Toothill, Southampton. Kings Cross, Londres, Marzo de 1900.Alice siempre me ha llamado para reunirnos en su garaje como todas las semanas, pero esta vez no sería allí, me ha llamado el jueves para encontrarnos en Kings Cross.
Ya de por si me pareció raro que no llegara con alguno de nuestros amigos, se veía algo seria y con la mirada perdida me hizo una seña para entrar a la estación, pidió mi identificación y algo de dinero. Vi cómo se acercó hasta una de las taquillas y volvía con dos boletos en la mano, repentinamente me susurró al oído:
—Vamos a tu departamento, hay algo que debo contarte.
Caminamos en silencio hasta mi departamento, ella se derrumbó en mi sofá y, entre lágrimas y
sollozos las palabras fluyeron de su boca como las saladas gotas que se desprendían de sus
brillosos ojos:—Es Charles, él...se fue, se fue y nos dejó una carta a los 2 en mi casa de Southampton—al terminar de hablar volvió a romper en llanto.
—¿Estás segura que quieres ir a la casa de tu papá sabiendo que no la visitas después su muerte?.
—Charles murió y nunca lo vimos más en estos últimos 2 años, siento que si no leemos sus últimos deseos sería una gran falta de respeto..
—Entonces...¿A qué hora sale el tren?.
—A las siete y media de la mañana—dijo levantándose y secando su rostro para retirarse. Te veo en el andén 4 mañana, tu boleto está en la mesa—me dio un abrazo desde la escalera.
Una vez llegada la mañana tenía todas mis cosas empacadas en una valija. Me dirigí rápidamente a la estación y divisé el rostro de Alice al final del andén casi donde se encontraba la locomotora, así que me hice entre la multitud. Entregué mi valija y mi boleto, caminé hasta ella y con un abrazo la saludé. Entramos al primer vagón mientras el guardia realizaba la última llamada de abordaje.
Rápidamente salimos de la estación y el tren tomo una vía que nos dirigiría a Southampton mientras el sol se reflejaba en cada ventana de los vagones, Alice casi hipnotizada miraba a la tan distante bola de fuego que se alzaba en el azulado cielo, lentamente me tomó la mano y se fue quedando dormida.
Para mí fue un viaje como cualquiera, el tren soltaba inmensas nubes de vapor que se elevaban más y más mientras se escuchaba su inconfundible silbato; después de largas horas de viaje entramos en Southampton. Dejé que ella me guiara hasta la vieja casa, tomamos una diligencia que nos dejó en frente de aquella antigua casa de ya 20 años atrás, con su pintura amarilla que se fue desvaneciendo con el paso del tiempo.
Alice sacó de su bolso de mano un pequeño sobre con la llave original y con un lento crujido admiré aquella sala, con muebles cubiertos por sábanas blancas y un gran cuadro cubierto por una lona negra como la noche. Ella recorría cada lugar de la casa mientras yo revisaba cada lugar para encontrar la carta que Alice se esmeraba por leer y que me daba escalofríos pensar en ella, sin embargo, no encontrábamos nada, levantamos todo y perdíamos la esperanza de encontrar la carta, hasta que Alice tomó el cuadro, lo que provoco un sonido fuerte dentro de este, ella corrió a la cocina y mágicamente trajo un pequeño cuchillo y realizó un corte en la parte trasera de la tela del cuadro, de esta cayó la carta que estaba firmada por nuestro viejo amigo Charles dentro de una botella de Caviar.
"Preciados amigos, los únicos que tuve en mi corta vida.
Lamento decirles que no puedocontinuar con mi vida, no porque no quiera, es porque tengo 3 revólveres apuntándome al cuello, mis deudas, la muerte de mi madre y la mafia, la cual me ha estado persiguiendo para cubrir los gastos de mi padre cuando se fue de casa y se relacionó con su mundo.
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Los Murmullos de las Olas. (Leer en casos de Soledad)
Short StoryTodos somos diferentes y la soledad puede serlo por igual, aunque también podría ser hermosa. Gracias a ello rescaté cinco borradores que daba por perdidos y con una pizca de nostalgia evolucionaron para ser algo totalmente diferente. Te invito a e...