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Tortuosa Realidad
Canción: rosenrot- Rammstein.

Los días eran eternos en este lugar el cual solo podría describirse como el principio del fin. El infierno en mi tierra.

Si le fuera hecho caso a la gran bruja esto no me estaría pasando. Una y mil veces me maldito y pienso que es lo que estaba destinado a pasar, que por muy en el fondo merezco cada cosa que me pasaba en la vida por ser una gran carga para cada persona que pasaba en mi vida.

A veces pienso que si no fuera salido ese día nada de esto fuera pasado.

Miro de nuevo la pequeña ventana que está en la pared del fondo y aún es de día y el calor sofocante que hace cada vez es más perturbador. Me molesta la ropa y la heridas que no han Sido tratadas como se deben.

Pero por lo menos no estamos muertas, duh.

Buen punto. Tratando de levantarme para ver por la reja se me sale un quejido que hace que el guardia de afuera se mueva, más quedándome quieta vuelve a caer en un sueño profundo de nuevo. La situación estaba como para gritar a todo pulmón a ver si algún alma misericordiosa me encontrara pero después de un tiempo solo desistí de semejante idea.

Si yo misma no me salvó el culo, más nadie lo hará por mi.

Recogiendo las cadenas poco a poco trato de no hacer nada de ruido a pesar que las heridas que tengo en la espalda y piernas se me son cada vez más dolorosas y ardiente a medida que los días pasaban. A ambos lados de las celdas hay más personas en mi mismo estado y odiaba escuchar todas las noches los llantos de cada una de ellas.

Todas éramos mujeres, a veces me preguntaba si eran madres; ¿Sus hijos las estarían buscando? Todos los días hacía una raya en la pared para marcar los días y había ya cuarenta y cinco días de encierro y tortura.

Ningún día se me olvida y cada día solo era más llevadero que el anterior.

Los peores siempre son los primeros.

Vuelvo a mirar al guardia que es un gordo asqueroso y sudoroso el cual le cortaron la lengua cuando lo habían escuchado cantarnos los primero días para que dejamos de llorar, después solo nos dimos de cuenta que era igual de sádico que sus compañeros.

Y pensar que le había tenido lastima al principio.

Camino hasta donde me da la cadena del cuello y las piernas hasta la reja donde miro a la celda del frente dónde está Mariana para saber si aún sigue viva, solo veo su cuerpo en el piso, su largo cabello sucio está esparcido por su cara y su espalda y no puedo verle la cara pero detallando su pecho veo el leve movimiento y suspiro aliviada. Ayer había Sido su sesión y cuando la tiraron en la celda solo lloro y se quedó dormida tal cual la echaron.

Todos los días temo por su vida, que algún día la traigan y de tan mal que la dejen que no vuelva a sonreírme ni hablar conmigo por la madrugada sobre nuestras vidas.

Maldita sea el día en que llegue a este lugar, pero más maldito el día en que la trajeron a ella. Se convirtió en la favorita del más sádico de los hombres que nos usaban y por más que les suplicaba que la dejarán solo la usaban cada vez más.

Su sonrisa y ojos me recordaba a una de mis hermanas y hace que quiera volver a llorar. Las extraño a todas.

¿Me buscarán? Es algo que todos los días me preguntó. Siento que solo me olvidaron aquí en el culo del mundo.

Volviendo a mi pequeño catre recuesto la cabeza en la fría piedra y vuelvo a reproducir la melodía y canción que puedo recordar. Una de las cosas que la gran bruja decía que era mi mejor virtud era que podría recordar tal cual algo a pesar del tiempo, supongo que ella no se imagino que caería en semejante lugar y que lo único que mi mente reproducía era las mil formas de matar a cada uno de esos malditos degenerados.

NadshiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora