Capítulo 25

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Narra Katsuki

La escucho cantar canción tras canción en el escenario, sus ojos no dejan de brillar ni un solo segundo.

La gente le aplaude con ganas y ella sigue cantando feliz.

Estaba muy nervioso porque esta cita saliese perfecta, pero solo con ver la sonrisa de niña que tiene en el rostro me basta para saber que fue una gran idea.

Finalmente baja del escenario entre aplausos y llega riendo hasta donde estoy.
Antes de que pueda llegar a decir nada, alza los brazos y me envuelve entre ellos, sosteniéndome con fuerza.

Tras un segundo de sorpresa, la abrazo de vuelta.

Saber qué es feliz es más que suficiente para llenarme a mí de alegría.

Cuando se separa de mí tiene las mejillas aún tintadas de rojo, pero sigue sonriendo. Nos sentamos en una mesa y empezamos a pensar en qué pedir.

- Gracias - suelta de pronto.

La miro, pero sus ojos están enfocados en una servilleta. La agarra fuerte entre sus manos, y sus dedos retuercen los extremos de esta.
Está nerviosa.
Siento ganas de abrazarla hasta que se sienta en calma de nuevo, pero no me atrevo.

- ¿Por qué? - pregunto con una sonrisa.

Ella finalmente me mira a los ojos.
Siempre me sorprende lo mucho que le brillan.

Es algo que, sin yo darme mucha cuenta, siempre me ha parecido bonito en las personas.
Las miradas brillantes transmiten ilusión.
Dan esperanza.

La suya brilla más que el cielo, y las luces del local parecen haberse puesto todas de acuerdo para reflejarse en ella.

- No lo sé, por todo - contesta, y me sonríe - Muchas gracias Katsuki.

Me sonrojo un poco cuando dice mi nombre y me siento estúpido por ello.

Una camarera llega entonces y nos toma nota a ambos.

Antes de irse le dice a ______ que tiene una voz hermosa.
Esto la hace ponerse tan tímida que es imposible para mí no reírme.

Cuando la camarera se va, yo sigo sonriendo y ella se tapa la cara con las manos.

Pasamos el resto de la cena hablando.

Me cuenta cómo fue su experiencia en la universidad, cómo fue la apertura de la librería y lo mucho que le encanta trabajar en ella.

Yo le hablo de mi restaurante, de cómo empezó todo y le digo que tiene que ir alguna vez.
Ella me asegura que lo hará.

Entonces, no sé porqué, le pregunto por el ambiente amoroso de su vida.

Me arrepiento nada más hacerlo.

Parece ponerse nerviosa, y me entristece recordar que olvidó lo que una vez tuvimos.

Pero aquello fue hace mucho tiempo, éramos más jóvenes y el mundo no estuvo de nuestro lado.

Pero el universo decidió que nos encontrásemos de nuevo, y esta vez no pienso dejar ir aquello a lo que amo.

La gente suele decir que si amas a alguien debes dejarlo ir.
Se equivocan.

Cuando amas a alguien debes luchar al máximo por esa persona.

Porque así, si el mundo acaba por separaros, al menos sabes que diste lo mejor de ti y que amaste con todo el corazón.

Amar nos hace sentir vivos, y eso es algo por lo que hay que luchar.

Ella parece no saber que decir, pero decide empezar a hablar.

- ¿El ámbito amoroso de mi vida? Bueno... Se podría decir que ha habido algunas relaciones, pero nunca nada serio...

Mi corazón empieza a sentirse ligeramente pesado al escuchar esto, pero me digo a mí mismo que debo ser fuerte.

Entonces me mira con cautela, y continúa.

- Aunque, en realidad, si hubo alguien...

Escucharla decir que amó a otra persona me retuerce el pecho, pero decido respirar hondo.

De joven, no hubiese sabido cómo reaccionar, pero hace ya tiempo que maduré.
Si fue feliz, entonces me basta para serlo yo también.

- ¿Y qué pasó? - pregunto a pesar del dolor.

Ella sigue mirándome atentamente.

- Él era... Increíble. Estoy segura de que lo sigue siendo. Nunca he amado tanto a nadie como lo amé a él. Por primera vez en mi vida me sentí viva. Y no me refiero a las típicas mariposas cuando él estaba ahí, no.

Cierra los ojos, y mi tristeza se convierte en nostalgia.
Si cerrase los ojos yo también, casi podría creer que habla de mí.
Así que lo hago, porque así es más fácil soportarlo.

- Él me hacía sentir... Me hacía sentir.
Había días en los que todo era difícil y oscuro, y él me daba fuerza para seguir adelante. Yo lo amé con todo mi corazón, y él también me amó. Fue tan maravilloso que solo hace el hecho de que se acabase más doloroso.

- ¿Qué sucedió? - pregunto una vez más, aunque escucharlo me hiera.

Abro los ojos y la encuentro mirándome.

- Tuve un problema que me desordenó la vida y, en medio de todo, le mentí. Le dije que no le amaba.

Se me para durante un segundo el corazón, porque por un segundo todo parece demasiado surrealista.
Es decir, la similitud me hace querer llorar.

Tal vez sea por el parecido de lo que nos pasó que no puedo evitar sentir compasión por la persona a la que le sucedió.

Por otro lado, el hecho de que los sucesos fuesen tan iguales solo sirve para hundirme más en mis fantasías y tengo que recordarme a mí mismo que no debo hacerme ilusiones ya que ella me olvidó.

Que la persona a la que está mirando no es más que un extraño para ella.

Sin embargo, es muy difícil decirme a mí mismo esto cuando me mira con tanta intensidad.

Sus ojos parecen atravesarme, y por un segundo tengo miedo de que realmente sea capaz de ver lo que hay dentro de mí.

- Le dije que no le amaba - sigue diciendo - a pesar de que en el fondo sabía que esto no era cierto. Y de un plumazo arruiné aquello que más apreciaba. En ese entonces no supe lo importante que era para mí. Es más, no lo descubrí hasta hace más bien poco.

En ese momento se incorpora y, tras vacilar un poco, prosigue.

- Cuando recordé lo mucho que lo amaba, quise volver a verlo.

Mi corazón vuelve a pararse, pero esta vez en cambio lo único que empieza a hacer es latir como loco.
Ha usado la palabra "recordar", y por mucho que me grite a mí mismo que debo ser racional, no puedo evitar sentir esperanza.

Los comportamientos extraños.
Esa sensación de que ya me conoce.
Esa dulzura con la que me mira.

Siento que estoy al borde del abismo y necesito que termine ya de contarme lo que pasó.

- Pero no pensé - dice - que acabaría volviendo a estar sentada frente a él, confesándole lo mucho que lo amé.

Y el mundo deja de girar.

No solía creer en el destino, pero no sé de qué otra forma explicar nuestra historia.

- ______ - digo suavemente.

Siento ganas de llorar.

- Bakacchan - dice sin apartar la mirada.

Mando todo a la mierda y empiezo a llorar de verdad.

Bueno hasta aquí el capítulo
Perdón por haber tardado tanto, es que estaba súper bloqueada.

:')
<3

No te olvides de Mí (Bakugou Katsuki y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora