Capitulo I

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Para mi querida niña interior

**El trato**

Comenzaré contando un poco de mi...

Hace bastante tiempo, cuando aún era un débil humano, vivía en un pequeño poblado ubicado en Guerrero, para ser más exacto en las faldas de las imponentes montañas, llenas de varias especies de árboles, hiervas y animales. Angostas brechas funcionaban como caminos comunicando a las pequeñas casas, las cuales estaban bastante separadas unas de otras, con lo que llamábamos "el monte".

Fui un hombre demasiado pobre pero con sueños de riqueza y poder, a menudo pensaba en lo miserable que era mi vida, estaba cansado de mi inevitable rutina, de las dificultades por las que pasaban mi mujer y mis hijos. Pero sobre todo en la vida que transcurría en la ciudad, yo quería ser como aquellos hombres que mire alguna vez, bien vestidos, poseer un auto, una casa digna y con comodidades.

Bastante tarde comprendi que mi ambición fue mi peor enemiga.

Recuerdo aquel día que cambio mi destino por completo; ya casi era de noche, cómo todo pastor después de un largo día de trabajo, me dirijia rumbo a mi humilde hogar, mi recurrente compañía era un pequeño rebaño de ovejas, las cuales tenían la costumbre de refrescarse bebiendo agua en el río, el cuál corría justo por enmedio de la montaña, no las culpo ese bendito líquido caía bastante bien.

Estaba tan sumido en mis sueños que cuando apareció aquella figura de mujer, en medio de la corriente, parada sobre la enorme piedra, pensé que era parte de lo que imaginaba. Ella me miraba con una coqueta sonrisa en el rostro, me quedé perplejo ante tal espectáculo; tenía la belleza de una verdadera diosa, era joven y alta. Con unos ojos grandes y encantadores. Su nariz estaba respingada, entonaba perfectamente en su rostro. Su cabello era negro, bastante largo, sus ondas jugaban con el viento. Sus labios, vaya que antojables se veían, rojos, carnosos y con textura suave. Sus manos finas, blancas, dedos largos y uñas bien arregladas.  llevaba pulceras de oro en las muñecas. Su perfecto y delgado cuerpo era cubierto por un largo vestido negro, sobre las mangas llebaba incrustada piedreria.

Fui convertido en un pequeño pájaro de pecho amarillo, con alas formadas por plumas de color marrón y verde, con un pico naranja, un círculo negro rodea mis ojo. Pero la historia de como fui echizado la contaré en otra ocasión, este libro trata sobre la increíble vida de Alice.

Transcurría el año de...ya no recuerdo. La noche abrazaba la tierra mientras la luna, temerosa, se escondía debajo de las nubes llorosas, millones de pequeñas gotas caían empapando todas las cosas. Me sorprendió el mal clima impidiendo que pudiera seguir con mi camino. Además, después de volar durante varias horas para cumplir un mandato de mi ama, estaba bastante cansado. Apenas podía sostener mi entumecido cuerpo sobre la rama de un frondoso encino. Me encontraba empapado, hambriento y temblando de frío.

A unos cuantos metros se encontraba una pequeña choza de adobe, la cual me recordó mi antiguo hogar. Volé hasta llegar bajo el techo,  pose mis cortas patas sobre una tabla que sostenía una parte del tejado. Dentro se podía observar una escena bastante acogedora; en una angosta y tisnada chimenea ardía un grueso tronco, el calor que despida mantenía calientito el lugar y me reconfortaba. Sobre un petate se encontraba sentada una anciana de mirada cansada, al rededor de ella una hermosa jovencita y un niño pelirrojo bastante travieso. Un delicioso aroma bailaba en el aire hasta ser aspirado por mis fosas nasales, pronto lo supe, era el chocolate servido en el interior de jarrones de barro. Me dieron una envidia grotesca aquellos humanos, porque tenían la dicha de saborear aquella delicia. Inevitablemente recordé mi vida siendo un humano. Mis ojos se llenaron de lágrimas. —Maldita pobreza que me orillo a intercambiar mi alma por un puño de oro— dije para mí solo.

Alice y el demonio de la cuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora