Frankenstein

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La luna brillaba en lo alto, la brisa nocturna removía las copas de los árboles.

Dos cuerpos desnudos, danzando a la melodía de la pasión. Los sonidos guturales propios de la exitacion resonaban por la habitación a oscuras. Las patas del sillón que era la base del acto rechinaban contra el suelo de madera.

- Ah~ Sakura~

- M-mas, Sasori~

El pelirrojo obedeció el pedido de la pelirosa y tomando fuertemente las caderas de la chica embistió con más fuerza contra el cuerpo de ella.

- Ah!~

Los gritos de la joven se escuchaban cada vez más fuertes, cada vez estaba más cerca del final.

- Ah! Sakura~

Y con el último grito, ambos llegaron al final.

Con un suspiro el pelirrojo dejo caer la cabeza entre el pecho de la joven.

- Te amo, Sakura...

Pero no escucho sonido alguno, la joven se había dormido.

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Los ojos avellana se abrieron poco a poco, su cuerpo se sentía adormecido y adolorido, estaba recostado en el sofa de la sala de la casa de ella, dónde justo anoche la hizo suya.

Miro a todos lados, estaba solo, su cuerpo desnudo cubierto con una simple sábana, recostado de lado.

- ¿Sakura? - musitó en voz baja.

- Aquí estoy - la voz de la joven lo hizo volverse hacia donde ella llegaba de la cocina con una bandeja con dos tazas de lo que parecía ser café y unas galletas, su cabello rosado alborotado enmarcando su rostro sonrojado, la camiseta de el puesta sobre su delgado cuerpo, dejando que sus largas y torneadas piernas sobresalieran de debajo de la tela blanca, hermosa - ¿que tal dormiste?

- Bien - sonrió el pelirrojo sentándose en el sofa, dejándole espacio a la chica de sentarse junto a él y colocar la bandeja en la mesa de centro - me encantó lo de anoche - susurro el en el odio de ella mientras le abrazaba pasando su brazo por la diminuta cintura de ella.

La pelirosa se volvió y con una sonrisa lo miro.

- Sasori, dame tu corazón - dijo ella con la voz más dulce que el pelirrojo jamás había escuchado.

- Lo tienes en tus manos - respondió el joven sin pensar mientras tomaba de un trago el café en su taza - es tuyo desde hace mucho.

La sonrisa de la pelirosa se ensanchó y se levantó para correr hacia la cocina ante la sonrisa enternecida del pelirojo. Su mano se dirigió a la bandeja frente a si, para tomar una galleta y fue entonces cuando comenzó a sentirse mareado, su propia mano frente a si comenzó a mirarse borrosa, se dejo caer hacia atrás, en el respaldo del sofá, respirando profundo para tratar de calmarse.

Cerro los ojos completamente asustado ¿que le estaba pasando?

En su cabeza retumbaban los latidos de su corazón, bombeando rápidamente en el pánico del que estaba siendo presa.

- ¿Sasori? - la voz de Sakura hizo que el joven abriera los ojos a medias.

Ahí estaba ella, con su dulce rostro inocente mirándolo confundida, con las manos detrás de su espalda.

- S-Sakura...

- ¿Todo bien? - susurro ella sentándose a horcajadas en las piernas de el, tomando su rostro con una mano - estás pálido.

- M-me siento mal - susurro el mientras sentía como sus extremidades se adormecian.

- Tu pulso está acelerado - apunto ella mientras colocaba sus dedos expertos sobre el cuello de el para medir su pulso.

Sasusaku de terror Donde viven las historias. Descúbrelo ahora