2.

999 77 10
                                    

Hace meses

- Bienvenidos a bonten

Los hermanos haitani, el dúo que gobernaba roppongi y ahora ejecutivos de bonten. Haitani Ran y rindou, hermanos y compañeros de vida. Rindou no puede vivir sin ran y ran no puede vivir sin él, como la mugre y uña

Sanzu entraba a la sala, con el traje cubierto de manchas color rojo vivo. Para tener la ropa de esa manera no le molestaba ni un poco que los demás se le quedaran viendo y se alejasen al pasar al lado suyo

Tiro su cuerpo contra la pared, mirando a los demás hombres de la habitación. De vez en cuando había nuevos integrantes en bonten, por eso lo emocionaba tanto conocer a los nuevos integrantes y ahora compañeros

Pero todo se desvaneció al ver a ambos hermanos. Reconocería aquellos ojos morados en cualquier otro lugar. Sanzu cambia mucho de emociones un rato podría estar alegre y al otro rompiéndote la cara a puñetazos. Y ahora se encontraba un tanto irritado, al ver a ambos hermanos pero más al mayor, a quien más odia. No estaba seguro de lo sentía pero de algo está seguro aquel par no le cae para nada bien.

Por otro lado ambos hermanos, bebían vino, mientras dialogaban con los otros integrantes de bonten.

Las mujeres salían y entran con nuevas bebidas y drogas. Era normal ver esto, asi se disfrutaban mejor las fiestas o eso dicen.

Sanzu hacia la vista gorda a estas y otras acciones de parte de los invitados y miembros o ejecutivos de bonten. Cada uno hace lo que quiere, podían torturar y matar a alguien en este preciso momento y nadie haría algo al respecto. Pero siempre hay límites, si alguna de estas acciones llega a perjudicar a bonten o al jefe habrá un castigo que pagar y la mayoría que a llegado a probarlo no a salido con vida, por eso cada uno cuida cada acción que llega a hacer

Ran se le acercó al chico de cabello rosa, tocándole el hombro y llamándolo por ese estúpido apodo. Sacándolo así de su burbuja, girando la cabeza para chocar miradas con el haitani mayor quien tenía esa tonta sonrisita de siempre.

- Tu nombre es ese ¿verdad? –menciono, sanzu lo ignoro como si de un poste se tratase. Esta acción en vez de enojar a ran lo divertía, eso era evidente –También me gusto hablar
contigo –hablo con sarcasmo, despidiéndose con una sonrisa

Rindou bebía como si no hubiera un mañana, emborracharse no era un problema. Sentado al borde del sofá, podía ver perfectamente a su hermano charlar con un hombre de cabello rosa, que a sus ojos era una mancha rosa junto a una morada. Con las piernas casi inútiles se acerco a su hermano mayor, abrazándolo por la espalda.

- ¿Conoces al chico que acaba de irse? –ran negó con la cabeza –Cuanto bebiste, apestas a alcohol –menciono, tocando y sosteniendo las manos de rindou –Están heladas –Se desprendió los guantes negros que traía puestos, colocándolos en las manos delgadas de rindou

Con una mano, sanzu tomo su paquete de cigarrillos, llevando uno a sus labios, segundos después encendió el cigarro y comenzó a inhalar. Sentándose en un escalón de una escalera de madera, que llevaba al segundo piso del edificio.

Su vista se posó en ambos hermanos que salían. El mayor sostenía la muñeca de rindou, quien caminaba tontamente y tropezando de vez en cuando. Subieron aquellas escaleras pasando al lado de sanzu, quien solo se hizo a un lado dejando el paso libre. Rindou lo fulmino con sus ojos y pupilas dilatadas, sonriéndole coquetamente mientras se alejaba hasta desaparecer de la vista de sanzu.

Extrañado por la acción del contrario, siguió a ambos hermanos. Llegando así al segundo piso del edifico, metiéndose en un cuarto vacío para así no ser descubierto.

- ¿Porque hiciste eso? –ran soltó su agarre de la muñeca contraria – ¿Hacer qué? –rindou pregunto, abriendo la puerta –En las escaleras, le sonreíste a sanzu –rindou se volteo - ¿Sanzu? Así que ese es su nombre –murmuro, sonriendo – ¿Celoso? –miro hacia arriba, posando sus ojos en ran, quien lo miraba con molestia.

Molesto, ran tomo la muñeca de rindou, golpeado su cuerpo contra la pared. Atrapo sus labios con los suyos, rindou abrió la boca en respuesta dejando al mayor explorar con su lengua su cavidad bucal. Ran poso sus manos en los muslos del contrario, agarrándolos y subiéndolos a su cintura, por otro lado Rindou rodeaba el cuello de ran con sus brazos y presionanba el agarre de sus piernas evitando así caer.

Fumando y apoyado en aquella pared, sanzu disfrutaba sus últimos momentos estando cuerdo. Saco el frasco de pastillas que siempre carga, tomando de este una píldora, que luego se metió en la boca y trago. La sensación que sentía por todo el cuerpo lo volvía loco, cayó al piso esperando que la píldora terminara su trabajo.

Se asomó por la ventana, recordando la razón por la cual vino. No era un acosador, pero aquel dúo llamo su atención. Sus ojos se abrieron al ver al mayor de ambos hermanos sosteniendo y besando al menor. Rindou lo fulmino con sus ojos. No le gustaba tener publico en momentos asi, lo hacían sentir extraño pero ahora no le ponía importancia. La lujuria lo consumía y lo que una vez lo hacía sentir extraño ahora lo emocionaba y excitaba.

Sanzu veía como el chico de cabello lila apretaba el agarre de sus piernas, mientras el mayor besaba y lamia el cuello del contrario con si de un dulce se tratara, entrando en aquella habitación y desapareciendo de la vista de sanzu, quien salió corriendo de ahí y se encerró en el baño, quería procesar lo que acababa de ver. Aunque a primera vista aquel dúo llamo su atención, quizás por la conexión que tiene el uno con el otro y el apoyo mutuo, siendo así una relación buena de hermanos, pero algo no cuadraba. La forma en que el mayor sobreprotege y mira al menor, además de tratarlo de diferente manera. Crea una idea descabellada en la mente de sanzu. Y al recordar como el haitani mayor lo alejaba cuando le sonrió en aquellas escaleras y lo de ase un momento. Comprobaba todo lo que alguna vez supuso.

Charcos de sangre y cuerpos tirados en cada esquina, más las marcas de manos humanas en las paredes. Hacían que aquel sótano fuera más aterrador de lo que ya era.

Pero un ambiente cómodo para sanzu, bueno a excepción de algo. Aquel dúo de hermanos también lo acompañaba, torturando a uno que otro espía, que tontamente se infiltraban a bonten y se hacían pasar por miembros, obviamente no duraban más de una semana sin ser descubiertos, luego los torturaban y mataban.

Fumaba para olvidar a ese par, entrando en un lugar donde sentía paz y comodidad. Pero la mano de rindou lo saco de ahí – ¿Me lo prestas? –Pregunto, quitándole el cigarro que fumaba en ese preciso momento para ponérselo en los labios y empezar a inhalar –Porque hiciste eso –rindou expulso el humo por su labios, volteando la cabeza –Te lo pedí prestado –La sangre le hervia, no era de su agrado que tomen sus cosas, con o sin permiso. De mala gana saco otro cigarro. A rindou le encantaba ver las reacciones de sanzu, eran divertidas y graciosas.

- No sabía que tu hobby era espiar a las personas –menciono, sanzu giro la cabeza – ¿Hobby?, ¿Espiar? jajá… deberías dejar las drogas –rio, mirando el rostro molesto de rindou. Lo empujo, haciéndolo caer en el frio piso y posicionándose encima de este –cariño, el único que se droga aquí eres tu –agarro las muñecas de rindou que posaban cerca de su cabeza, apretándolas y cambiando de posición, quedando encima de rindou –Wow, eres demasiado fuerte –intento mover sus muñecas, pero el más alto las presionaba fuertemente con cada movimiento que el más bajo – ¡suéltame!, ¡Duele! –Le divertían sus expresiones, quería provocarlo un poco más – ¿Porque no me obligas? –sonrío – ¿Quieres morir? –sus piernas daban pequeñas patadas, intentado zafarse pero sanzu las presiono con las suyas.

Enserio lo mataría, una vez este libre. Sus muñecas le dolían como el mismo infierno.

- Te odio –desvió su mirada, evitando contacto visual con el más alto –Yo también, te odio –contesto, sonriendo

ᴅʀᴇᴀᴍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora