Satánica (Ghostface)

Capitulo I

Era una tarde de otoño, las hojas anaranjadas y marrones llenaban las calles, la temperatura era friolenta, las personas vestían jerséis y sudaderas para el temporal, los adolescentes iban camino al instituto otros iban en coches de marca y los adultos a sus trabajos, Khalida se encontraba entre esos adolescentes, que se preocupaban mas por su imagen que por sus notas, porque sabían que "papi" les conseguiría un buen puesto de trabajo sin el mínimo esfuerzo, cuando los adolescentes llegaron al instituto la gran mayoría posaba sus miradas en Khalida, ya que vestía con ropajes anchos y negros que no combinaban con la asthetic de la gente, se oían susurros y murmullos de la gente, ella solo caminaba con sus auriculares puestos escuchando, Marina and the diamonds, esta distraída se choco con un chico de su clase, el típico rubio de ojos azules llamado chad.

-Mira por donde vas niñata- ella solo le miró unos segundos analizando-le.- ¿Que tanto miras?- este se acerco de manera amenazante y su pareja se acerco a observar como su chico iba a darle una lección.

Ella solo se aparto de allí ignorando la situación, pero Chad la agarro del pelo y la empujo hacia las taquillas, provocando que  Khalida chocara su cara por una fracción de segundo en las puertas metálicas, provocando que su labio se partiera un poco.

-Cariño.- habló por fin la rubia. Esta le aparto de ella y agarró el mentón de Khalida .- ya me encarare yo de ella.- comentó esbozando una sonrisa.

El timbre sonó y todos los alumnos fueron a clases ignorando lo sucedido dejándola ahí en silencio, pero cuando ya no había nadie Khalida  sonrió, había encontrado a esa persona para cumplir con su trato, con el pulgar limpio la sangre que aun tenia en el labio y lo lamió, esta camino hacia la taquilla del chad e hizo un dibujo con su propia sangre, a lo lejos llegando corriendo porque era tarde, apareció Bastian un chico de tez pálida y ojos oscuros, bastante alto, delgado de pelo castaño viendo como Khalida hacia ese dibujo y se fue a la enfermería, sabia que esa chica no asistiría a clases al menos en las primeras horas de la mañana, el joven se acerco a la taquilla viendo lo que había dibujado, pero no había nada.

-Que raro...juraba que había hecho algo aquí- caminó a clase, tocó la puerta y el maestro le dejó entrar.- Lamento haber llegado tarde, profesor.- el mencionado solo le indicó que se sentase en su sitió, al lado de Athan; un chico de tez blanca, ojos marrones, cabello teñido de rubio y complexión delgada.

-Tio, tienes que madrugar más- comentó el rubio hacia el moreno.

-Lo se.- esté saco su libreta y tomó apuntes de las clases.

Pasada la primera hora, los adinerados colocaron un cubo de agua fría en la puerta que dejaron medio abierta, Athan y Bastian solo observaban, cuando Khalida entró y el cubo cayó sobre ella, mojando toda su ropa, la gran mayoría de alumnos comenzó a reír por lo sucedido menos los dos chicos de atrás, mientras Khalida se quitó el cubo de su cabeza y Bastian por un segundo creyó ver algo extraño en los ojos de la chica.

-Athan, los ojos de Khalida de que color son?- este le preguntó a su amigo quien ignoraba la situación.

-Marrones. ¿Por qué? Te gusta la marginada.- pregunto de manera graciosa sin apartar la vista de su libreta.

-No gilipollas, al mirarse-los los he visto de color naranja por un segundo.- habló el de cabello moreno mirando a su compañero.

-¿Quieres que le hagamos una visita?- preguntó susurrando a su amigo.

Mientras Khalida sin decir nada aguantando las ganas de hacer que se coman aquel objeto de plástico trozo a trozo, se sentó atrás con el dúo de amigos ignorándolos  como siempre, las primeras horas de clases transcurrieron de forma normal, Khalida siendo maltratada por sus compañeros de clase y ningún profesor decía nada porque los padres de esos alumnos donaban a la escuela y con eso los mantenían callados, llegada la hora del recreo todos se fueron menos Khalida que prefiero quedarse en el aula, pues sabia lo que ocurriría al salir de la "zona segura" en la soledad saco su teléfono mirando cuantos días faltaban para el  DÍA, suspiro de manera pesada, sabia a quien utilizar para ese día y el método que utilizaría.