El nudo que se formó en la garganta de Aisha se sentía como cientos de cuchillas intentando atravesarla. Quería ser fuerte y también quería ser capaz de mostrar indiferencia, pero no podía. Todo empezaba a parecerse a un bucle infinito de mal estar y desasosiego.
Los tres muchachos que la habían sacado a la fuerza de su habitación la estaban guiando a su primera prueba. No habían hablado en ningún momento, pero uno de ellos —el que ya conocía—, no apartaba la mirada de sus manos. Como si supiera que escondía algo. O como si creyera que en cualquier instante podían ser presos de una encerrona... incluso de una muerte rápida, y no por ello menos dolorosa.
Aisha encogió los hombros y escondió las manos mientras mantenía la mirada, y a pesar de que no había forma alguna de poder apreciar los ojos de ninguno de ellos, sabía cuál eran los de él.
El chico que parecía intentar ayudarla. Ese. Lo reconocía por la voz. Sin embargo, no sabía, ni entendía, el motivo de sus acciones.
—Esta será tu primera prueba —comenzó a susurrar él, en cuanto los otros dos se posicionaron por delante—. No es tan dura, podrás con ella.
—¿Qué importa si puedo o no con ella? —preguntó Aisha con el ceño fruncido. Por ser más amable que el resto... o mejor dicho, menos desagradable, no iba a darle su confianza. Y si pensaba que lo lograría... se equivocaba.
—A mí me importa —aseguró, todavía oculto tras aquel traje que le cubría cada centímetro del cuerpo—. Y a ti debería.
—No hables en mi nombre —Le aconsejó—. Ni siquiera lo hagas en el tuyo cuando no das la cara.
Él la agarró del brazo cuando vio que se frenaba y la obligó a continuar andando.
—No puedes pararte, Aisha. Tienes que ir a esa prueba sí o sí —protestó—. Pero voy a ayudarte. Saldrás con vida.
—¿Quién ha pedido tu ayuda?
—Tus ojos gritan auxilio cada segundo —respondió él, como si se hubiera fijado o se notara tanto como para que fuera imposible no hacerlo—. Y los míos no pueden evitar sentirse culpables.
—Quizá, y solo quizá, es porque participas en...
—No —le interrumpió el chico—. No lo hago. Solo intento... disimular. —Suspiró—. ¿Puedes hacer el favor de creerme? Quiero sacarte de aquí. —Hizo una pausa—. A ti y a todos.
Aisha frunció el ceño sin mediar palabra. No se creía nada de lo que decía y mucho menos pensaba participar en aquella conversación sin sentido.
Los otros dos chicos se giraron para comprobar que todo estaba en orden, él asintió y ambos continuaron con su camino.
—Aisha —volvió a susurrar—. No voy a obligarte a creerme, pero hazme un favor.
Ella lo miró, sin saber justo dónde estaba haciéndolo.
—Duda. No te cierres rotundamente a lo que te digo. Y sobre todo... hazte otro favor a ti; no te fíes de nadie en la prueba. Todos son jugadores, incluida tú.
—No me fiaré de nadie en la prueba —repuso Aisha—. Ni fuera de ella.
Él asintió. Lo había entendido. Y por ahora, se dijo él, no podía hacer nada más. Era completamente lógico que no le creyera. De hecho, puede que fuera lo mejor, ¿verdad?
Aisha se deshizo de su agarre e hizo un lento movimiento con los labios, que decía:
—Que-te-jodan.
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UNA MENTIRA OCULTA O PARALELA ~ ¡YA A LA VENTA!
De Todo¡GANADORA WATTYS 2022! ¡YA A LA VENTA! Aisha se despierta encerrada y con una camisa de fuerza en un lugar que no reconoce, la Residencia Neleh. Ellos la reclutaron para convertirse en una asesina, pero para su desgracia... ya lo era. Deberá sobrev...