Cuida tu espalda de aquellos que dicen quererte, en cualquier momento pueden traicionarte.
Después del daño energético ocasionado cayo enferma. Alice la encontró tirada en el suelo del patio trasero, con gran esfuerzo la metió a la cabaña y la recostó sobre el petate. Sostenía una compresa fría en su frente intentado ahuyentar el calor del cuerpo.El pequeño no había despertado aún, era como si estuviera muerto, esepto porque aún se podían escuchar los latidos de su corazón, además de que sus pulmones seguían recibiendo oxígeno.
Afuera el sol se estaba escondiendo dejando al mundo en las garras de la temida noche, la cual permitía la salida de los seres de las tinieblas. Pronto tenía que elegir entre salvar su vida sacrificando la alma de su acompañante. De lo contrario ofrecerse como un carnero al matadero dejando a la mala suerte a muchas personas enfermas que dependían de ella. Después de todo les tenía aprecio y fe en los labores que realizaba.
—Perdoname—. Dijo débilmente, apenas y se podía pronunciar las palabras. Retiro las manos de la joven de su frente y las llevo hasta su pecho. No había otra opción su enemigo era poderoso y parecia imposible derrotarlo.
—No hagas esfuerzo—. Sus ojos nadaban en gotas saladas apunto de ser derramadas. —Mejoraras pronto—. Le besó la frente. —Tienes que ponerte bien—. Su corazón latía fuertemente por el sufrimiento que le provocaba verla en esa lamentable condición. Significaba todo en su mundo, era la única persona que había visto desde que era pequeña y le quería como a una madre.
No me gustó para nada aquella escena, me dió tanta tristeza que corrí hasta mi ama para pedirle que tuviera un poco de piedad. Cuando porfin la encontré, sostenía con sus dos manos algo parecido a un reloj de arena, solo que en su interior había polvo de oro, este caía marcando el tiempo trascurrido.
—¿Por qué estás aquí?—. Dijo sin perder de vista la caída del polvo.
—Ya no podía seguir observando, es demaciado cruel, rompa el trato—.
—No puedo romper un trato—. Me miró tranquilamente.
—Pero está muriendo—. Estaba confundido.
—Solo la asuste un poco. Esta sufriendo los efectos por haberme ofendido—. La cara se le iluminó tal y como cuando le regalas el juguete que siempre ha deseado a un niño. —Al caer el último grano estará completamente curada—.
—¿Es verdad lo que está diciendo?—. Respiré aliviado.
—¿Quieres que te castigue verdad?—. Levantó su baston señalando hacia mi.
Era demaciado egocéntrica, su vanidad podia hervir a un alto grado de ebullición. Si algo le molestaba era que las personas dudarán de ella, yo estaba cometiendo un error al no creer en sus palabras, haci que negué con la cabeza.
—Discúlpeme si la moleste—. No quería que la avalancha de su irá cayera justo en mi. Era muy cruel cuando la hacían enojar.
—Es hora de que vea el ridículo rostro de la bruja, vamonos—.
Llegamos a la cabaña pero era demasiado educada como para entrar sin ser invitada y menos sin permiso, Haci que golpeo el pedazo de madera que hacía la función de una puerta. Pero está no fue abierta.
—Me he quedado sola. ¿Que voy hacer sin ti?. Vuelve por favor—.
Se escuchó , la voz provenía de afuera, le dimos vuelta al lugar hasta que encontramos a la joben. Se encontraba de rodillas frente a dos tumbas improvisadas, estaba enterrando en la tierra removida una pequeña cruz de madera.
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Alice y el demonio de la cueva
Viễn tưởngAlice es entregada a un demonio, este provoca que se adentre en un mundo desconocido, en el que encuentra a Kalen, un demonio atractivo y bastante malvado. Quien distorsiona la realidad de su mundo a su antojo.