PREFACIO

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25 de Septiembre,2019.
Venezuela

La presión tan horrible que tenía que aguantar para evitar el vómito sobre el hombre que trataba fallidamente de llevarme al clímax me jugaron una mala pasada cuando sentí la primera arcada.

El Sr.Gómez con sus dedos tocaba mi clítoris por encima de mi tanga como si fuera un timbre mientras que su babosa boca llenaba de saliva mis pequeños senos, creyendo que al dejar chupones en ellos estaría marcando territorio.

Realmente estúpido. Los Chupones fácilmente los hago desaparecer con crema dental.

Realmente se le notaba un entusiasmo un poco exagerado, tomando en cuenta que está no debe ser la primera vez que está en esta situación.

Siguiendo los consejos de Yenni, arqueé mi espalda lentamente acercándome más a él y fingí un gemido. Necesitaba que creyera que me estaba encantando su inexperta y asquerosa manera de tocarme.

Así que con toda mi fuerza de voluntad, empecé a tocar su miembro por fuera del pantalón.

-Vamos, no seas tímida- me dijo con voz ronca- quiero verte en acción, demuéstrame que realmente quieres ganar.

-Lo sé, cariño- puse mi tono de voz más inocente besando lentamente el lóbulo de su oreja- pero recuerda que necesito ver algo de avance en nuestro trato para poder entregarme a ti de todas las maneras que desees.

El Sr.Gómez no estaba nada mal físicamente. Era pasable, sus ojos oscuros eran de aquellos con una profundidad infinita, su cabello negro con canas era corto y mostraba signos de que pronto comenzaría la calvicie y a pesar de ser papeado, no era una musculatura excesiva. Pero todo lo bueno de veía opacado por su personalidad y el hecho de que fuera un barriga verde que al expresarse y relacionarse con las mujeres las denigrara a ser objetos sexuales. Si, definitivamente eso le quitaba todo el encanto en décimas de segundo.

-No, las cosas no son así. Tu eres quien necesita de mí, así que arrodíllate y convénceme de darte lo que tanto anhelas- elevó el tono de voz y forzó su agarré en mi nuca obligándome a doblar mis rodillas en la alfombra de su oficina para hacerle un oral.

Piensa en tu objetivo.
Piensa en tu objetivo.
Piensa en tu objetivo.

Me repetía una y otra vez para evitar salir corriendo mientras desabrochaba su pantalón y sacaba de su interior un miembro ansioso esperando de un poco de atención

Demostrando una seguridad que realmente no tenía, lo agarré con fuerza y comencé a masajearlo de arriba a abajo alzando el rostro para ver cómo inclinaba su cabeza hacía atrás jadeando.

Poco a poco fuí aumentando la velocidad hasta que reemplacé mi mano por la punta de mi lengua, trazando delicadamente el glande de su miembro e imaginaba que estaba lamiendo una chupeta. Se notaba que no se había rasurado hace tiempo y los rizos entre sus testículos eran muy molestos cuando me tocaba descender por el pequeño tronco.

Sentí con fuerza como su cuerpo temblaba y se entremecia mientras susurraba incoherencias que aumentaban su ego al tener a una chica 34 años menor a su disposición.

Cuando menos lo esperaba, metí toda su erección en mi boca mientras que él con su mano agarraba mi cabello marcando un ritmo muy extraño y desincronizado en la felación.

¿Qué acaso no puede agarrarme bien el cabello? El dolor que me causaba era muy desagradable y sabía que me iba a dejar el pelo todo enmarañado.

-Dale, métela toda.- hizo presión nuevamente para que se encajara en mi garganta, y aunque no lo tenía grande, yo no estaba acostumbrada a nada de esto, lo único que había estado así en mi boca era mi cepillo dental al limpiarme la lengua.

AMBICIÓN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora