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• Jun

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• Jun.

Era la tercera taza de café que tomaba y que sentía circular por mi sangre. Mi cabeza dolía, pero me negaba a detenerme hasta cumplir mi misión. Revisaba documentos, pruebas, cada mínimo detalle visualizaba para ver si aquello me llevaba a ellos.

Escuché la puerta abrirse y cerrar, oyendo unos pasos acercarse a mi escritorio. Supuse que era Felix o Changbin, ellos eran los únicos que tenían una copia de llave de mi oficina por ser las personas más cercanas que tengo.

— ¿Qué sucede? Si no es sobre el caso, te pido que te retires.

— Sucede que estás despierta hace dos días y sólo te estás alimentando de energéticas y café.

— Felix, déjame trabajar.

— ¡No! Ya no te dejaré, entiendo que quieras capturarlo, pero eres humana Jun. – Me quedé en silencio ignorando sus palabras, pero las siguientes que hizo me hicieron reaccionar. — Él hubiera querido que descansaras.

Dejé los papeles en la mesa y comencé a sentir ese nudo en mi garganta. Era cierto, Taehyung siempre estuvo preocupado por mi salud y ahora que él ya no estaba me sentía muerta en vida. Era cómo si me hubieran arrebatado la otra mitad de mi alma.

— Felix, por favor...

— Descansa por favor, yo te llamaré si pasa algo, lo prometo. – Tocó mis dos hombros con ambas manos y me miraba con unos ojos que transmitían calidez.

Asentí y me levanté de ahí para salir del recinto no sin antes recibir un abrazo de parte de Felix. Eran de esos abrazos que sentía que todo se estaba derrumbando pero aquel me salvaba. Mientras caminaba, decidí ir hacia mi café favorito porque hace ya unos días que no iba.

Escuché mi teléfono sonar y lo saqué rápidamente de mi bolsillo al pensar que eran los de la estación, pero me equivoqué. Era mamá. — Hola mamá, ¿todo bien?

— Sí Jun, quería saber cómo estab-

Y la voz de mamá dejó de escucharse. "Batería baja" decía en la pantalla cuándo se apagó completamente. "Mierda mierda." maldecí mentalmente y me dirigí hacia el café con rapidez.

— Hola, buenas noches. ¿Tiene algun cargador que pueda prestarme?

— No inspectora Jun, lo siento. – Respondió el que atendía la barra.

Suspiré con frustración, hasta que escuché una voz gruesa hablarme. Me volteé a verlo rápidamente.

— ¿Quiere usar el mío?

Me quedé viendo sus ojos por unos segundos. Sentía que aquellos ojos ocultaban tantos secretos, pero al mismo tiempo era una mirada calida que al mismo tiempo se sentía helada. Asentí a su pregunta y tomé su celular que me extendía con sus palidas y largas manos.

Luego de hacer la llamada correspondiente, me acerqué otra vez al chico desconocido y le entregué su celular, con una sonrisa agradecida en el rostro. — De verdad muchas gracias.

— No hay de que.

— No, sí hay. Déjame agradecertelo.

Negó con su cabeza pero seguí insistiendo. Realmente creía que no tenía que agradecérselo pero siempre he sido terca como mula. — Por favor, déjame aunque sea invitarte un café en forma de agradecértelo.

Suspiró el contrario y terminó aceptando mi propuesta. Por dentro estaba feliz, este chico me había intrigado y era realmente hermoso. Nos sirvieron el café pero el ambiente estaba un poco tenso y pesado, mientras que nuestros ojos no paraban de mirarse al otro, pero yo quitaba la mirada rápidamente y miraba hacia otro lado. Estaba tan nerviosa. Noté que mi nerviosismo le divertía, por lo que no dejaba de mirarme con esos ojos que ocultaban tantos sucesos pero que eran realmente calidos.

Bajé mi mirada hacia mi café, comenzando a revolverlo con la pequeña cuchara y corté la tensión con mis suaves palabras — Y... ¿Cómo te llamas? no te había visto por aquí nunca.

Amor entre armas. ;; Hwang Hyunjin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora