Prólogo

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—No. —Rotundo y firme salió de sus labios al instante—. No pienso hacer esto.

—Nadie le preguntó y estoy segura que tampoco está en posición de negarse, agente Jung. —La comandante Moon lo miró intensamente. Su rostro no expresaba nada, pero HoSeok sabía que ella estaba enojada por su manera de actuar.

Normalmente Jung HoSeok nunca sería tan poco profesional e inteligente como para hablarle de esa forma a su superior. No era algo de todos los días para él socavar la autoridad de la comandante Moon. Vamos, que él era la persona más correcta y educada de todo Corea. Además HoSeok respetaba mucho a su jefa, tanto como persona y como superior. Esto no era común.

Salvo que lo “común” se volvía desconocido para él cuando se trataba del hombre que estaba sentado frente a él.

—Comandante, con el debido permiso y respeto, usted sabe que llevo años tratando de atraparlo a él y toda su red de criminales renegados —HoSeok se aclaró su garganta, sin dirigirle la mirada al intruso de la habitación—. Desde el principio expresé mi desacuerdo en trabajar con ellos, y sigo sosteniendo que asociarnos con ellos no es la mejor decisión que podemos tomar siendo el Servicio Secreto de Corea. Realmente no quiero hacer esto. Usted puede asignar a alguien más en esta misión, hay agentes mucho más capacitados que yo.

Kim TaeHyung bufó desde su lugar en la silla, a unos cinco metros de él.

—Estoy aquí aún, y por cierto, en Bulletproof D.G no nos consideramos criminales. Que tú seas muy tonto como para atraparme y conseguir las suficientes pruebas para meterme en una celda, no significa que debas llamar así a mi gente —replicó TaeHyung, poniendo sus ojos en blanco.

TaeHyung acomodó los guantes de cuero en sus manos, antes de llevarlas detrás de su cabeza para entrelazar los dedos, y abrió un poco más sus muslos, observando directamente a HoSeok a los ojos con esos estúpidos aires de superioridad que siempre cargaba con él.

HoSeok apretó los dientes y desvió la mirada.

Ese bastardo parecía tan tranquilo en una habitación de interrogación dentro del predio del Servicio, que a HoSeok le ponía los pelos de punta. Parecía lejano el recuerdo de él persiguiendo a Kim por todo Luxemburgo para capturarlo tan solo un par de semanas atrás.

Con las entrañas hirviendole, contestó:

—No, claro. Únicamente son unos pobres chicos que chantajean, secuestran y roban a figuras importantes de todos los países de Europa y Asia.

TaeHyung sacudió su cabeza, haciendo un pequeño ruido de negación con su boca.

—Uno: Para esos ricos no significa nada perder unos cuantos millones de sus cargas cuentas de banco en constante crecimiento. Dos: Mantenemos a la gente que tomamos prestada unas horas en perfectas condiciones y sin hacerle daño a alguien. Tres: No estés celoso, muñeco, trabajaré contigo en tu caso de robo para que salgas triunfador en esta, para variar un poco, luego de tantas... derrotas. Y cuatro: Todo lo que hacemos en la organización es por una buena causa —enumeró TaeHyung con un tono de voz aburrido.

Difícilmente HoSeok pudo ignorar la parte en la que un criminal buscado por demasiados países lo llamó incompetente y requirió una fuerza de voluntad inhumana eliminar sus ganas de correr hacia el pelinegro y ahorcarlo.

—No sabía que recoger niños huérfanos de la calle y sobornarlos era una buena causa. Cada día uno aprende cosas nuevas. —Terminó por decir sarcásticamente y se felicitó por su autocontrol.

—Obviamente tenemos conceptos muy diferentes sobre lo bueno y malo. Recordatorio amistoso: Lo bueno y malo son conceptos subjetivos y varían para cada persona, bonito. Nosotros nos convertimos en la familia de esos niños, así que hasta donde yo sé, algo bueno tiene que salir de allí —dijo TaeHyung y analizó con detenimiento el rostro cargado de irritación de HoSeok. Era tan divertido molestarlo sin intentarlo demasiado—. Pese a los años que nos conocemos, nunca deja de ser interesante ver tu carita bonita de muñeco enojada. Eres demasiado bonito para tu bien, hasta cuando quieres enojarte.

HoSeok le lanzó dagas a través de sus ojos y mordió el anzuelo.

—Déjame en paz. No soy gay.

TaeHyung aceptó gustoso, y le sostuvo la mirada a HoSeok con una ceja arqueada, luciendo como si no le importara dos mierdas lo que dijo sobre su sexualidad segundos atrás.

—Kim... —dijo la comandante con un tono de advertencia, interrumpiendo la guerra de miradas—. Sígame, agente Jung.

HoSeok se cruzó de brazos ante de voltearse en dirección a la puerta.

—Cielos. No se tomen tan en serio las cosas, hombre... ¿Aún en Corea siguen con sus estúpidas ideas arcaicas sobre la homosexualidad? —el pelinegro volvió a poner sus ojos en blanco, mientras él y Moon se marchaban en silencio de la habitación.

—No dejes que te afecte lo que dice —dijo Moon.

HoSeok miró a su jefa entre horrorizado y molesto.

Genuinamente le horrorizaba la idea de colaborar con un criminal para cumplir una misión, pero le molestaba el triple que tuviera que ser con el maldito Kim TaeHyung, el mismo tipo que viene siendo un grano en su culo hace demasiado tiempo.

No era un secreto para HoSeok que el Servicio (como cualquier otro en el mundo) muchas veces debía actuar radicalmente y asociarse con ciertas personas que están por fuera de la ley para cumplir algunos trabajos muy específicos, él trabajó un par de veces con criminales y ya casi estaba acostumbrado a ello. HoSeok realmente era muy dedicado y neutral en cuanto a su trabajo, dado que lo ameritaba. Sin embargo, tenía un problema concreto con la idea de trabajar con TaeHyung (resentimiento obvio, ya que llevaba aproximadamente unos cuatro años sin lograr atraparlo y llevarlo a la justicia). Él era probablemente lo más cercano que conocía como enemigo, no podía soportarlo y HoSeok sabía eso iba a afectar su rendimiento en el trabajo tarde o temprano.

Insistió una última vez con el asunto.

—¿Tengo que hacer esto? Tal vez puedas poner a la agente Ahn en la misión —preguntó HoSeok, posteriormente Moon cerró la puerta de la sala de interrogatorio.

—Kim está oficialmente autorizado a asistir a la misión de Dubái y tú eres indispensable en ella. Esa es mi orden final —afirmó la mujer cincuentona, seria e inexpresiva como siempre— Debo irme, tengo que arreglar los últimos detalles de la misión. Tú entra y encárgate de explicarle el proceso de preparación y entrenamiento a Kim —dictaminó ella, lista para irse. Moon arregló el cuello de su blazer y dió un paso, antes de detenerse y mirarlo con algo que pudo entender como comprensión—. Y por favor, HoSeok-ah, no lo asesines.

La mujer pegó la vuelta para irse y HoSeok solo se frotó la sien, sintiendo de antemano el estrés de tener que interactuar con TaeHyung a solas. Esto era una mierda.

Con un suspiro, puso su mejor cara de póker y entró a la sala de interrogación nuevamente. No se acercó demasiado a TaeHyung, porque no confiaba en lo que podía hacer si lo tenía a tan cortos centímetros.

—Todavía no puedo creer que seas homofóbico. Eres bastante estúpido, pero no creí que tanto. —TaeHyung fue el primero en cortar el mortal silencio, examinando cada movimiento que HoSeok con ojos de águila—. Estoy un poco decepcionado, debo admitir. Esperé más de ti, muñeco —dijo apenado, batiendo sus pestañas inconscientemente.

—Lo que la gente haga con su culo no me puede importar menos —replicó HoSeok, mirandolo con el ceño fruncido—. Que no quiera que tú me coquetees es una cosa distinta, Kim. Por cierto, vuelve a hacerlo y te patearé en las bolas. Debes respetarme, porque seré tu mentor y superior, además tus encantos de actor profesional no funcionan conmigo.

—Aguafiestas —bufó el pelinegro, aunque segundo después la comisura de sus labios crisparon. HoSeok supo que iba a decir una estupidez—. A sus órdenes, bonito.

No debía seguirle el juego. No debía.

HoSeok contó hasta 10 en su mente, y pensó, aproximadamente, en unas 30 maneras diferentes de asesinar a Kim TaeHyung.

¿Qué? La comandante Moon le ordenó no asesinarlo en el mundo material, en su maravilloso mundo feliz (su mente) todavía podía tener el privilegio de hacerlo.

HoSeok se pellizcó el puente de la nariz y cerró sus ojos, haciendo su mejor esfuerzo para contener su mierda y ser profesional.

Maldita sea, esto iba a ser un desastre.

Perfectly wrong <VHope>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora