VENGANZA NEFASTAS.

∆ CAPITULO 1 ∆

Sueños dulces

LIAM

El aire suele ser calmado, pero cuando vas en un auto comienza a tomar fuerza.

Ignoro mis pensamientos, estoy aburrido, por ende pienso bobadas.

El carro de desplaza por la carretera desierta, viajar por auto es aburrido, me doy cuenta.

— ¿ Estas seguro que quieres irte a vivir con tu hermano? – mi madre mi mira. — aún puedes arrepentirte.

— madre ¿ por qué crees que quiero quedarme en ese pueblo que llamas hogar? Es muy aburrido ese pueblo

— no es aburrido, los que pasa es que quieres deshacerte de mi ¿ Verdad? — sus ojos se cristalizan.

— madre, no seas dramática, no es por eso solo que ese pueblo es aburrido, la ciudad es muy divertida— me encojo de hombros.

— sabes que si es por tu padre, no lo volvería hacer — me mira y después ala carretera —  además ya estamos llegado, ya no a hay vuelta a atrás.

No respondo, es mejor así.

El viaje sigue, al llegar a la ciudad veo edificios, carros caros y extraños, personas con ropa sofisticada.

Para mí sorpresa el vecindario donde vive mi hermano  es muy moderno y me atrevo a decir que caro.
—

– es aquí mi liam — mi madre se para en una casa enorme de color blanco.

Mira por la ventanilla, mi hermano tiene un trabajo muy bueno, la casa es enorme. Bueno también que este casado con una mujer muy rica lo ayuda.

Mi madre sale del auto. Acto seguido yo hago lo mismo bajamos del vehículo, sacamos mi equipaje.

— madre — la voz de mi hermano suena en la puerta y me giro para mirarlo — que bueno verlos.

Suelto lo que tengo y corro dónde está mi único amigo, confidente y hermano que tengo, me lanzo en sus brazos y lo enrollo con los mios.

– Milán te extrañe mucho – mis ojos se cristalizan.

– ya también– me aprieta.

Mi madre se acerca y me toca, entiendo así que me separo para que ella pueda saludar.

— hola milan – mi madre lo abraza — tengo años que no te veo.

— nunca quieres venir — responde mi hermano.

Mi madre se aleja, una mujer sale de la casa, es alta, sus ojos verdes desatan una intensidad, su cuerpo bien cuidado es una mujer hermosa, camina hacia nosotros y se posa al lado de Milán, nos mira por un momento, como si no supiera que decir.

— hola, ustedes deben ser la familia de milan — la voz de la chica sale casi entrecortada.

— cariño, ellos son mi hermano- me señala — y mi madre.

Señala a mamá, la mujer un poco apenada se dirige donde está mi madre, un rubor se forma en su mejillas. Pero se arma de valor y responde: