「 Entre la luna y tus ojos 」 ⁞ ♡ Rannett ♡ [Pausada/Editando]

Capítulo I

(Arte de @snifflesmp4 en twitter.)

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Bennett se despertó como cualquier otro día, la emoción de salir de aventuras corría por sus venas y empezó a alistarse con rapidez, bajó las escaleras emocionado, se despidió de sus padres y salió corriendo hacia el gremio, en donde aquella amable mujer de voz monótona lo esperaba como siempre.

— ¡Katheryne, buenos días! ¿Qué hay para mi hoy? — Cuestionó muy entusiasmado.

— Ad astra Abyssosque, joven Bennett, aquí tienes. — La chica le dio una hoja con unos cuantos encargos de menor nivel que el normal, solo para procurar que el chico no saliera herido. — Cuando termines no olvides regresar por tu recompensa, que Barbatos te acompañe.

El de cabello cenizo agradeció con una sonrisa gigante y salió corriendo por la puerta principal de Mondstadt camino a cumplir sus encargos, no era nada que no pudiera hacer; matar algunos slimes, ayudar con la entrega de comida en la aldea Aguaclara, cuidar un globo de carga, entre otras, pero mientras leía con detenimiento el pedazo de papel, uno de los puntos especialmente llamó su atención.

"Investigar a la criatura del reino de los lobos"

No era un encargo común, pero Katheryne estaba convencida de que los rumores sobre el supuesto espíritu de aquel bosque eran falsos, y mandar al menor de los aventureros a volar su imaginación no le haría ningún daño.
Además, los lobos del sitio se habían ido desde hace tiempo, quedando únicamente la leyenda y el vago recuerdo de la fauna que en su momento existió.

— ¿...Una criatura en el bosque? ¡Vaya! Parece que Katheryne por fin está confiando en mis habilidades como aventurero. — Guardó la lista con orgullo y se apresuró a terminar el resto de sus encargos, dejando la expedición en el Reino de los Lobos para el gran final. En sus pasos se notaba la emoción, el cabello le volaba con el viento y su sonrisa iba tan plasmada en su rostro que hacía esa carita resaltar deslumbrante.

Llegó a la entrada del llamado reino al atardecer, había ramas y árboles torcidos en la entrada, así que procuró adentrarse con precaución.

— ¿Hola? ¿Criatura del reino de los lobos? — Llamó a la nada con ingenuidad.

Nadie respondió aquel llamado, ni un crujido de hojas, ni un silbido del viento, el sitio estaba en completo silencio. Las horas siguieron su curso, Bennett estaba tan inmerso en su misión que ni siquiera fue marcando el camino que lo llevó hasta los adentros, fue cuando giró desorientado que se dio cuenta de su error. Hizo una mueca decepcionada y lleno de frustración se dejó caer al piso, recargando su cabeza contra una roca, encogiendo sus piernas y abrazándolas decepcionado.

— Debí haberme quedado en casa... — Dijo para si mismo, su frente pasó a estar recargada sobre sus rodillas y estaba seguro de que el estrés creciente en su cuerpo explotaría si no hacía algo para detenerlo pronto.

Decidió al menos cenar algo antes de buscar un mejor refugio, sacó unos cuantos palitos secos de su mochila y armó una pequeña fogata en silencio, no se sentía con el derecho de hablar, se había autocastigado por ser tan irresponsable, y se estaba aplicando la Ley del hielo a sí mismo. Tomó un pedazo de carne provisional que tenía en la mochila y lo atravesó para hacer una brocheta.

La noche calló sobre Teyvat y con ella el frío acogió al menor.

Su cuerpo volvió a sentarse abrazando sus rodillas, esperando a que su cena se terminara de cocer mientras poco a poco sentía que los ojos se le empañaban en lágrimas obstinadas, lágrimas que el no se había permitido regar.