Las calles de Londres, estaban siendo inundadas por la gran lluvia que estaba cayendo sobre la ciudad.
Algunas personas iban caminando rápidamente con su paraguas, los enamorados disfrutaban del momento tomados de la mano y en cambio otras, como Louis y Harry, corrían rápidamente, esperando llegar al lugar donde tenían planeado ir al salir de sus casas.
-Estoy arruinando mis nuevos tenis, Harry. - Exclamó el castaño, con cierto tono de fastidio. - Es tu culpa, ¿Sabes cuánto me costaron?
-A ti nada, tus padres te los compraron. - contestó el rizado.
-No, te equivocas. - Corrigió Louis, ciertamente indignado. - ¡A mis padres no les costará sacar buenas calificaciones!
Harry ignoró sus quejas y pegó un pequeño salto para cruzar la pequeña corriente que los dividía de la casa de pensión, donde se hospedaba temporalmente su amiga.
- ¿Cuándo dejarás de ser tan cobarde y le dirás que la quieres?- preguntó Louis, siguiéndole el paso.
-Aún no estoy listo. - respondió éste con fastidio. Ya estaba harto de que su amigo le preguntase eso cada vez que iban a ver a Maxine. Él no estaba seguro de decirle siquiera, y las insistencias de Louis le ponían de nervios.
- ¿Y cuándo lo estarás? ¿Cuándo le den otra Beca en otro país? Ambos sabemos que esa niña es un prodigio.
Harry lo fulminó con la mirada y luego se quedó pensando. Era verdad, Maxine era una chica muy inteligente, -no era prodigio, esas son sólo exageraciones de Louis- y si ella se lo proponía, pronto se iría de Londres en busca de más oportunidades. Tal y como le había hecho para ir allí.
Y perderla no estaba en sus planes.
Harry subió las escaleras hasta el tercer piso y al llegar frente a la puerta de Maxine, unos gritos evitaron que él llegase a tocarla.
- ¡Mamá, ya está todo listo!- la voz de la chica se escuchaba en todo el cuarto y sus sollozos martillaban los oídos de Harry.
El rizado miró espantado a Louis y el chico sólo lo miró aún más.
-No pienso volver a Maidstone, mamá. Yo ya te lo había dicho, por favor, no seas así conmigo. - el tono de su voz iba bajando poco a poco, hasta que ninguno de los dos pudo escuchar nada.
Harry y Louis se quedaron sin decir absolutamente nada, intentando averiguar lo que estaba ocurriendo.
-Tú, más que nadie estaba más emocionada de que me viniera a Londres, ¿Por qué no a Francia?- preguntó con súplica. - Mamá...- susurró esto último. - No... ¿En serio quieres que...? - la joven se calló por un momento. -... ¿Mamá?
Harry no pudo aguantar las ganas de saber lo que le pasaba a Maxine y tocó la puerta.
Él no había tenido la oportunidad de conocer muy bien a la mamá de la chica, sólo había hablado con ella por menos de una hora, en el cumpleaños de la pelirroja. Y lo que Maxine le había contado de su madre, es que era una mujer muy cruel cuando se lo proponía, y él sólo tenía miedo de lo que le pudo haber dicho a su amiga.
-E... En un mo...momento voy. - contestó Maxine.
-Harry. - Exclamó Louis. - Creo que las cosas se están poniendo mal.
-No Louis, que va. - murmuró con sarcasmo el rizado.
-Harry- replicó en un susurro. - ¿Por qué tocamos su puerta? Pudimos haberla dejado, ya sabes, las personas se desahogan mejor solas.
-No digas estupideces. - murmuró. - Además yo la toqué.
El rizado estaba a punto de perder la paciencia y abrir la puerta, debido al gran rato que llevaban esperando. Después de lo último que le dijo a Louis, ambos se quedaron en su lugar, sin decir nada -nuevamente-, a la espera de una joven.
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She Knows [H.Styles] ©
Fanfiction-[...]No creo que sea tan malo. Él es felíz y... -Es felíz porque no sabe que lo estás engañado.- el chico la interrumpió y suspiró realmente molesto.- ¿Sabes lo que pasará si Harry se llega a enterar que estás fingiendo? ¿Qué finges amarlo? -Pero...