Tras las persianas, pueden suceder más actos que los que se muestran fuera de ellas...
Incluso más dramáticos.
... Y mucha jotería.
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Aclaraciones:
Advierto de antemano que en esta historia se encontrarán huecos argumentales del videojuego origin...
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Bullicio es lo único que puede oírse en todo el establecimiento, niños y niños, tirando de las ropas de sus padres o hasta escapándose de ellos para admirar a todas las cosas que daban para ofrecer Pizzaplaex. No obstante, no cabe duda que lo más deseado era estar frente a esos que lideraban el show.
Aunque bueno, hay que admitir que hay algunos que estaban más ajetreados que otros en sus ocupaciones. Un gran ejemplo era Sunrise, el encargado de cuidar de los más pequeños para la comodidad de sus padres.
——Yo quiero, yo quiero también ——grita un niño con devoción con Sunrise detrás intentando atraparlo de no ir con el recepcionista——
——Oye, oye, oye. No se supone que debas ir allá. Regresa antes de que nos metamos en problemas.
Sin embargo, haciendo caso omiso, el niño aceleró sus pequeños pasos, hasta que por descuido de su risa que opacó su vista, lo hace chocar contra una lápida de cilindros acolchonados. Esto hizo que primero quedara en silencio, unos pocos segundos eran suficiente para sacarle un llanto.
——¡Ay, no! Ven, ven aquí ——lo toma en brazos para calmarlo, estirando sus brazos en alto para hacer que el pequeño lo mirase a los ojos——. Vayamos al espacio tú y yo querido amiguito. Chuuun~. Puuuj ——imita los propulsores de una nave, haciéndolo girar y correr por el viento, logrando la risa del menor. Eso puso contento al gran sol——
Lo que duraría más al oír que los niños, al escuchar las risas del pequeño, fueron directo con el más alto para ellos pedirle lo mismo que el chiquillo lo ponía tan contento. Algo que Sunrise hizo con muchísimo gusto.
Transcurrieron las horas y era tiempo de la siesta, algunos niños estaban ya acomodados en su cama, paralelo a otros que no se estaban quietos.
——Sunrise ——atrae la mirada hacia el hombre de seguridad——, debo apagar las luces. Recuerda que son automáticas, más si demoro.
El mencionado exhaló, todavía con los niños traviesos en brazos que no detenían sus bruscos movimientos, deteniéndose al oír un cambio significativo y no sólo porque ya no había luz.
