Año Nuevo

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El quinto suspiro salía de su boca con un deje exasperante. Hollow miraba su bebida con aire ausente mientras la música del piano sonaba en la gran sala, dando ambiente a la fiesta de año nuevo. No le extrañaba que ella tardaste en llegar. Era un ambiente pomposo. Demasiado elegante para el gusto de ella. Y conociendo el estatus de su propio padre, hasta irrisorio en el ámbito social. Quien venga a este tipo de fiesta no era para pasarlo bien; el estatus social estaba en juego.

Nunca pensó que volvería a la época renacentista. Con ese pensamiento, otro suspiro salió de su boca.

Golpeó la mesa con la punta de sus dedos durante un rato. Observando alrededor con el interés cualitativo de un niño en una iglesia.

Las lámparas iluminaban toda la gran sala con un brillo chillón, pero que ayudaba bastante a cubrir cada parte del gran sitio donde se encontraban. Las mesas, redondas con mantas de color blanco ayudaban a dar ese toque elegante y sofisticado al evento, mientras que las copas con bebidas, ya sean alcoholizadas o meramente endulzantes, otorgaban cierta caracterización y personalidad a cada una de ellas.

Las sillas no se quedaban atrás, pues eran de color plateado fino y cubiertas por más tela blanca en algunas partes del cojín. Ciertamente, su padre tenía un problema grave con el color blanco.

Y hablando de él...

Lo miro a la distancia platicando con los invitados. Las sonrisas de estos eran marcadas con las palabras pegadas en la frente. "Interés hipócrita" tendrían señaladas ahí mismo. Pero su progenitor entendía el juego. Se desenvolvía bien en él y comprendía como manejar las situaciones como esas. Él también lo hacía, pero le hastiaba. "Un día tendrás que lidiar con eso también, hijo. Ve acostumbrándote. Y no lo veas con molestia, sino como una forma de aprovechar y codearte con los demás. La confianza y el buen manejo de las palabras lo son todo a veces." Recordó alguna vez lo que dijo. Pero aun así no le encontraba el gusto ni en lo más mínimo.

Miró el reloj, notando que ya habían pasado cuarenta y cinco minutos.

Recargó su codo en la mesa y bufo frustrado. Esto sería más divertido con ella al lado.

Sonrió cuando los recuerdos empezaron a nublarle los ojos y a bañarle la mirada con un brillo especial.

Cínica, directa y severa serían los adjetivos que definirían a la perfección a aquella mujer. No siendo de cuna alta, pero sí de buen renombre, le hacía sentir perdido ante sus acciones. Era como ver una tormenta que azotaba con furia y solo pasando por toda esa capa de caos y ventisca es cuando uno podría ver aquella faceta que no mostraba ante nadie. O ante quienes no confiaba.

Una mano se posó en su hombro haciéndole voltear el rostro. Su hermana le miraba condescendiente.

-¿Estas bien? – él asintió sereno. Se irguió y bebió de la copa de vino.

-Solo la espero. – dijo tranquilo. Ella negó con la cabeza.

-No me engañas, Hollow. – le tanteó su lomo sentándose al lado de él. – Estás más ansioso que adolescente en su primer baile. – agarró una copa y empezó a verter vino en ella. Hollow bufó y se cruzó de brazos. En cierto modo, le incomodaba que fuese descubierto. Casi siempre nadie notaba realmente como se sentía. Solo su hermana y hermano lograban ver más allá de la máscara autoimpuesta trabajada tanto por él como por su padre.

-Me atrapaste. - ¿qué más iba a decir?

-Ella vendrá. – bebió del líquido oscuro. Una mueca de disgusto se formó en su expresión y negó con la cabeza dejando la copa en la mesa. – No sé cómo es que Quirrel le haya gusto a esto. Es desagradable.

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