demonios debía hacer maldita sea?
Siguió intentándolo pero el resultado fue el mismo. Estaba atrapado, no había forma de salir.
Los disparos llegaron como una grata sorpresa a sus oídos, causando revuelo entre sus depredadores, que rápidamente viraron su atención hacia una nueva presa mucho más fácil de adquirir.
Entre el conjunto de gruñidos logró distinguir el sonido de una moto y una voz jovial burlándose de los muertos, regocijándose de acabar con ellos.
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Apocalypse #ₖₒₒₖₘᵢₙ ( Omegaverse)
FanfictionSolo era Jimin, un lindo omega en medio de un apocalipsis rodeado de aquellos muertos vivientes, creyó que ese sería su fin. Pero jamás espero que aquel alfa fuese a su rescate, disparando a aquellas criaturas y poniéndolo a salvo. #🐾 Historia Or...