El Gran Espadachín Aparece! El Cazador De Piratas, Roronoa Zoro!

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Capítulo. 2 (Episodios 2 y 3)

No soy dueña de One Piece.

«Ahhh, joder, qué molesto» eso fue lo primero que pensó al ver a dos idiotas asomados por el encima del muro.

En fin, les iba a pedir ayuda para asustarlos y que se larguen de ahí o probar suerte.

—¡Oye, tú! ¿Podrías, por favor, bajar aquí y desatarme? Llevo aquí nueve días y estoy muy cansado —le habló a la chica del sombrero de paja porque el enclenque que tenía al lado parecía temerle.

Oyó al otro asustado porque les había dirigido la palabra pero no le importaba.

—Mira, está sonriendo.

—Te pagaré. La primera recompensa que consiga es tuya, te doy mi palabra.

—¡No... No lo hagas, Luffy! ¡Que no te engañen sus palabras... ! Si lo liberas ¡Nos matará y escapará! — «eso será suficiente para asustarla y que se largue».

—No me matará porque yo también soy fuerte —dijo, con una sonrisa demasiado confiada para gusto de Zoro.

—¿¡Eh!?

Antes de que pudiera mandarlos a mierda para que dejaran de molestarlo, la misma niña que vino a verlo hace unos días había saltado el muro otra vez.

—Oye, ¿qué haces aquí? —dijo con una voz más suave, tampoco era un monstruo como para hablarle mal a una niña.

—¡Luffy, detenla, podría morir!

—Hazlo tú —ella quería ver que iba a pasar.

—¿Quiéres morir o qué...? ¡Piérdete!

—Oni-chan, ¡Te he preparado bolas de arroz! Hace tiempo que no comes, ¿verdad? — si esta niña lo ayuda, ahora que sí se metería en problemas —. Es la primera vez que las hago...

—¡No tengo hambre! ¡Vete!

—Pero...

–¡Qué no quiero, déjame! ¡Te mataré si no te vas!

—¡Roronoa Zoro! No asustes a los niños o tendré que decírselo a mi padre — «Lo que me faltaba, el mocoso mimado» pensó.

—Tch, si es el hijo mimado del capitán.

—¿Mimado? no te pases ¡mi padre es el capitán de esta base! — «y a mí qué, si tuviera mis espadas ya habría acabo con toda esta estupidez» pensó.

Para mala suerte de la niña, Helmeppo notó las bolas de arroz que llevaba y se las arrebató en contra de su voluntad.

—¡Ah! ¿¡Qué haces!? ¡No son para ti!

—¡Puaj! ¡Qué asco! ¡Las has hecho con azúcar, se supone que llevan sal! — y de una forma muy asquerosa, escupió lo que se había tragando a un lado.

A pesar de las quejas de la niña, Helmeppo pisoteó la comida que aún tenía en sus manos, que con tanto esfuerzo había hecho.

Y, al final, en un acto de "bondad" Helmeppo le ordenó a uno de sus hombre que lanzara a la niña por el muro, ya que se suponía que debían de ejercutarla por intentar ayudar al prisionero.

El pobre tipo al que se le encomendó hacerlo se le revolvía el estómago de la culpa por tener que lanzar a una pobre niña indefensa, pero debía de hacerlo, porque sino su cabeza correría peligro —P-Perdóname, no es algo personal. Hazte bolita para que así no te duela tanto —murmuró, para que Helmeppo no lo escuchara.

La niña solo pensaba preocupada, que al caerse al otro lado se haría heridas muy feas con la tierra rasposa.

—¡Argh!

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2022 ⏰

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¡La Mujer Que Será La Reina De Los Piratas! [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora