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Los hermanos Haitani, dos pequeños chicos los cuales tenían bastantes creencias sobre su religión gracias a sus padres y empleados que los rodeaban

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Los hermanos Haitani, dos pequeños chicos los cuales tenían bastantes creencias sobre su religión gracias a sus padres y empleados que los rodeaban.

Ambos crecieron siendo bastante unidos ya que sus padres nunca estaban pendientes de ellos, pero ellos tampoco se preocupaban mucho, sabían que sus niños eran personas bien portados, aparte de estar a cargo de sus niñeras y empleados.. total, lo hacían por el bien de ambos, el dinero era la verdadera importancia y la razón de vivir de todos.

Rindou, una mente inocente de 12 años que se encontraba jugando cerca de la iglesia de su hogar ya que estaba aburrido en su casa y se había escapado, su hermano dormía, su niñera no lo tenía a la vista, sus empleadas ocupando ordenando así que decidió salir ya que era un barrio seguro, nada malo le pasaría.
Mientras jugaba tranquilamente, aquel cura el cual el pequeño le tenía bastante confianza, lo veía siempre y el le brindaba bastante ayuda a él junto a su hermano.

— Ven, pequeño niño. Dios quiere hablar contigo de algo importante. – El cura habló en un tono relajante y confiable para la mente de Rindou. —

— ¿De verdad? Oh. – El pequeño Rindou sonrió, yendo detrás del cura.—

— Claro, ven conmigo pequeño rindou. – Tomó su mano, comenzando a caminar hacia la iglesia. —

Ambos caminaron hacia aquel lugar y al ser día de semana generalmente ese lugar estaba vacío, perfecto para el deseo enfermo del adulto.
Al llegar a la iglesia, ambos caminaron hacia el fondo del lugar hasta llegar a una habitación por lo cual el pequeño Rindou hizo una expresión confundida, su mente pensaba mil de cosas hasta que salió de sus pensamientos al sentir la mano del mayor en su mentón por lo cual miró al cura a los ojos.

– Nuestro señor dijo que hiciera esto por tu bien.. ¿sí? – Se acercó al rostro del menor para así besarlo de una forma lenta, aunque luego se volvió algo desesperado y asqueroso. —

Rindou no entendía que sucedía, pero se sentía asqueado por las caricias de el mayor, quería irse por lo cual comenzó a forcejear para poder alejarse de él aunque fue imposible, era un niño de 12 años contra un adulto de 60 años.
Las lágrimas del menor comenzaron a caer al sentir las sucias manos del cura en su entrepierna y luego ver como sus pantalones eran bajados junto a su ropa interior.

– D-Dejame.. esto no es algo.. m-mh.. — Su voz no salía, no podía hablar. –

— Silencio.. ambos la pasaremos bien, mí pequeño Rindou. — Susurró. —

El cura cargó a Rindou el cual movía sus piernas tirando patadas intentando solarse pero fue imposible, luego fue tirado a una especie de cama que había ahí.. el ya tenía todo planeado, solo le faltaba la oportunidad de poder llevarse a su pequeño.

Ran luego de una pequeña siesta se despertó para así comenzar a buscar a su hermano para poder jugar con el, pero no lo encontró por lo cual le pareció algo raro así que le preguntó a la niñera, empleadas y todo a quien fuera posible pero no supo donde estaba, era impresionante la irresponsabilidad que tenían aquellas personas por lo cual comenzó a buscar solo por la calle, pensaba que podría estar jugando por ahí ya que la casa era algo aburrida a decir verdad.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2022 ⏰

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Bailando entre sus brazos. ; Oneshot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora