El villano escoria y su estúpido escritor • JiuShang

Capítulo 01: Este mundo no es real

Había algo extraño entre sus recuerdos, como si hubiese algo anormal con su persona, constantemente tenía el mismo sueño, aunque a veces no supiera de qué trataba éste por ser demasiado confuso, días en que daba un paso, pronunciaba un discurso, paseaba por algún lugar, trataba con las personas... sentía un vértigo aterrador y parecía un déjà vu constante, se sentía confundido, se sentía mal.

Era como si su vida se estuviera repitiendo constantemente, como los versos de una canción que al terminar, podías cantarla desde el inicio con un principio y un final establecidos; a veces, simplemente quería evitar ciertas acciones, quería tomarse a sí mismo y gritarse "¡Para!" o simplemente decirse que fuese por otro camino que se salvará a sí mismo, y una abominable impotencia surgía en su interior con cierta rabia...

Veía su infancia repetirse una y otra vez, veía su juventud repetirse una y otra vez, veía su adultez repetirse una y otra vez... y también, veía su muerte... su temible, sufriente y horrorosa muerte como un palo humano, repetirse una y otra vez.

"¿Por qué?" Se preguntaba constantemente, "¿Qué está mal conmigo?, ¿Por qué siempre gira en torno a ese chico? ¿Por qué todo se repite? ¿Por qué no puede cambiar?... Ni mi infancia, ni mis decisiones... ¿Por qué? ¿Por qué siempre lo elijo como discípulo?"

Frente a la maldita y odiada mansión Qiu siempre sosteniendo la espada con sed de sangre y un brillo de locura en los ojos, en la Secta de la Montaña Cang Qiong, que aunque fuese un Señor de Cumbre con recelo tomar a ese mocoso de cabello rizado, sólo para sentir envidia, arruinarle su vida, y por sus malas decisiones llevarlos a todos junto con él al infierno, lo odia, odia esa vida, a odiado su vida desde que tiene memoria, se ha odiado a si mismo por tan desafortunado ser, pero por qué parecía interminable esa vida de sufrimiento, como si fuese una condena, repetir su vida y muerte como una serpiente comiendo su cola...

Odiaba eso, viviendo y muriendo una y otra vez... ¿por qué no podía detenerlo?

Con una respiración agitada Shen Jiu abrió lentamente sus ojos brumosos, tenía un cuerpo débil, un poco de hambre y dolor de cabeza, el cuerpo de un chico de 15 años que había tratado de huir de las llamas ardientes de la mansión Qiu, con desanimo observó sus manos esqueléticas, las mismas con las que había matado a ese estúpido joven maestro, las mismas con las que había disfrutado atravesar la carne y salpicar la sangre de todas esas malditas personas, sin embargo después del sueño de anoche se sintió algo complicado.

― ¿Una premonición? ―susurró para sí mismo.

―Por fin despertaste mocoso ―habló Wu Yanzi, el maestro cultivador al que había elegido seguir, ese hombre que le había dado una hacedera libertad y le había hecho creer que podía ser más fuerte―. Lo mejor es que avancemos rápido, por ahora, a menos que quieras ser encontrado fácilmente por tu hermoso trabajo en la mansión Qiu ―expresó con ironía.

Sin decir mucho lo siguió detrás, anoche tenía un rostro bastante satisfecho todavía por lo que acababa de acontecer, sin embargo ahora sentía una abominable reserva, como si necesitara un poco de tiempo antes de continuar dando sus siguientes pasos, tomar un poco de tiempo para pensarlo detenidamente.

Después de una parada en un pequeño arroyo, por fin pudo quitarse toda la suciedad que cargaba, su Maestro le había dicho que se lavara y cambiara sus ropas antes de continuar; necesitaban moverse con más precaución y pasar desapercibidos, sólo así había comprendido que la persona en la que había decidido acobijarse era algo peligrosa, y algo de su intuición le decía que escapara lejos, porque no lo llevaría a nada bueno, sin embargo observando su reflejo en el agua, también sentía que era imposible tomar otra ruta en su vida, como si tuviera un montón de cadenas atadas en todo su cuerpo que no le permitían tomar otra decisión, se sentía anclado, y llegaba a sentir que todo eso era natural por su orgullo y arrogancia, pero era extraño, como si hasta su personalidad fuese impuesta por algo o alguien.