Almost Is Never Enough #1 || harry.✔

Epílogo.

Epílogo.

-Narra Harry:
-Harry: ¡No, _________! ¡NO!
Grito en cuanto me cuelga, lloro más y mi corazón está destruido, corro tras el avión gritando, estoy desesperado, no, ella no me puede dejar, la amo. Siento fuertes hombres tomándome de los brazos.
-Guardia: Señor, no puede estar aquí.
-Harry: ¡No! ¡En ese avión va mi puta vida! –Grito-
-Guardia: Por favor, señor. No lo haga más difícil
Comienza a llover y los guardias vieron que no cooperaba, me agarraron por la fuerza y me llevaron hacia adentro atravesando las puertas de metal, veo por la ventana el avión irse y mi pecho se aprieta aún más, no aguanto. Me tiro al piso y siento unos brazos alrededor de mí, levanto la mirada y Gemma está a mi lado triste.
-Gemma: Vamos a casa, Harry.
-Harry: G-Gemma… -Digo y me echo a llorar en sus brazos-
-Gemma: Vamos, hermanito.
Dice, me levanto con ella, Zayn tiene la mirada en el piso, Louis me ve furioso, Liam decepcionado, Niall está abrazando a Liam, Perrie y Eleanor lloran, recibo la mirada de todos, Perrie me ve triste y agacha la mirada, salgo del aeropuerto, está lloviendo muy fuerte, mi corazón está roto y yo no dejo de llorar. Me subo al auto y con tristeza veo las casas, calles solitarias de Londres y como los niños se refugian en sus casas. Entro en mi cuarto echándome al sufrimiento. 
Veo las fotos que me tomé con ella, lloro aún más. Desesperado agarro el celular y le marco, 1, 2, 3, 4, 5 veces, nada.
Intento con mensajes:
-________, querida, por favor…. No me dejes, te amo x. H
-Cariño, perdóname, estoy destruido.
-No me dejes, por favor… Te amo, podemos pasar esto.
-Te prometí no volver a herirte, perdón. Todos cometemos errores, cariño… 
-No me dejes, ¿Recuerdas? No me dejes, porque estoy cansado de sentirme solo…
-No me dejes ir, porque estoy cansado de dormir solo. Te amo ________ Tomlinson, siempre lo haré.
Mis lágrimas caen a los minutos.
-Entiendo, te dejaré ir. Sé que no quieres saber nada de mí, te amo, nena. Te extrañaré. Te amo. Harry. X
Mi madre entra a mi cuarto y me abraza, lloro en su pecho, ¿Por qué? ¿Será este el karma? Viene a vengarse, a vengarse de lo que le hice a tantas chicas, ¿Ellas se habrán enamorado? No lo sé. Me consuela, me duele mi pecho. A los minutos, ella se va.
Un millón de emociones pasaban por mi cuerpo. Las temperaturas variaban, las lágrimas caían. Este era el final.
A pesar de todo, los segundos pasan. Las horas siguen transcurriendo, tan dolorosamente como los latidos de la sangre bajo un moretón. El tiempo, a veces, no cura absolutamente nada. Porque en realidad, el tiempo es la misma herida, que consume, que dilata las heridas abiertas, y te golpea de lleno en la cara. 

Pero a veces, también, sientes como que una minúscula partícula rota se une de nuevo a la gran masa. Y tú sigues con tu vida, sobrellevando los días, leyendo el periódico y recorriendo la antigua casa del que alguna vez estuvo contigo siempre. Lo recuerdas dulcemente. Todas sus ocurrencias, e incluso, todas sus cicatrices, forman parte de ti ahora. Hay un día, en el cual te levantas, te miras al espejo, hecho un desastre. 
Tu cabello está en picos sobre tu cabeza. Hay arrugas bajo las bolsas moradas que hay bajo tus ojos inyectados en sangre, y las lágrimas secas en tu rostro que pican. Ese día, en el cual escuchas los ladridos de los perros fuera, la campanilla de la bicicleta que trae los periódicos a tu casa, el concurso de talentos que resuena en la televisión, la música de la niña rebelde que vive al lado de tu casa. 
Entonces entiendes, y te obligas a comprender, que la vida sigue. Y que el mundo no para de girar. Es ese día, cuando, recordando toda tu vida, y sintiendo que el aire inunda tus pulmones, piensas, “me cansé de sufrir”. Hay una pequeña sonrisa en tu rostro, y tocas la cadena que le diste e ella, una exactamente igual a la tuya sobre tu cuello. “Adiós”, piensas decir. 
Pero te detienes. Porque, aunque el futuro se vea tan incierto ahora, y aunque te sientas tan perdido sobre tu propio eje, te das cuenta, de que entonces todo puede cambiar. Justo como cuando cambió la primera vez. 

No es un adiós. Es un “hasta luego”. Contra todo, y contra todos.