𑁍 ۫ 𝗖𝗛𝝠𝗣𝗧̷̸̷𝗘𝗥 𝗢𝗡̶̷̸̳̚𝗘 𓏔 ݁

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Reino de Golden moon - Actualidad

Por el pasillo de un castillo antiguo pero que se encontraba muy bien decorado se escuchó el eco de unos pasos femeninos, por las ventanas de de este muy bien iluminado pasillo se podría apreciar la luna redonda, la chica soltó un pequeño suspiró mientras saludaba amablemente a los sirvientes que pasaban por ahí.

– ¡Leah! ¡Leah! – Se detuvo al escuchar las pisadas de alguien corriendo en su dirección y se volteó hasta dar con la culpable que detuvo su andar, alzó una de sus cejas al ver a su hermana mayor que se acercaba a ella con una sonrisa de oreja a oreja.

– ¿Que quieres, Stella? – Preguntó con los brazos cruzados mientras veía a su hermana con el rostro serio, algo demasiado común en ella.

– Uy, pero que amargada, hermanita– Negó haciendo una pequeña mueca de inconformidad ante las palabras que había dicho su hermana en tono de burla. – Como sea, ¿adivina quién me invitó a una cita? – Sonrió emocionada mientras daba pequeños salitos.

Soltó un suspiro mientras miraba a su mayor con algo de incredulidad. – No lo sé, tal vez el árbol del bosque – Murmuró de manera sarcástica mientras esperaba la respuesta de la contraria.

Con emoción la femenina contrario tomó el brazo de su hermana menor mientras lo movía de un lado a otro – Kim TaeHyung ! – grito cerca de la oreja de la menor para molestarla logrando su objetivo al ver como la menor la miraba con reproche y una mueca en su rostro.

– Vaya, ¿porque será que no me sorprende? Me pregunto cuándo serán novios, ya han pasado tres años  desde que se conocieron y aún no lo son, a este paso me hago vieja – Recibió un golpe suave en su brazo mientras veía el ceño fruncido de la mayor.

– Claro que te haras vieja, Leah. Pero por no tener un novio.– Negó llevando sus brazos detrás de su espalda. – Si es todo, entonces ya vete, Stella, tengo cosas que hacer.

Siguió con su camino dejando a su hermana hasta atrás quejándose de que la había dejado sola en el pasillo, Stella Castelli su hermana mayor, lo contrario a Leah, extrovertida, aventurera, alegré y demasiado ruidosa, hija de su madre y su primer esposo, aunque por desgracia el padre de Stella había muerto unos meses después de que ella nació, por accidente su madre conoció al rey el cuál se enamoró de inmediato de está, haciendo que este comience a cotejarla, aunque le costó un poco y a los pocos meses se casaron, a pesar de que Stella no era hija del rey, este la trataba como si fuera su hija y le dio su apellido.

Llegó a una habitación que tenía puertas de madera oscura, abrió la puerta entrando en la habitación cerrando detrás de ella sin hacer tanto ruido, miró con detalle la habitación sonriendo con los labios cerrado viendo el hermoso paisaje que tenía delante de sus ojos, rosas de diferentes colores rodeando a un árbol dónde su madera parecía brillar como si fuera oro debido a la luz de la luna y flores blancas de encontraban en algunas de sus ramas, por su mente pasaba la historia de como había sido creado su reino y el porque era diferente, contada por su ahora difunta madre Inés Castelli, suspiro mientras se apoyaba en la puerta y observa durante unos largos minutos el árbol para después salir y caminar rumbo a su habitación para así poder dormir ya que mañana posiblemente sería un día largo.

Tal como ella lo predicó, el día parecía ser largo debió a que esta se encontraba ayudando a su hermana para su cita con su enamorado, al parecer al caer el sol estos se encontrarían en el jardín trasero del castillo, debían apurarse por que a las cinco de la tarde el sol comenzaba a ocultarse, unos toques de escucharon en la puerta haciendo que deje de peinar el cabello de su hermana.

– Adelanté – Habló algo fuerte para que la escuchara la persona detrás de la puerta, estas se abrieron dando paso a una de las sirvientas la cual hizo una pequeña inclinación antes de hablar.

– Lamentó molestar, sin embargo, el rey pidió la presencia de la princesa Leah en su despacho – La mayor miró a su hermana con el ceño fruncido algo confundida, la menor se encogió de hombros ante la mirada de esta dando a saber que tampoco sabía el porqué del repentino llamando de su padres.

– Ahora voy, puedes ayudar a mi hermana a terminar de arreglar se, por favor. – Extendío el peine a la sirvienta la cual asintió tomando el peine para terminar de peinar a la femenina que estaba sentaba enfrente de un tocador.

Leah salió con rapidez de la habitación caminando al despacho de su padre, una vez que llegó a este toco la puerta tres veces, recibió un pase por parte de su padre, abrió la puerta y entró cerrando con delicadeza la puerta.

– Toma asiento, Leah. – Habló su padre antes de que la pelirubia pudiera decir algo, hizo lo que su padre había dicho tomando asiento delante de él. – Seguramente te preguntarás por qué estas aquí, ¿no es así? –

La chica asintió con sus manos en su regazo jugando entre sí. – La razón Leah es porqué como sabes próximamente tomarás en trono, pero sabes que debes estar casada, sin embargo la Corte y yo hemos decidido, ponerte a prueba para saber si de verdad eres digna del trono. –

Frunció en ceño al escuchar lo último que su padre había dicho, alzó su mirada haciendo que sus ojos azules verdosos chocarán ante los ojos de su padre. – Lo sé, se que te molesta pero es necesario para saber si eres digna para reinar, así que como dije tendrás una prueba, pero esta no será aquí. –

– ¿Y dónde entonces? – Su padre soltó un suspiro antes de hablar – En el reinó de los humanos – La menor se exaltó gritando un qué, mientras se levantaba de golpe.

– ¿Acaso te has vuelto loco? De ninguna manera pisare el reino de los humanos, no, no, no, primero muerta. – Hablo caminado de un lado a otro mientras la mirada cansada de su padre la seguía de un lado a otro. – Leah escucha, es la única manera de que puedas tomar el trono, sin casarte. La prueba es fácil solo tienes que encontrar a la familia Kwan y acabar con ellos, para eso te enviaré con algunos escoltas, se que la idea te desagrada, pero es la única manera, hija.–

La menor cerró los apretando los puños mientras un suspiro salía de sus labios – Lo pensaré, si es todo me retiro. – Abrió la puerta sin escuchar más de lo que su padre tenía que decir para ir a su cuarto y encerrarse en este, se tiro en su cama mirando hacia el techo mientras pensaba en las palabras de su padre y sintiendo un sabor amargo en su boca al recordar la muerte de su difunta madre, sus manos se hicieron puños con algo de rabia mientras sentía como esta comenzaba a enfriarse, abrió las manos dejando ver como una pequeña escarcha cubría sus manos las cuales limpió. – ¿Debería ir mamá? – Mumuro sacando de su cuello una cadena de oro con un dije de un pequeño trigre que su madre le había obsequiado cuando cumplió su primer año.

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⏰ Última actualización: Jan 16, 2022 ⏰

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