Solo era Jimin, un lindo omega en medio de un apocalipsis rodeado de aquellos muertos vivientes, creyó que ese sería su fin.
Pero jamás espero que aquel alfa fuese a su rescate, disparando a aquellas criaturas y poniéndolo a salvo.
#🐾 Historia Or...
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Capítulo largo
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Aquella tarde Jimin le guió por los pasillos, le mostró las habitaciones disponibles y asegurándole que podía pasar la noche allí y partir por la mañana, cuando hubiera luz
Aquella no fue la única noche que permaneció ahí una semana entera.
Jungkook siempre se mostraba agradecido con su hyung por dejarle quedarse mientras que este último se mordía las mejillas para no sonreír como idiota.
Tenía que aceptar que el alfa se veía demasiado lindo cuando su mueca no era arrogante sino genuinamente feliz, cuando sus mejillas brillaban con un tenue rojizo y sus ojos se iluminaban, trayendo al omega como la luz a las polillas.
No había tenido espacio para esos pensamientos en mucho tiempo y reconocer el tirón de la atracción le generó emociones contradictorias.
Tenía 22 años cuando empezó la peste y una buena cuota de experiencias sexuales con dos ex novios, en aquel entonces sabía como debía actuar ante los alfas, ahora no estaba tan seguro.
Es decir, no podría lanzarse descaradamente sobre un tipo que acababa de conocer, no importaba que probablemente fuera su destinado o el último alfa sobre la tierra y que se partiera de bueno.
Jimin decidió concentrarse en preparar la cena y dejar esos pensamientos libidinosos en otro lado, estaba terminando su trabajo cuando Jungkook salió del baño, llevando unos pantalones de chándal y una camiseta gris que antaño pertenecieron a su padre.
Era igualmente atractivo con el cabello mojado, no sabía por qué esperaba que fuera diferente. Jungkook parecía ser uno o dos años menor que él mismo, pero aún así no podía evitar sentirse como un pequeño cachorro enamoradizo de preescolar a su lado.
— Espero que te guste el salteado de pollo con verduras — comentó juguetonamente, el más alto ya estaba salivando.
— He comido cualquier cosa durante este último tiempo, créeme que tu comida, desde que llegué ha sido como el paraíso. Huele como el paraíso — ambos rieron y el alfa se acercó para ayudarlo a cortar los últimos vegetales — Entonces... ¿Has estado solo?
Se atrevió a preguntar pues desde que llegó al refugio se había negado a hablar sobre ello y hacer sentir mal al omega.
— ¿Bam y los animales de granja cuentan? — aquel negó — Entonces si. Me he acostumbrado, aunque admito que se siente bien tener a alguien con quien conversar.
— El sentimiento es mutuo — replicó antes de señalar algo sobre su cabeza — ¿Esa era tu familia? — Jimin contempló el cuadro familiar unos segundos antes de asentir — Te pareces mucho a tu madre...
— Sí, me lo decían todo el tiempo..
— Yuna también era muy bonita, aunque creo que heredó más de tu padre. Bendita genética, eran una familia bien parecida.
