Capítulo 2

15 3 0
                                    

Desde ese día Lalisa Manoban y yo nos volvimos uña y mugre, si yo iba a algún lado Lisa venía conmigo y viceversa.

Aprendí demasiado de ella en los tres meses que estuvimos juntas.

Por alguna razón desarrollamos una relación de confianza inquebrantable en muy poco tiempo.

Le conté mis secretos y ella me contó los suyos.

Así fue como caí por Lisa, me enamoré de cada pequeña parte de su ser rodeado de una aura llena de poder.

Tres meses en los que Lalisa nunca me demostraba más que un simple aprecio.

Mientras yo me enamoraba más por Lisa ella solo veía en mi alguien con quien hablar mientras estaba dentro de la cárcel.

En realidad, no era yo la única con la que hablaba en confianza, había una reclusa, se llamaba Rosé y era "amiga" de Lisa, su relación era complicada por lo poco que las vi interactuar.

Rosé solo se acercaba a Lisa en situaciones estrictamente necesarias, pero podía ver que Lisa confiaba en ella por su lenguaje corporal y no pude evitar sentir celos.

Celos que tuve que reprimir porque me encontraba en una situación donde mis sentimientos no eran correspondidos.

Lisa me había contando que estaba en la cárcel por la misma razón que yo.

Al parecer ambas somos muy parecidas, ambas pensamos en escondernos en plena vista.

La organización de Lisa no tenía nombre, pero les conocían como "Kurage" que significaba "Medusa" en japonés.

Recuerdo la vez que le pregunté el porqué les decían así.

Ambas estábamos en el patio acostadas mirando el cielo, las demás reclusas estaban jugando lo que Lisa le llamaba "Fútbol carcelero" no había un balón así que robaban materiales de los talleres y crearon la suya propia.

Ambas reímos al ver como la "pelota" era tan ligera que el mismo viento la movía por si sola.

- Mira, Lisa - dije señalando con mi dedo una nube - Tiene forma de medusa.

Lisa miró cubriendo con su otra mano su vista del sol.

- No tiene forma de medusa, parece una albóndiga - rió brevemente y cuando su risa cesó volvió a hablar - En japonés "Medusa" se dice "クラゲ", pero así también se le conoce a mi organización.

Traté de repetir la palabra varias veces hasta que Lisa volvió a pronunciarlo más lento.

Kurage.

- ¿Por qué les dicen así? - pregunté ahora ya no mirando al cielo sino mirándola a ella.

- Cuando la marea está alta es difícil que veas a las medusas en el mar, pero el que no las veas no significa que no estén ahí - explicó mirando un punto fijo en el cielo - solo necesitas meter un pie en el mar y las medusas enredaran sus tentáculos en él.

La seguí mirando confundida pero me límite a no hacer preguntas.

No entendí el porqué les decían así, hasta el día en el que Lisa se fue.

Dos meses antes de que me liberaran Lalisa desapareció, me levanté y no había rastro de ella y nadie parecía decir nada al respecto.

Las reclusas que antes suspiraba por Lalisa ahora no parecían tener el mínimo interés en su repentina desaparición.

Habíamos pasado tres meses juntas y ni siquiera se despidió.

Fui a buscar a Rosé por si ella sabía algo pero la rubia tampoco estaba.

Lalisa había escapado y había llevado a Rosé con ella.

Nunca en mi vida me sentí tan vacía, ni mi propio pasado logró afectarme tanto como el abandono de la única persona en la que había confiando en los últimos 8 años de mi vida.

La misma tarde en la que Lisa se fue la cárcel recibió regalos, entre todos ellos venía un balón de cada deporte posible.

Era obvio de quién eran los regalos.

¿Eso era todo? ¿Me había dejado y se atrevía a enviar regalos para todos como si fuera el jodido Santa Claus?

Una reclusa pelirroja había entrado a mi celda, la vi y lo primero que pensé era que por fin las reclusas desquitarian su enojo conmigo por haber sido la favorita de Lisa.

Y la pelinegra ya no estaba para detenerlas.

Pero a diferencia de eso, la pelirroja se acercó a mí y me dio una caja rectangular pequeña y sin mas salió de mi celda.

Ansiosa la abrí encontrándome un celular dentro.

El destello de esperanza llegó a mí y el pensamiento de que Lisa no me había abandonado del todo se instaló en mi mente.

Cheque el celular y lo primero que hice fue buscar un numero en los contactos pero no había nada. El celular era completamente nuevo.

Traté de probar si tenía datos y marqué algún número que me sabía de memoria colgando después de que el tono sonara una sola vez.

Inmediatamente fui al navegador tecleando su nombre rápidamente y volviendo a chocar con pared.

En Internet no había resultados en la búsqueda de "Lalisa Manoban"

No había ni un solo rastro de alguna organización narcotrafica  en Asia con el nombre de Kurage.

¿Me había mentido?

El miedo llegó a mí. ¿Qué pasa si Lalisa me delata?

Le conté demasiadas cosas. Cada uno de mis traumas, desde mi primer asesinato hasta el último habían sido confiados a ella.

Luché contra el ataque de pánico que trataba de tomar control de mí.

Minutos después me encontraba en la oficina del director de la prisión.

Agradecía todo el poder que Lalisa me había dado mientras su estancia aquí.

Busqué en los expedientes de cada una de las reos, eramos una prisión pequeña así que la cantidad no pasaba de 150 lo cual me facilitó enormemente el trabajo.

Pero ninguno de esos expedientes pertenecía a Lalisa Manoban.

No había ninguna prueba de que Lisa había estado aquí.

De repente todo empezó a encajar en mi mente.

Recordé la conversación de las medusas y mi obsesión con Lisa creció cuando me di cuenta lo que quiso decir aquella vez.

La policía no sabía de la existencia de la organización de Lisa.

No sabía ni siquiera de la existencia de la propia Lisa.

Entre tantas redes de narcotrafico Lalisa se las había arreglado para camuflajearse como medusa en la marea, la policía sólo podía ver el daño que causaban pero no sabía de donde provenían y lógicamente le echaban la culpa a otra organización ignorando completamente la de Lisa.

El celular vibró en mi mano y lo miré viendo la notificación de un nuevo mensaje enviado desde un número desconocido y privado.

Sentí el escalofrío recorrer mi columna vertebral mientras mi ojos no se despegaban de la brillante pantalla.

"El que no me veas no significa que no esté ahí"

La sensación de sentirme observada llegó a mi y no me abandonaría en los próximos seis meses.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 17, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Illicit loveWhere stories live. Discover now