— Eres un Malfoy, Draco. No lo olvides.
— Sí, Padre.
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Draco, toda su vida a escuchado las mismas palabras. "Eres un Malfoy", " Comporte como un Malfoy", "Debes ser perfecto".
Perfecto.
Él era todo, menos Perfecto.
Si fuera perfecto, viviría feliz, con su vida perfecta, familia perfecta y novia perfecta.
Pero, para empezar nada de eso era real. No era feliz, desde que tiene uso de la razón, siempre fue educado en la más alta alcurnia, enseñandole a comportarse como todo un sangre pura, un ser perfecto, dedicado a sus estudios, un prodigio. Desde que era un infante, se le enseño todo tipo de cosas, desde idiomas hasta música para siempre resaltar, como todo un Malfoy.
Un ser Perfecto.
Su vida no era perfecta, era solitaria y vacia. Actuaba con una simple máscara que enseñaba al mundo, un ser frío y sin sentimientos. Una persona que obteniene lo que quiere, un ser manipulador y sin escrúpulos. Una persona que solitaria sin verdaderos amigos, que se preocupen por él. Una vida de mentira, eso era ser un Malfoy.
Y lo odiaba.
Odiaba ser ser un Malfoy, odiaba ser perfecto, cuando el solo quería ser Draco.
Solo Draco.
Su familia, no era perfecta. Nunca lo fue, una simple fachada que se alza ante las cámaras. ¡Oh! La familia Malfoy, siempre tan perfecta. ¡Unas realezas! con cara de muñeca, pálida piel, sedosos cabellos y perfecta. Quien pensaría que detrás de esas cortinas, de esas fotografías y periódicos, su familia era todo menos perfecta.
Su padre, un ser frío y aristocrático, que ante las cámaras porta la imagen perfecta de esposo amoroso, pero que detrás de ella se revuelca con quien sea.
Vamos Mamá, despierta.
Mi padre, se revuelca con una perra.
Su madre, una mujer fría pero delicadeza, de mirada penetrante y hermosa. Un símbolo de esposa y madre perfecta.
Una mentira.
Su querida madre, sin querer ver la verdad. Se revuelca en el alcohol. Una mujer con adicción.
Una familia perfecta.
El menor de la familia, un ser delicado con piel de porselana y lechoza, con porte aristocráctico, era todo menos perfecto. Lejos de las cámaras, buscaba sus formas de escapar, de ser libre.
Vamos Mamá, despierta.
No somos perfectos.
Tú hijo fuma hierva.
Y quiere desaparecer.
Lo peor de todo, no era eso. Sino su "novia perfecta", que para empezar, de novia no tenía nada. Draco, desde su muy temprana edad de 13 años, se dio cuenta de su atracción hacia los hombres, seres curpulentos y pecaminosos. Pero quien le atraía sobre todos.
Era él, solo él.
El elegido.
Harry Potter.
Irónico, su mayor enemigo y de su familia.
Y su novio.
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— ¡Ah! ¡Harry! ¡más! — gimió, en un vaiven rápido, con la cara enterrada en las almohadas tratando de sofocar los gemidos que escapaban de sus labios, evitando que el sonido saliera de la habitación y llegara a sus padres — mmm......harry....¡ung!