𝗦𝘂𝗲𝗻̃𝗼𝘀; 01

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Johnny entró en ese gigantesco piso de tonos grises, daba la sensación de tenebroso. Pero las luces led de colores llamativos y neones que estaban al rededor de este le hacían verse misterioso.

Estaba vacío al completo, no había nadie, y tampoco se escuchaba nada, ni una mosca. Olía a lluvia, normal, era un sitio húmedo, últimamente había llovido una inmensidad.

Cada pisada de John era temblorosa, tenía miedo, aun que no lo quisiera admitir, ya que por supuesto era un alfa dominante, y ellos no le tienen miedo a nada. Son los líderes, si se asustan asustarian a sus seguidores, y sería una deshonra para sus antepasados alfas.

Sus pasos eran lentos pero ágiles y silenciosos, fue caminando hasta ver un pasillo, era extraño, tenía luces similares a las de fuera, neones, brillantes, llamativas. Eran tonos, rosas, morados, azules, entre otros, podría parecer otra dimensión, o la sensación similar a cuando te mareas.

Se estaba pensando seriamente si adentrarse a ese pasillo, estaba aterrado. Su cara era similar a cuando pensamos que no hay nadie con nosotros, pero de repente ves a alguien y te sorprendes, tanto que notas un sobresalto en tu corazón.
Él estaba con esa expresión y en realidad también sentimiento, pero también tenía esa pequeña curiosidad de saber que habría en al final de ese inmenso pasillo.

Ya estaba llegando a temblar, pero esa jodida curiosidad le mataba.

Así que decidió entrar...

Era un pasillo estrecho, sin embargo era largo muy largo. Era verdad eso de que estar rodeado de esas chillonas luces te hacía sentirte en un estado de mareo o más bien drogado.

Se adentraba, las paredes no contenían nada, ni puertas, ni sangre, ni siquiera huecos. Seguia caminando llevaba un poco, pero cada vez, podía escuchar más una canción, era casi inaudible, pero se llegaba a escuchar ligeramente.
Era una de las típicas que estaban en las listas de las más escuchadas, y que se ponían en las discotecas y todos se la sabían.

Fue avanzando hasta llegar al frente de una puerta dorada, era de metal y tenía grabado unas pequeñas escrituras en un idioma extranjero y unos tigres, al rededor de esa puerta.
Era entrar o entrar, podía decidir y dar vuelta atrás pero no permitiria que él se quedara ahí dentro.

Con las manos temblorosas empujó lentamente la puerta, mientras la abría no podía ver nada. Absolutamente nada. La abrió por completo y dando un salto del miedo de pensar si abría algo detrás.

Pero no, era todo oscuridad.

Dio unos 5 pasos, tenía miedo.
Y aunque estuviera oscuro si divisaba un poco su vista podía ver una especie de cortina azul marino o morada, no lo sabia. Y comenzó ha acercarse.

Mientras se aproximaba olia más un aroma demasiado conocido, sabía quien era. Su Omega.
Al notarlo corrió la cortina sin pausas y rápidamente.

Y lo vió.

Vió a su lindo Omega, sentado en una silla, dormido, como todas las mañanas que pasaba junto a él luego de una noche larga.

Se acerco, tenía una sonrisa, lo había echado de menos este tiempo.

Y la cambio al poder ver bien las heridas en su rostro y cuerpo, con esa ropa corta, aunque estaba acostumbrado él siempre la llevaba.

Al fijarse en eso la quitó y se preocupo, se acerco y le dio pequeños golpes en el hombro para que despertará.
Dio cuatro, y el otro no despertaba.

Le comenzaron a caer lágrimas, odiaba eso, los alfas no lloran.

Estaba limpiandose las lágrimas con rabia.

𝐓𝐡𝐚𝐭 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭᯽𝙹𝚘𝚑𝚗𝚝𝚎𝚗; 𝐨𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora